un resumen de la leyenda de la coca, Libro: "leyendas de mi tierra" de antonio diaz villamil. Porfa doy corona ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Cuando los pobres indios acampan en sus noches frías de viaje por el altiplano o la montaña, allí junto a sus cargas y cerca de sus asnos, se acurrucan sobre el duro suelo, forman un estrecho círculo y el más anciano o cariñoso saca su chuspa o su tary de coca y desanudándolo lo deja en el centro, como la mejor ofrenda a disposición de sus compañeros. Cierta vez que yo viajaba por el altiplano, me vi obligado a pasar la noche a la intemperie, junto a uno de esos grupos de indios viajeros. En las montañas los desdichados indios fugitivos, sin hogar, llorando la muerte de sus padres, de sus hijos o de sus hermanos. Los indios indefensos, sin amparo alguno, en vano invocaban a sus dioses, en vano lamentaban su desdicha.
La leyenda de la coca Escritor: Antonio Díaz Villamil #8 El Dios sol dijo: Hijo mío. He oído tu plegaria. ¿Quieres dejar a tus tristes hermanos un lenitivo para sus dolores y un reconfortante para las terribles fatigas que les guarde en su desamparo? Mira en torno tuyo. ¿Ves esas pequeñas plantitas de hojas verdes y ovaladas? La he hecho brotar por ti y para tus hermanos. Ellas realizarán el milagro de adormecer penas y sostener fatigas. Serán el talismán inapreciable para los días amargos. Di a tus hermanos que, sin herir los tallos, arranquen las hojas y, después de secarlas, las mastiquen. El jugo de esas plantas será el mejor narcótico para la inmensa pena de sus almas.
Respuesta:
Cuando los pobres indios acampan en sus noches frías de viaje por el altiplano o la montaña, allí junto a sus cargas y cerca de sus asnos, se acurrucan sobre el duro suelo, forman un estrecho círculo y el más anciano o cariñoso saca su chuspa o su tary de coca y desanudándolo lo deja en el centro, como la mejor ofrenda a disposición de sus compañeros. Cierta vez que yo viajaba por el altiplano, me vi obligado a pasar la noche a la intemperie, junto a uno de esos grupos de indios viajeros. En las montañas los desdichados indios fugitivos, sin hogar, llorando la muerte de sus padres, de sus hijos o de sus hermanos. Los indios indefensos, sin amparo alguno, en vano invocaban a sus dioses, en vano lamentaban su desdicha.
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La leyenda de la coca Escritor: Antonio Díaz Villamil #8 El Dios sol dijo: Hijo mío. He oído tu plegaria. ¿Quieres dejar a tus tristes hermanos un lenitivo para sus dolores y un reconfortante para las terribles fatigas que les guarde en su desamparo? Mira en torno tuyo. ¿Ves esas pequeñas plantitas de hojas verdes y ovaladas? La he hecho brotar por ti y para tus hermanos. Ellas realizarán el milagro de adormecer penas y sostener fatigas. Serán el talismán inapreciable para los días amargos. Di a tus hermanos que, sin herir los tallos, arranquen las hojas y, después de secarlas, las mastiquen. El jugo de esas plantas será el mejor narcótico para la inmensa pena de sus almas.