Hacia fines del siglo XV, la Europa en plena expansión, inició la conquista y explotación del continente americano a partir de 1492. De esta manera las sociedades americanas sufrirán en pocos siglos las graves consecuencias del proceso de conquista y colonización. La población nativa descenderá abruptamente en pocos siglos. Concretándose así uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad.
Así América conocerá un lucrativo negocio que tendrá como máximos exponentes a Ingleses, holandeses y franceses, quienes «atrapaban» a poblaciones negras en el África como si fueran animales. El nuevo continente no solo se convertirá en fuente de riquezas de metales preciosos para las metrópolis imperiales en los primeros siglos, sino que posibilitará la oportunidad de hacer negocios lucrativos con el comercio de esclavos. Es importante mencionar que este proceso no tuvo exento de heroicas resistencias de indios y negros, que a pesar de la enorme desproporción de fuerzas, se rebelaron ante el opresor europeo en innumerables ocasiones. Desde las primeras décadas del siglo XIX las colonias europeas en América latina van generando movimientos emancipadores, que dan lugar a las guerras de independencia.
¿Pero qué sucedió a partir de 1810 con las comunidades aborígenes de nuestro país?
Los primeros gobiernos patrios, sólo efectuaron campañas militares sobre las tierras indígenas cuando la creciente expansión ganadera comenzó a «exigir» la ampliación de las fronteras productivas, como por ejemplo las campañas militares emprendidas por Rivadavia y Rosas, financiadas por los hacendados de Bs As. La expansión de ese comercio y del poderío de la oligarquía terrateniente dependía de la posesión de tierras. A ese fin se constituyeron una serie de campañas militares como la de Alsina y la de Roca. Por tal motivo el Estado argentino en nombre del progreso y la modernización del país planificó distintas campañas militares contra los pueblos originarios, asegurando las condiciones propicias para la institucionalización del poder estatal.
El destino final que se les dio a los pueblos originarios en América y en particular en Argentina fue desde una lógica del sistema capitalista, desde esa estructura de pensamiento los indios aparecían como obstáculos del proceso civilizatorio, del progreso y la modernidad. Por tal motivo habrá que preguntarse si también hay que estar de acuerdo con el genocidio y, en el caso argentino con distintas masacres cometidos hacia los pueblos originarios en el SXIX y XX.
Respuesta:
Hacia fines del siglo XV, la Europa en plena expansión, inició la conquista y explotación del continente americano a partir de 1492. De esta manera las sociedades americanas sufrirán en pocos siglos las graves consecuencias del proceso de conquista y colonización. La población nativa descenderá abruptamente en pocos siglos. Concretándose así uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad.
Así América conocerá un lucrativo negocio que tendrá como máximos exponentes a Ingleses, holandeses y franceses, quienes «atrapaban» a poblaciones negras en el África como si fueran animales. El nuevo continente no solo se convertirá en fuente de riquezas de metales preciosos para las metrópolis imperiales en los primeros siglos, sino que posibilitará la oportunidad de hacer negocios lucrativos con el comercio de esclavos. Es importante mencionar que este proceso no tuvo exento de heroicas resistencias de indios y negros, que a pesar de la enorme desproporción de fuerzas, se rebelaron ante el opresor europeo en innumerables ocasiones. Desde las primeras décadas del siglo XIX las colonias europeas en América latina van generando movimientos emancipadores, que dan lugar a las guerras de independencia.
¿Pero qué sucedió a partir de 1810 con las comunidades aborígenes de nuestro país?
Los primeros gobiernos patrios, sólo efectuaron campañas militares sobre las tierras indígenas cuando la creciente expansión ganadera comenzó a «exigir» la ampliación de las fronteras productivas, como por ejemplo las campañas militares emprendidas por Rivadavia y Rosas, financiadas por los hacendados de Bs As. La expansión de ese comercio y del poderío de la oligarquía terrateniente dependía de la posesión de tierras. A ese fin se constituyeron una serie de campañas militares como la de Alsina y la de Roca. Por tal motivo el Estado argentino en nombre del progreso y la modernización del país planificó distintas campañas militares contra los pueblos originarios, asegurando las condiciones propicias para la institucionalización del poder estatal.
El destino final que se les dio a los pueblos originarios en América y en particular en Argentina fue desde una lógica del sistema capitalista, desde esa estructura de pensamiento los indios aparecían como obstáculos del proceso civilizatorio, del progreso y la modernidad. Por tal motivo habrá que preguntarse si también hay que estar de acuerdo con el genocidio y, en el caso argentino con distintas masacres cometidos hacia los pueblos originarios en el SXIX y XX.
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