Desde que se fundó en junio de 2018 el Proyecto Especial Bicentenario de la Presidencia del Consejo de Ministros, se tuvo la posibilidad de elegir entre dos caminos.
El primero, y más evidente para todos, era el de pensar el bicentenario como una gran fiesta que se celebraría el 28 de julio de 2021 por las razones que hace 200 años nos fueron dadas.
El segundo era entender este hito histórico como la gran oportunidad para imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino para hacerlo realidad, a fin de llegar al 2021 seguros de que hay mucho que celebrar y mucho también que reforzar y construir.
A pesar de las dificultades que esto supone, es esta última ruta la que decidimos transitar.
Y es que no podemos ignorar las señales que nos muestran a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación del medio ambiente, en el que las personas se resisten a respetar a aquellos que piensan diferente y en donde uno de cada tres ciudadanos no confía en el otro. Sabemos, por nuestra historia, que un país no se libera si no confronta aquello que lo tiene sometido.
Esa es la gran oportunidad que esta ocasión histórica nos pone en frente, la de entablar la nueva conversación sobre el Perú que queremos ser en nuestro tercer siglo de vida republicana y descubrir que todos deseamos lo mismo, aunque lo digamos de distintas maneras. La consecuencia de esta gran conversación será la construcción de un nosotros que haga de nuestra diversidad el engranaje que nos mantiene unidos.
Imaginar es siempre el inicio de algo grande; así como las obras más ambiciosas están hechas de miles de pequeñas acciones, nuestro país será esa inmensa obra que, con talento y esfuerzo, construimos día a día más de 30 millones de peruanas y peruanos.
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Desde que se fundó en junio de 2018 el Proyecto Especial Bicentenario de la Presidencia del Consejo de Ministros, se tuvo la posibilidad de elegir entre dos caminos.
El primero, y más evidente para todos, era el de pensar el bicentenario como una gran fiesta que se celebraría el 28 de julio de 2021 por las razones que hace 200 años nos fueron dadas.
El segundo era entender este hito histórico como la gran oportunidad para imaginar juntos el país que queremos ser y emprender el camino para hacerlo realidad, a fin de llegar al 2021 seguros de que hay mucho que celebrar y mucho también que reforzar y construir.
A pesar de las dificultades que esto supone, es esta última ruta la que decidimos transitar.
Y es que no podemos ignorar las señales que nos muestran a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación del medio ambiente, en el que las personas se resisten a respetar a aquellos que piensan diferente y en donde uno de cada tres ciudadanos no confía en el otro. Sabemos, por nuestra historia, que un país no se libera si no confronta aquello que lo tiene sometido.
Esa es la gran oportunidad que esta ocasión histórica nos pone en frente, la de entablar la nueva conversación sobre el Perú que queremos ser en nuestro tercer siglo de vida republicana y descubrir que todos deseamos lo mismo, aunque lo digamos de distintas maneras. La consecuencia de esta gran conversación será la construcción de un nosotros que haga de nuestra diversidad el engranaje que nos mantiene unidos.
Imaginar es siempre el inicio de algo grande; así como las obras más ambiciosas están hechas de miles de pequeñas acciones, nuestro país será esa inmensa obra que, con talento y esfuerzo, construimos día a día más de 30 millones de peruanas y peruanos.