El cuervo negro vivía acomplejado de su color, cada vez que se posaba en el árbol los pajaritos murmuraban diciendo porque siempre estaba de etiqueta, que color mas fúnebre. parloteaban los animales. Cuando el cuervo se quería unir al grupo se echaban a volar sin mas. El cuervo acomplejado y avergonzado se le caía la moral por los suelos. Cierto día amaneció con muchas ganas de cambiar, no le importo lo que los demás opinaran de el. Se fue volando muy alto lejos de todo. En la ciudad compro varios botes de pintura, se pinto de colores lleno de ego. Estaba seguro de si mismo, como nunca antes. Se fue a pasear al bosque, ahí parloteo con una cotorra, la conversación se hizo amena, tanto así que el día se le hizo corto. El feliz cuervo, volvió a su nido, carraspeo por un instante, sintiéndose seguro de si mismo. - Hoy es el día mas feliz de mi vida., Se dijo a si mismo. Bostezo tanto así que se le metió un mosquito en la boca. Estiro las alas, quiso aletear... quedándose rendido del cansancio cayo en un profundo sueño. Al día siguiente se levanto muy temprano, estaba muy entusiasmado con su plumaje alegre y colorido. Mientras sobrevolaba oía un ¡hola, buenos días!, que tal amigo!, entre otros saludos. Se sentía tan feliz como nunca, aquel día. El día se puso gris, se acercaba una tormenta, entre tanto cantar de las aves se acerco una tormenta, el cuervo empezó a perder el color a la vista de todos; le miraban boquiabiertos y murmurando por un instante. Se empezaron a reír y burlarse del disfraz que llevaba el cuervo. Con la mirada cabizbaja hecho a volar, a pesar de todo no perdió su dignidad y fuerza interior. Aunque en el fondo se decía: - ¡ trágame, tierra!. No resistió salir a buscar unos sabrosos y jugosos gusanos al bosque. Cabizbajo y muerto de vergüenza se puso a rascar bajo los arboles para recoger su alimento. Cuando de pronto oyó que alguien la llamaba, era la cotorra del día de la lluvia. - ¿ Que tal amigo cuervo? ¿Por qué tan solito? - ¡¡Craaaaaa, craaaa!!.... dijo el cuervo. Estoy bien, gracias... Tengo que marcharme. Levantando el vuelo de prisa. El cuervo había comprendido que no podía perder su esencia de ser así, oscuro como la noche. Aunque a muchos no le gustaba su aspecto. Soy feliz , se repitió varias veces; mientras volaba como una pluma en el aire. Por primera vez se sentía libre de complejos; entre tanto oía dulces melodías; eran los gorriones que hacían piruetas en el aire. Aquel día era un día esplendido. Había llegado la primavera.
El cuervo negro vivía acomplejado de su color, cada vez que se posaba en el árbol los pajaritos murmuraban diciendo porque siempre estaba de etiqueta, que color mas fúnebre. parloteaban los animales.
Cuando el cuervo se quería unir al grupo se echaban a volar sin mas.
El cuervo acomplejado y avergonzado se le caía la moral por los suelos. Cierto día amaneció con muchas ganas de cambiar, no le importo lo que los demás opinaran de el. Se fue volando muy alto lejos de todo. En la ciudad compro varios botes de pintura, se pinto de colores lleno de ego. Estaba seguro de si mismo, como nunca antes. Se fue a pasear al bosque, ahí parloteo con una cotorra, la conversación se hizo amena, tanto así que el día se le hizo corto. El feliz cuervo, volvió a su nido, carraspeo por un instante, sintiéndose seguro de si mismo.
- Hoy es el día mas feliz de mi vida., Se dijo a si mismo. Bostezo tanto así que se le metió un mosquito en la boca. Estiro las alas, quiso aletear... quedándose rendido del cansancio cayo en un profundo sueño. Al día siguiente se levanto muy temprano, estaba muy entusiasmado con su plumaje alegre y colorido. Mientras sobrevolaba oía un ¡hola, buenos días!, que tal amigo!, entre otros saludos. Se sentía tan feliz como nunca, aquel día. El día se puso gris, se acercaba una tormenta, entre tanto cantar de las aves se acerco una tormenta, el cuervo empezó a perder el color a la vista de todos; le miraban boquiabiertos y murmurando por un instante. Se empezaron a reír y burlarse del disfraz que llevaba el cuervo. Con la mirada cabizbaja hecho a volar, a pesar de todo no perdió su dignidad y fuerza interior. Aunque en el fondo se decía: - ¡ trágame, tierra!.
No resistió salir a buscar unos sabrosos y jugosos gusanos al bosque.
Cabizbajo y muerto de vergüenza se puso a rascar bajo los arboles para recoger su alimento.
Cuando de pronto oyó que alguien la llamaba, era la cotorra del día de la lluvia.
- ¿ Que tal amigo cuervo? ¿Por qué tan solito? - ¡¡Craaaaaa, craaaa!!.... dijo el cuervo. Estoy bien, gracias... Tengo que marcharme. Levantando el vuelo de prisa.
El cuervo había comprendido que no podía perder su esencia de ser así, oscuro como la noche. Aunque a muchos no le gustaba su aspecto. Soy feliz , se repitió varias veces; mientras volaba como una pluma en el aire. Por primera vez se sentía libre de complejos; entre tanto oía dulces melodías; eran los gorriones que hacían piruetas en el aire. Aquel día era un día esplendido. Había llegado la primavera.