Patricia Pernas.- “Ética, Estética y Egoísmo” son las tres “e” por las que se debería regir la conservación y protección de la biodiversidad en el planeta, y, fundamentalmente, en el caso de las especies en peligro de extinción que, según los expertos consultados por Efe, se exponen a distintas amenazas, entre ellas la caza.
Una especie declarada en peligro de extinción es aquella que en un plazo de tiempo corto -entre diez y treinta años- desaparecerá a no ser que se tomen medidas que eviten ese desenlace.
Biólogos gallegos aseguran que los principales enemigos para estos animales son factores provocados por los propios humanos, como la práctica de la actividad cinegética, la utilización de plaguicidas, el fuego, la intensificación agrícola, la introducción de especies foráneas, la reforestación o las alteraciones de su hábitat.
Factores que afectan a la supervivencia de muchas poblaciones en toda Europa.
El águila real, el galápago europeo, el sapo de espuelas o las producciones reproductoras de avefría y de becafina pueden tener los días contados, sobre todo esta última de la que, según datos del año 2009, sólo quedarían en España 34 parejas reproductoras de las cuales en Galicia solo estarían nueve.
Estos animales forman parte de las 200 especies incluidas en el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas que se divide en dos categorías: en peligro de extinción y vulnerables, “una norma de referencia sobre estas especies protegidas que ayuda a evaluar la población teniendo en cuenta las condiciones específicas del territorio gallego”, explica a EFE la directora Xeral de conservación da Natureza, Verónica Tellado.
“A la hora de establecer las medidas de protección”, prosigue Tellado, “se tiene en cuenta la situación de esas especies en el ámbito europeo, internacional, nacional y también el gallego”.
Para ello, desde la Xunta de Galicia abogan, fundamentalmente, por planes de conservación y de recuperación.
Los primeros, están destinados a las especies que, dentro de su delicada situación, corren menos peligro, las vulnerables; y el objetivo es mejorar las condiciones de su hábitat para que su situación no empeore, ya que vive en condiciones adversas y preocupantes que afectan a su supervivencia y, que, de no modificarse, provocarían que pasasen a formar parte del siguiente grupo.
El segundo caso es el de las especies en peligro de extinción y aquí la finalidad es distinta, buscan la recuperación y su reintroducción en el ecosistema.
Sin embargo, organizaciones denuncian que hay otras especies que viven situaciones preocupantes y que no están incluidas en el catálogo, como es el caso de la anguila.
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Patricia Pernas.- “Ética, Estética y Egoísmo” son las tres “e” por las que se debería regir la conservación y protección de la biodiversidad en el planeta, y, fundamentalmente, en el caso de las especies en peligro de extinción que, según los expertos consultados por Efe, se exponen a distintas amenazas, entre ellas la caza.
Una especie declarada en peligro de extinción es aquella que en un plazo de tiempo corto -entre diez y treinta años- desaparecerá a no ser que se tomen medidas que eviten ese desenlace.
Biólogos gallegos aseguran que los principales enemigos para estos animales son factores provocados por los propios humanos, como la práctica de la actividad cinegética, la utilización de plaguicidas, el fuego, la intensificación agrícola, la introducción de especies foráneas, la reforestación o las alteraciones de su hábitat.
Factores que afectan a la supervivencia de muchas poblaciones en toda Europa.
El águila real, el galápago europeo, el sapo de espuelas o las producciones reproductoras de avefría y de becafina pueden tener los días contados, sobre todo esta última de la que, según datos del año 2009, sólo quedarían en España 34 parejas reproductoras de las cuales en Galicia solo estarían nueve.
Estos animales forman parte de las 200 especies incluidas en el Catálogo Gallego de Especies Amenazadas que se divide en dos categorías: en peligro de extinción y vulnerables, “una norma de referencia sobre estas especies protegidas que ayuda a evaluar la población teniendo en cuenta las condiciones específicas del territorio gallego”, explica a EFE la directora Xeral de conservación da Natureza, Verónica Tellado.
“A la hora de establecer las medidas de protección”, prosigue Tellado, “se tiene en cuenta la situación de esas especies en el ámbito europeo, internacional, nacional y también el gallego”.
Para ello, desde la Xunta de Galicia abogan, fundamentalmente, por planes de conservación y de recuperación.
Los primeros, están destinados a las especies que, dentro de su delicada situación, corren menos peligro, las vulnerables; y el objetivo es mejorar las condiciones de su hábitat para que su situación no empeore, ya que vive en condiciones adversas y preocupantes que afectan a su supervivencia y, que, de no modificarse, provocarían que pasasen a formar parte del siguiente grupo.
El segundo caso es el de las especies en peligro de extinción y aquí la finalidad es distinta, buscan la recuperación y su reintroducción en el ecosistema.
Sin embargo, organizaciones denuncian que hay otras especies que viven situaciones preocupantes y que no están incluidas en el catálogo, como es el caso de la anguila.
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