Respuesta:Hay una hora de la noche en que están despiertos los poderes del mal.
A esa hora, los martes, los monstruos se reúnen para hablar de sus cosas. Al final, alguno de ellos cuenta una historia de hombres.
El martes pasado le tocó a Lucy Mortaja, una monstrua cursi, loca por las historias de pasión.
Lucy, lánguidamente acodada sobre un gato negro, que no era sino el demonio disfrazado, se puso a contar la historia. La adornó con ademanes, suspiros, gestos de actriz berreta y comentarios inútiles.
Los monstruos la escucharon embobados, sin perder detalle.
Yo —si me permiten los lectores— voy a resumir la historia. No soporto la manera relamida como Lucy la cuenta.
Lo que pasó fue sencillamente ésto:
Resulta que una momia se enamoró de un hombre enyesado.
¡Deliraba por él!
El pobre había sufrido diecinueve fracturas en un accidente de moto-cross y no le quedaba un centímetro de piel sin vendar. Apenas se le veían los ojos y era lo único que podía mover.
Respuesta:Hay una hora de la noche en que están despiertos los poderes del mal.
A esa hora, los martes, los monstruos se reúnen para hablar de sus cosas. Al final, alguno de ellos cuenta una historia de hombres.
El martes pasado le tocó a Lucy Mortaja, una monstrua cursi, loca por las historias de pasión.
Lucy, lánguidamente acodada sobre un gato negro, que no era sino el demonio disfrazado, se puso a contar la historia. La adornó con ademanes, suspiros, gestos de actriz berreta y comentarios inútiles.
Los monstruos la escucharon embobados, sin perder detalle.
Yo —si me permiten los lectores— voy a resumir la historia. No soporto la manera relamida como Lucy la cuenta.
Lo que pasó fue sencillamente ésto:
Resulta que una momia se enamoró de un hombre enyesado.
¡Deliraba por él!
El pobre había sufrido diecinueve fracturas en un accidente de moto-cross y no le quedaba un centímetro de piel sin vendar. Apenas se le veían los ojos y era lo único que podía mover.
Explicación paso a paso: