Un apoesia de cualquier cosa pero de 18 versos para 1 grado de segundaria
avril28082
Así se ve desde lejos: Un azul perdido perdido en el mismo azul que baja y sube jineteando sobre las medidas calculadas de tu acierto.
Vuelves a mirar y dudas, ya no puedes ajustar tus ojos a esa escala que descifra sin saber nada.
Por extraño que parezca, desconoces todo de momento.
Te es ahora indiferente saber donde es que nace el cielo, ni donde se precisa la expiración del mar.
Sientes miedo, un miedo a equivocarte. Suspendes los acertijos que siguen sin aportar algo pero los necesitas Son ahora sensacionales sensacionales para ese camino lineal que ahora temes que no lo sea.
Sabes que ha llegado tu turno y sobre ti se aproxima la atención de un jurado de ausencia que te examina, pero tu timidez no acepta enseñar la ignorancia ante tu propia consideración, no haces nada por salvarla, sólo el instinto de aquella idea te entretiene al tirarla al agua y que flotando al vacío exclama: ¡ Ahí Ahí mismo está.! Y entonces tu cabeza contesta vibrando un sí sin salir del cuello porque sabe, sabe tan bien como tú, que junto al azul del cielo, arrugado también, ha vivido por siempre el azul del mar.
Fijas tu atención tratando de descubrir por ti solo los secretos que te inspiran a mirar las distancias, acomodas el deseo y preparas en tus ojos la conquista de aquel horizonte que ayer no era más que una línea imaginaria partiendo en dos la solidez del azul unido.
¿Qué habrá más allá donde se tocan?
Y tu vista se invita sola, surfeando sobre las crestas, dejando tras la barba blanca que marca el camino abstracto de tu pensar voluntario.
... Vamos, vamos
Escuchas cada vez más el grito de tu curiosidad impulsándote a seguir y tú no paras. Así de pronto has avanzado lo suficiente para no perder la aprensión de tu cuerpo sobre la línea salpicada de sol y sal que sigue esperando por ti y que al parecer nunca acabas de llegar a ella.
Tu pensamiento se adentra precavido en la memoria, hace trochas, tambalea, equilibra sus pasos sobre ese camino enjabonado que se ensaña en mutilar el proyecto, pero así y todo, sigues andando por esa brecha avanzada en tus caprichos. Has navegado lo demasiado para querer volver a la nada, regresa la vista, ya no toca la otra línea que apoyaba la salud de tus piernas. ¡Cuan misterio asoma la distancia!
Estás en el justo medio de la medida: A mitad del litoral, a mitad del horizonte. Te muestras complacido y vuelves a surfear las imágenes sobre aquella facultad anímica que reposa entre el agua buscando llegar a ese sitio que tiene para ti reservada tu misma sospecha.
Te sientes parte de lo inmaterial, de un mundo incognoscible, donde cualquier idea puede ser aceptada.
Miras sobre tu pelo y piensas en esa ave que vuela también al horizonte con la misma meta de tu mirada, aguardas sobre ella hasta desvanecerla.
La mancha de peces te adelanta y por un momento crees viajar sobre alfombras plateadas de escamas que empujan tu voluntad hasta el mismo espacio marcado por tu imaginación.
Vuelas, vuelas Navegas!
Siempre obstinado en alcanzarlo, y por fin, sobre el azul, una mancha más clara que va nitidando a blanca. Un paisaje, quizás conocido y al acercarte, la advertencia de la misma playa, 'del mismo azul mar- cielo y un ser de espaldas que para ti no parece distinto.
¿Será.?..
Y lo bordeas hasta reconocerte: Eres tu Es tu propia silueta esperando por tu regreso.
¡Te has encontrado a ti mismo!
Tu mente, ha sido tu mente la que ha viajado dando la vuelta al mundo sin cambiar la posición en tu cuerpo y ahora sobre él aparece y así sonríes, conforme con tu pensamiento porque la imaginación es eso, es amplia, tan amplia, como ese horizonte que buscas y que solo para alcanzarlo, nada más debes proponértelo involucrandote en tus miradas.
