mona234
Se llama Cerro del Muerto, porque según los primeros navegantes de mar afuera, se ve como un muerto acostado. Antiguamente se consideraba ¨pesado¨porque a las 12 de la noche se escuchaba a una banda de música que producía sorpresa.
Aseguran los antiguos que allí existió un encanto, por los rumores que se oían en la noche. Se cree que allí se acostumbraba a enterrar a los muertos con todas sus prendas en vasijas de barro.
Dicen que existían unos pozos de agua dulce en el sitio. Gente que escuchaba bandas de músicos y salían asustados. A los chicos que acostumbraban a salir por ahí, se les presentaba una luz en forma de relámpago que seguía a la persona y luego se desaparecía, la persona que veía la luz, s ele erizaba la piel y la cabeza ase le hacía grande.
En otra ocasión, en invierno, se presentó un burro grande, cuyos ojos brillaban en la noche, la gente que lo montaba se perdia, los moradores temerosos, ya no querían salir de sus hogares.
A las doce de la noche se sentía un murmullo, eran las ánimas que salían a la iglesia para rezar y luego regresaban al cementerio, se sentía que eran bastantes. Las personas que lo escuchaban, se asomaban y no veían nada.
El 4 de febrero de 1797, un terremoto destruyó gran parte de la zona central del Ecuador. Se cuenta que antes del desastre se produjeron hechos misteriosos, como el que les contamos a continuación.
En la plaza central de la villa de Riobamba se levantaba la escultura de un niño tejedor (agualongo en quichua). Se dice que un día antes del pavoroso terremoto, hacía un insoportable calor, y muchos se concentraron en la plaza para descansar. En esos momentos miraron asombrados cómo la escultura de piedra giraba sobre su propio eje.
Los testigos regresaron a sus casas profundamente contrariados, sin imaginar que al día siguiente Riobamba desaparecería y que por eso, el Agualongo quiso verla por última vez.
Aseguran los antiguos que allí existió un encanto, por los rumores que se oían en la noche. Se cree que allí se acostumbraba a enterrar a los muertos con todas sus prendas en vasijas de barro.
Dicen que existían unos pozos de agua dulce en el sitio. Gente que escuchaba bandas de músicos y salían asustados. A los chicos que acostumbraban a salir por ahí, se les presentaba una luz en forma de relámpago que seguía a la persona y luego se desaparecía, la persona que veía la luz, s ele erizaba la piel y la cabeza ase le hacía grande.
En otra ocasión, en invierno, se presentó un burro grande, cuyos ojos brillaban en la noche, la gente que lo montaba se perdia, los moradores temerosos, ya no querían salir de sus hogares.
A las doce de la noche se sentía un murmullo, eran las ánimas que salían a la iglesia para rezar y luego regresaban al cementerio, se sentía que eran bastantes. Las personas que lo escuchaban, se asomaban y no veían nada.
El 4 de febrero de 1797, un terremoto destruyó gran parte de la zona central del Ecuador. Se cuenta que antes del desastre se produjeron hechos misteriosos, como el que les contamos a continuación.
En la plaza central de la villa de Riobamba se levantaba la escultura de un niño tejedor (agualongo en quichua). Se dice que un día antes del pavoroso terremoto, hacía un insoportable calor, y muchos se concentraron en la plaza para descansar. En esos momentos miraron asombrados cómo la escultura de piedra giraba sobre su propio eje.
Los testigos regresaron a sus casas profundamente contrariados, sin imaginar que al día siguiente Riobamba desaparecería y que por eso, el Agualongo quiso verla por última vez.