<<La justicia social debe radicar en el restablecimiento del orden de valores, tanto individuales como sociales; en la afirmación de la ineludible necesidad de proporcionar al hombre una situación de bienestar mínimo, por debajo de la cual queda imposibilitado para el cumplimiento de su fin personal>>Una primera reflexión que nos planteamos para el abordaje de este tema, siempre polémico y controversial, es que si todos hablamos de la justicia significa que la conocemos, ¿o cómo sabemos cuándo algo es justo y cuándo no? Pero, ¿qué es la justicia?, ¿la justicia existe? Por tanto, para dilucidar si la justicia existe o no tenemos que intentar definir qué es, considerando de cuántas discusiones ha sido motivo esta palabra. Ni siquiera los grandes filósofos griegos, preocupados por entender y darle un orden al mundo, pudieron llegar a un acuerdo sobre su significado.
p.45-2
La justicia está ausente en la filosofía de Tales de Mileto; Anaximandro parece anunciar una evolución dirigida por la justicia, pero no dice qué entiende por ella; en Parménides la justicia tiene dos aspectos: uno equivalente a la verdad y otro a la necesidad. Heráclito tampoco responde la pregunta; sin embargo, vale la pena rescatar de éste el hecho de atribuirle a la justicia un sentido de valor, Platón –en voz de Sócrates– trata de definir a la justicia en el diálogo que mantiene con Trasímaco en La República, concluyendo que se trata de una virtud que radica en el alma. Aristóteles, en cambio, habla de dos tipos de justicia, la distributiva y la conmutativa.
Ante esta diversidad de significados parece difícil afirmar a qué justicia nos referimos los seres humanos en diferentes momentos de nuestra existencia: ¿qué significa cuando alguien “pide justicia” o se refiere a una situación como injusta?; ¿por qué calificamos situaciones individuales como justas o injustas; o qué tendría que ver la justicia, por ejemplo, en un partido de futbol, con un reclamo social, o con una necesidad personal?
Todos creemos saber qué es la justicia, suponemos conocerla, presumimos reconocer y diferenciar situaciones y actos justos de los injustos y por lo tanto no dudamos de su existencia, aun cuando a veces parecería solo una idea, un ideal, y es que además referirnos a ella implica distinguirla entre un sentido individual y uno social. Por ello resulta difícil articular una única definición de justicia.
En cuanto a la distinción de la justicia como algo individual o social habremos de considerar que el hombre no vive aislado, y ya lo afirmaba Aristóteles al definirlo como un zoon politikon; y, por lo tanto, la justicia como un valor debe, además de mantener una percepción individual, adquirir cierto sentido generalizado, como una cualidad del orden social, tal como lo señaló Kelsen (2008). Bajo esta concepción, la justicia puede ser considerada como uno de los fines de los órdenes normativos, o como bien lo afirmó Radbruch (1944) respecto a que la idea del Derecho no puede ser otra que la justicia, y de ahí su notable aportación al Derecho, que se conoce como fórmula de Radbruch, donde postula que el Derecho extremadamente injusto no es Derecho.
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<<La justicia social debe radicar en el restablecimiento del orden de valores, tanto individuales como sociales; en la afirmación de la ineludible necesidad de proporcionar al hombre una situación de bienestar mínimo, por debajo de la cual queda imposibilitado para el cumplimiento de su fin personal>>Una primera reflexión que nos planteamos para el abordaje de este tema, siempre polémico y controversial, es que si todos hablamos de la justicia significa que la conocemos, ¿o cómo sabemos cuándo algo es justo y cuándo no? Pero, ¿qué es la justicia?, ¿la justicia existe? Por tanto, para dilucidar si la justicia existe o no tenemos que intentar definir qué es, considerando de cuántas discusiones ha sido motivo esta palabra. Ni siquiera los grandes filósofos griegos, preocupados por entender y darle un orden al mundo, pudieron llegar a un acuerdo sobre su significado.
p.45-2
La justicia está ausente en la filosofía de Tales de Mileto; Anaximandro parece anunciar una evolución dirigida por la justicia, pero no dice qué entiende por ella; en Parménides la justicia tiene dos aspectos: uno equivalente a la verdad y otro a la necesidad. Heráclito tampoco responde la pregunta; sin embargo, vale la pena rescatar de éste el hecho de atribuirle a la justicia un sentido de valor, Platón –en voz de Sócrates– trata de definir a la justicia en el diálogo que mantiene con Trasímaco en La República, concluyendo que se trata de una virtud que radica en el alma. Aristóteles, en cambio, habla de dos tipos de justicia, la distributiva y la conmutativa.
Ante esta diversidad de significados parece difícil afirmar a qué justicia nos referimos los seres humanos en diferentes momentos de nuestra existencia: ¿qué significa cuando alguien “pide justicia” o se refiere a una situación como injusta?; ¿por qué calificamos situaciones individuales como justas o injustas; o qué tendría que ver la justicia, por ejemplo, en un partido de futbol, con un reclamo social, o con una necesidad personal?
Todos creemos saber qué es la justicia, suponemos conocerla, presumimos reconocer y diferenciar situaciones y actos justos de los injustos y por lo tanto no dudamos de su existencia, aun cuando a veces parecería solo una idea, un ideal, y es que además referirnos a ella implica distinguirla entre un sentido individual y uno social. Por ello resulta difícil articular una única definición de justicia.
En cuanto a la distinción de la justicia como algo individual o social habremos de considerar que el hombre no vive aislado, y ya lo afirmaba Aristóteles al definirlo como un zoon politikon; y, por lo tanto, la justicia como un valor debe, además de mantener una percepción individual, adquirir cierto sentido generalizado, como una cualidad del orden social, tal como lo señaló Kelsen (2008). Bajo esta concepción, la justicia puede ser considerada como uno de los fines de los órdenes normativos, o como bien lo afirmó Radbruch (1944) respecto a que la idea del Derecho no puede ser otra que la justicia, y de ahí su notable aportación al Derecho, que se conoce como fórmula de Radbruch, donde postula que el Derecho extremadamente injusto no es Derecho.