María de los Ángeles Trinidad De Moya Pérez es una de esas emblemáticas personalidades. Primero como mujer, segunda como autora del Himno a la Madre, y tercero como Primera Dama de la República, esposa del Presidente Horacio Vásquez.
Venid los moradores del campo y la ciudad, entonemos un himno de intenso amor filial. Cantemos a las madres su ternura y el afán y su noble atributo de abnegación sin par.
Celebremos todos la fiesta más bella la que más conmueve nuestro corazón fiesta meritoria que honramos con ella a todas las madres de la creación.
Quien como una madre con su dulce canto nos disipa el miedo nos calma el dolor con solo brindarnos su regazo santo, con solo cantarnos baladas de amor.
De ella aprende el niño la sonrisa tierna, el joven la noble benéfica acción, recuerda el anciano la oración materna y en su alma florece la resignación!
Venid los moradores del campo y la ciudad, entonemos un himno de intenso amor filial. Cantemos a las madres la ternura y el afán y su noble atributo de abnegación sin par.
Cubramos con flores la tumba sencilla de madres que moran en la eternidad, y ornémos con flores la frente que brilla, que aun brilla y esplende la maternidad.
Para ello escojamos frescas azucenas -simbólicas flores de aroma ideal-, blancas como el alma de las madres buenas y con algo místico y sentimental.
Albas estrellitas, nítidas hermanas de las que circundan la divina sien a la que es modelo de madres cristianas, madre del Dios-Hombre nacido en belén.
Venid los moradores del campo y la ciudad, entonemos un himno de intenso amor filial. Cantemos a las madres la ternura y el afán y su noble atributo de abnegación sin par.
María de los Ángeles Trinidad De Moya Pérez es una de esas emblemáticas personalidades. Primero como mujer, segunda como autora del Himno a la Madre, y tercero como Primera Dama de la República, esposa del Presidente Horacio Vásquez.
Venid los moradores del campo y la ciudad,
entonemos un himno de intenso amor filial.
Cantemos a las madres su ternura y el afán
y su noble atributo de abnegación sin par.
Celebremos todos la fiesta más bella
la que más conmueve nuestro corazón
fiesta meritoria que honramos con ella
a todas las madres de la creación.
Quien como una madre
con su dulce canto
nos disipa el miedo
nos calma el dolor
con solo brindarnos
su regazo santo,
con solo cantarnos
baladas de amor.
De ella aprende el niño
la sonrisa tierna, el joven
la noble benéfica acción,
recuerda el anciano
la oración materna y en su
alma florece la resignación!
Venid los moradores del campo y la ciudad,
entonemos un himno de intenso amor filial.
Cantemos a las madres la ternura y el afán
y su noble atributo de abnegación sin par.
Cubramos con flores la tumba sencilla
de madres que moran en la eternidad,
y ornémos con flores la frente que brilla,
que aun brilla y esplende la maternidad.
Para ello escojamos frescas azucenas
-simbólicas flores de aroma ideal-,
blancas como el alma de las madres buenas
y con algo místico y sentimental.
Albas estrellitas, nítidas hermanas
de las que circundan la divina sien
a la que es modelo de madres cristianas,
madre del Dios-Hombre nacido en belén.
Venid los moradores del campo y la ciudad,
entonemos un himno de intenso amor filial.
Cantemos a las madres la ternura y el afán
y su noble atributo de abnegación sin par.