“Un árbol tan alto, tan alto que su copa traspasaba las nubes y tocaba el cielo, y tan grueso, tan grueso, que cincuenta hombres no eran capaces de abrazarlo y empezaron a empujarlo y lo empujaron con tanta fuerza, que cuando el árbol cayó la tierra se estremeció y de las entrañas del árbol brotó agua y fue así como nacieron los ríos Catatumbo y de Oro, los mares y los océanos y sus aguas ahogaron a muchos hombres del color de la ceniza, los que no pudieron traspasar esas aguas para traer más odio, ambición y guerra, tuvieron que pedirle perdón al indígena barí quien fue muchas madrugadas al río Catatumbo a lavar su corazón del odio y del rencor, para poder perdonar al hombre del color de la ceniza. Por eso los indígenas nos miran sin odio y sin rencor pero si con desconfianza.” Tradición oral: Fabio Monrroy
El espanto del pueblo
Leyenda.
Por el año de 1800 recién fundado el pueblo de Chitagá, no había párroco. El padre que administraba las parroquias de Cácota y Chitagá, acostumbraba rezar el rosario en forma solemne y piadosa, la gente del pueblo dejó de asistir al rosario porque se les aparecía un espanto.
Para solucionar el problema el padre invitó a unas personas para ir al pie de la montaña llevando una capa negra y el Santo Cristo bendito, rezando hasta llegar allí. Una vez llegados al lugar indicado, el padre ordenó a todos que miraran par atrás y pronunció estas palabras "Alma perdida, te condeno a ahuyentarte del pueblo y dejar la gente en paz, por cuarenta años, hacia las montañas del Quemado... Donde no haya latido de perro y cantar de gallo, ni llanto de niño".
Respuesta:
El árbol de la vida
“Un árbol tan alto, tan alto que su copa traspasaba las nubes y tocaba el cielo, y tan grueso, tan grueso, que cincuenta hombres no eran capaces de abrazarlo y empezaron a empujarlo y lo empujaron con tanta fuerza, que cuando el árbol cayó la tierra se estremeció y de las entrañas del árbol brotó agua y fue así como nacieron los ríos Catatumbo y de Oro, los mares y los océanos y sus aguas ahogaron a muchos hombres del color de la ceniza, los que no pudieron traspasar esas aguas para traer más odio, ambición y guerra, tuvieron que pedirle perdón al indígena barí quien fue muchas madrugadas al río Catatumbo a lavar su corazón del odio y del rencor, para poder perdonar al hombre del color de la ceniza. Por eso los indígenas nos miran sin odio y sin rencor pero si con desconfianza.” Tradición oral: Fabio Monrroy
El espanto del pueblo
Leyenda.
Por el año de 1800 recién fundado el pueblo de Chitagá, no había párroco. El padre que administraba las parroquias de Cácota y Chitagá, acostumbraba rezar el rosario en forma solemne y piadosa, la gente del pueblo dejó de asistir al rosario porque se les aparecía un espanto.
Para solucionar el problema el padre invitó a unas personas para ir al pie de la montaña llevando una capa negra y el Santo Cristo bendito, rezando hasta llegar allí. Una vez llegados al lugar indicado, el padre ordenó a todos que miraran par atrás y pronunció estas palabras "Alma perdida, te condeno a ahuyentarte del pueblo y dejar la gente en paz, por cuarenta años, hacia las montañas del Quemado... Donde no haya latido de perro y cantar de gallo, ni llanto de niño".
Tradición oral: Ildefonso Solano Villamizar
explicacion: espero que te sirva