El destino de Helen Keller era convertirse en una pequeña y despreocupada princesita sureña, pero a los diecinueve meses unas fiebres, probablemente provocadas por la meningitis, la dejaron sorda y ciega y poco después también perdió el habla. ** La acomodada y apacible vida de los Keller se había truncado repentinamente.**
Helen había sido un bebé precoz, dio sus primeros pasos con tan sólo un año y sus padres afirmaban que con siete meses había pronunciado su primera palabra: “agua”. Pero con menos de dos años su contacto con el mundo se frenó virulentamente. La impotencia que sentía sumada a la sobreprotección con la que fue criada provocaba en ella constantes ataques de ira y un sufrimiento insostenible. Toda la familia giraba en torno a ella y su mayor preocupación era qué iba a ser de Helen en su vida adulta. Nadie esperaba que Helen pudiese llevar nunca algo parecido a una vida normal.
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El destino de Helen Keller era convertirse en una pequeña y despreocupada princesita sureña, pero a los diecinueve meses unas fiebres, probablemente provocadas por la meningitis, la dejaron sorda y ciega y poco después también perdió el habla. ** La acomodada y apacible vida de los Keller se había truncado repentinamente.**
Helen había sido un bebé precoz, dio sus primeros pasos con tan sólo un año y sus padres afirmaban que con siete meses había pronunciado su primera palabra: “agua”. Pero con menos de dos años su contacto con el mundo se frenó virulentamente. La impotencia que sentía sumada a la sobreprotección con la que fue criada provocaba en ella constantes ataques de ira y un sufrimiento insostenible. Toda la familia giraba en torno a ella y su mayor preocupación era qué iba a ser de Helen en su vida adulta. Nadie esperaba que Helen pudiese llevar nunca algo parecido a una vida normal.
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