ARCELLI
El hoy llamado "capitalismo de amigos" es moneda corriente en la economía mundial, aunque en países como el nuestro no siempre sirva para la acumulación genuina de capital (y menos de amistad). Sus orígenes en la Argentina están registrados —como el de tantas otras adaptaciones vernáculas al llamado Primer Mundo— en el lado B de la historia.
El hecho transcurre en 1953. Charles Erwin Wilson, por entonces el número uno de la General Motors, es designado Secretario de Defensa por el flamante presidente norteamericano, Dwight Eisenhower.
El nombramiento no pasó desapercibido. Wilson debió comparecer ante el Senate Armed Services Committee, donde se le preguntó sobre la compatibilidad entre ambos cargos. “Durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors y viceversa", contestó.
Los años y las turbulencias financieras se encargaron de confirmar los dichos del funcionario polirrubro; aunque no siempre en un mismo sentido, ya que todo lo malo de GM lo ha sido, también, para el pueblo de los Estados Unidos
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jacuro09Según los aztecas, en los alrededores de Tula, vivía Quetzalcoatl, dios bueno y sabio que había traído consigo las semillas del cacahualcahuitl, para que los hombres contaran con un manjar que los mismos hijos del sol apreciaban. El magnífico jardín en que florecía el cacahutero servía a Quetzalcoatl para enseñar a sus discípulos la agricultura, astronomía, artes y medicina, esto le dio gran fama y aprecio entre todas las poblaciones. Existía sin embargo un dios del mal, representado por Tezcatlipoca, que envidiando a Quetzalcoatl le dio una bebida embriagante asegurándole que le aliviaría el corazón y lo rejuvenecería. El buen Dios aceptó beberla y por su efecto perdió la conciencia, al volver en sí, se sintió profundamente apenado por su proceder, ya que había pecado de vanidad, Quetzalcoatl quemó su casa y enterró todas sus pertenencias destruyendo así parte de su obra e inició una marcha hacia el horizonte, llegando hasta el mar donde se hundió en las profundidades, creando así el día y la noche, su recuerdo se vio fortalecido por el gran regalo que dio a su pueblo "el cacao".
El hecho transcurre en 1953. Charles Erwin Wilson, por entonces el número uno de la General Motors, es designado Secretario de Defensa por el flamante presidente norteamericano, Dwight Eisenhower.
El nombramiento no pasó desapercibido. Wilson debió comparecer ante el Senate Armed Services Committee, donde se le preguntó sobre la compatibilidad entre ambos cargos. “Durante años pensé que lo que era bueno para el país era bueno para General Motors y viceversa", contestó.
Los años y las turbulencias financieras se encargaron de confirmar los dichos del funcionario polirrubro; aunque no siempre en un mismo sentido, ya que todo lo malo de GM lo ha sido, también, para el pueblo de los Estados Unidos