Un azul perdido
perdido en el mismo azul que baja y sube
jineteando sobre las medidas calculadas de tu acierto.
Vuelves a mirar y dudas,
ya no puedes ajustar tus ojos
a esa escala que descifra sin saber nada.
Por extraño que parezca,
desconoces todo de momento.
Te es ahora indiferente saber donde es que nace el cielo,
ni donde se precisa la expiración del mar.
Sientes miedo, un miedo a equivocarte.
Suspendes los acertijos que siguen sin aportar algo pero los necesitas
Son ahora sensacionales
sensacionales para ese camino lineal que ahora temes que no lo sea.
Sabes que ha llegado tu turno
y sobre ti
se aproxima la atención de un jurado de ausencia que te examina,
pero tu timidez
no acepta enseñar la ignorancia ante tu propia consideración,
no haces nada por salvarla,
sólo el instinto de aquella idea te entretiene
al tirarla al agua
y que flotando al vacío exclama:
¡ Ahí Ahí mismo está.!
Y entonces tu cabeza contesta vibrando un sí sin salir del cuello
porque sabe,
sabe tan bien como tú,
que junto al azul del cielo,
arrugado también,
ha vivido por siempre el azul del mar.
Fijas tu atención
tratando de descubrir por ti solo los secretos que te inspiran a mirar las distancias,
acomodas el deseo
y preparas en tus ojos
la conquista de aquel horizonte
que ayer no era más que una línea imaginaria
partiendo en dos la solidez del azul unido.
¿Qué habrá más allá donde se tocan?
Y tu vista se invita sola,
surfeando sobre las crestas,
dejando tras la barba blanca que marca el camino abstracto de tu pensar voluntario.
... Vamos, vamos
Escuchas cada vez más el grito de tu curiosidad impulsándote a seguir
y tú no paras.
Así de pronto has avanzado lo suficiente
para no perder la aprensión de tu cuerpo
sobre la línea salpicada de sol y sal que sigue esperando por ti
y que al parecer nunca acabas de llegar a ella.
Tu pensamiento se adentra precavido en la memoria,
hace trochas,
tambalea,
equilibra sus pasos sobre ese camino enjabonado que se ensaña en mutilar el proyecto,
pero así y todo,
sigues andando por esa brecha avanzada en tus caprichos.
Has navegado lo demasiado para querer volver a la nada,
regresa la vista,
ya no toca la otra línea que apoyaba la salud de tus piernas.
¡Cuan misterio asoma la distancia!
Estás en el justo medio de la medida:
A mitad del litoral, a mitad del horizonte.
Te muestras complacido
y vuelves a surfear las imágenes
sobre aquella facultad anímica que reposa entre el agua
buscando llegar a ese sitio que tiene para ti reservada tu misma sospecha.
Te sientes parte de lo inmaterial,
de un mundo incognoscible,
donde cualquier idea puede ser aceptada.
Miras sobre tu pelo
y piensas en esa ave que vuela también al horizonte
con la misma meta de tu mirada,
aguardas sobre ella hasta desvanecerla.
La mancha de peces te adelanta
y por un momento
crees viajar sobre alfombras plateadas de escamas
que empujan tu voluntad hasta el mismo espacio marcado por tu imaginación.
Vuelas, vuelas Navegas!
Siempre obstinado en alcanzarlo,
y por fin,
sobre el azul,
una mancha más clara que va nitidando a blanca.
Un paisaje, quizás conocido y al acercarte,
la advertencia de la misma playa,
'del mismo azul mar- cielo
y un ser de espaldas
que para ti
no parece distinto.
¿Será.?..
Y lo bordeas hasta reconocerte:
Eres tu
Es tu propia silueta esperando por tu regreso.
¡Te has encontrado a ti mismo!
Tu mente,
ha sido tu mente
la que ha viajado dando la vuelta al mundo
sin cambiar la posición en tu cuerpo
y ahora
sobre él aparece
y así sonríes,
conforme con tu pensamiento
porque la imaginación es eso,
es amplia,
tan amplia,
como ese horizonte que buscas
y que solo para alcanzarlo,
nada más debes proponértelo
involucrandote en tus miradas.