Oh, Santa Bertilla, vos, sois la hija del Dios de la vida y su amada santa, nacida feliz, en familia cristiana e ilustre y, que, desde pequeña, deseos sentisteis de renunciar al mundo material y dedicaros a la vida religiosa, deseo que se os cumplió, cuando vuestros padres, os llevaron al monasterio de Jouarre, donde acogida fuisteis con tamaña alegría. Vos, os formasteis bajo estrictas prácticas de perfección monástica, la gentileza combinando con el rigor, la piedad con la justicia, la humildad con el coraje, la prudencia con la sencillez. Por vuestra caridad y voluntad de servicio, con obediencia y humildad asumisteis los cargos, que, os dieron. Y, con ello, nos enseñasteis, el valor encontrar honor de servir a los demás, pues, lo hicisteis con varias reinas y damas de vuestro tiempo; oh, Santa Bertilla, “servicio y luz”.
Oh, Santa Bertilla, vos, sois la hija
del Dios de la vida y su amada santa,
nacida feliz, en familia cristiana e
ilustre y, que, desde pequeña, deseos
sentisteis de renunciar al mundo
material y dedicaros a la vida religiosa,
deseo que se os cumplió, cuando
vuestros padres, os llevaron al monasterio
de Jouarre, donde acogida fuisteis
con tamaña alegría. Vos, os formasteis
bajo estrictas prácticas de perfección
monástica, la gentileza combinando
con el rigor, la piedad con la justicia,
la humildad con el coraje, la prudencia
con la sencillez. Por vuestra caridad
y voluntad de servicio, con obediencia
y humildad asumisteis los cargos, que,
os dieron. Y, con ello, nos enseñasteis,
el valor encontrar honor de servir a
los demás, pues, lo hicisteis con varias
reinas y damas de vuestro tiempo;
oh, Santa Bertilla, “servicio y luz”.