Un resumen de esto porfavor
MERCADOS EN LA EDAD MEDIA II
En las ciudades solía haber mercados permanentes, que se situaban en lugares céntricos como el ayuntamiento o la iglesia, pero también en las afueras si crecía mucho el número de puestos. Como el tiempo no siempre acompañaba, pronto los
gobernantes comenzaron a crear recintos techados para resguardar los puestos.
Primero los construyeron con madera, pero después de piedra, como fue el caso de Les Halles de París o The Stocks en Londres.
Estos mercados combinaban puestos fijos y otros temporales y eran un lugar de encuentro y circulación de noticias para la ciudad. Dentro de ellos había incluso puestos de “comida rápida” como guisos, dulces o carnes cocinadas, pero también tabernas y lugares donde los comerciantes podían dormir si así lo querían.
Como los mercados eran los lugares de reunión más comunes en aquellos años (aparte de las iglesias) era muy común que los actores, músicos y titiriteros eligieran sus alrededores para instalar sus carromatos y para deleitar a la audiencia con sus representaciones. Era una buena oportunidad para reunir a muchos espectadores y ya tenían a mano su dinero para pagar por el espectáculo.
no podemos dejar de mencionar las grandes ferias que se celebraban periódicamente en las ciudades. En París en el siglo XIII existían tres: la de Champeaux, la de Saint Germain y la de Lendit, que duraba catorce días en junio y era la más famosa de todas. En ellas, el rey obligaba a todos los mercaderes parisinos a participar.
Esto era un negocio redondo porque, para participar en la feria, tenían que pagar una cantidad para ocupar ese espacio. Además, debían pagar al rey su parte de impuestos y, además, si venías de fuera, era posible que tuvieras que pagar algunas monedas extra para poder entrar en la ciudad.
Normas en los mercados medievales
tenía las suyas, que solían ser entre 40 y 70. Una muy común era que cada comerciante era responsable de mantener limpia el área frente a su puesto, o que no se podían dejar tener caballos atados en el mercado (sueltos tampoco, pero a nadie se le ocurría dejar un caballo suelto).
La picaresca era bastante común en esta época pese a las normas, y los comerciantes podían mojar sus existencias de pimienta para que pesaran más, a la par que conseguían que se pudriera con más rapidez. Hay registros de panaderos que cocinaban sus panes con piedras dentro para llegar al peso legal, ya que el precio solía estar dictado por el gobierno. Y también era bastante común recibir quejas porque la carne vendida está podrida, porque el vino que venden ya se ha avinagrado o porque el pan está mohoso.
Si pillaban a un comerciante en una de estas malas prácticas (y no le caía especialmente bien a las autoridades) lo normal es que acabara en la picota, donde los asistentes al mercado podían tirarle barro, basura o comida podrida. Las autoridades prohibían expresamente que les lanzaran piedras u objetos punzantes.
Respuesta:
En las ciudades solía haber mercados permanentes, que se situaban en lugares céntricos como el ayuntamiento o la iglesia, pero también en las afueras si crecía mucho el número de puestos. Como el tiempo no siempre acompañaba, pronto los gobernantes comenzaron a crear recintos techados para resguardar los puestos. Estos mercados combinaban puestos fijos y otros temporales y eran un lugar de encuentro y circulación de noticias para la ciudad. Dentro de ellos había incluso puestos de «comida rápida» como guisos, dulces o carnes cocinadas, pero también tabernas y lugares donde los comerciantes podían dormir si así lo querían.
Como los mercados eran los lugares de reunión más comunes en aquellos años era muy común que los actores, músicos y titiriteros eligieran sus alrededores para instalar sus carromatos y para deleitar a la audiencia con sus representaciones. Normas en los mercados medievales tenía las suyas, que solían ser entre 40 y 70. Una muy común era que cada comerciante era responsable de mantener limpia el área frente a su puesto, o que no se podían dejar tener caballos atados en el mercado . La picaresca era bastante común en esta época pese a las normas, y los comerciantes podían mojar sus existencias de pimienta para que pesaran más, a la par que conseguían que se pudriera con más rapidez.
Y también era bastante común recibir quejas porque la carne vendida está podrida, porque el vino que venden ya se ha avinagrado o porque el pan está mohoso.