Perdí mi juventud en los burdeles pero no te he perdido ni un instante, mi bestia, máquina del placer, mi pobre novia reventada en el baile.
Me acostaba contigo, mordía tus pezones furibundo, me ahogaba en tu perfume cada noche, y al alba te miraba dormida en la marea de la alcoba, dura como una roca en la tormenta.
Pasábamos por ti como las olas todos los que te amábamos. Dormíamos con tu cuerpo sagrado. Salíamos de ti paridos nuevamente por el placer, al mundo.
Perdí mi juventud en los burdeles, pero daría mi alma por besarte a la luz de los espejos de aquel salón, sepulcro de la carne, el cigarro y el vino.
Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.
Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.
Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.
Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.