UN CUENTO QUE LLEVE MUCHAS H LO MAS LARGO QUE SE PUEDA
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Horacio, el payaso, está durmiendo la siesta en una cómoda hamaca, a la sombra de un árbol que hay en la huerta. De pronto, aparece Hugo y le despierta diciendo: –¿Te apetece comer un higo, Horacio? –No, muchas gracias –le responde, y vuelve a cerrar los ojos. Al cabo de un rato, Henar se le acerca y le pregunta: –¿Quieres un helado? ¡Están riquísimos! –¿Qué? ¡No, gracias! –contesta Horacio algo molesto, deseando dormirse de nuevo. A los cinco minutos, Ainhoa le ofrece: –¿Te traigo un café con hielo? –¡No! ¡No me apetecen ni higos, ni helados, ni café con hieloooooo! –grita muy enfadado nuestro amigo el payaso. Los chicos al oírle se alejan a toda velocidad. ¡Por fin, Horacio consigue dormirse de nuevo! Se le oye roncar. Y...¡¡tacatacatacatacatacatá!! –¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Un terremoto? –pregunta asustado Horacio al oír ese estruendo. –¡Nooo! –responden a coro Hugo, Henar y Ainhoa–. ¡No es un terremoto! ¡Es un helicóptero! Mira, ¡qué bajito vuela! ¡Salúdale, Horacio! ¡Buen viaje helicóptero! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!