En la Guerra de independencia estadounidense (1775–1783), Francia peleó junto a Estados Unidos contra Gran Bretaña, a partir de 1778. Dinero francés, municiones, soldados y fuerzas navales francesas probaron ser esenciales en la victoria estadounidense sobre la corona británica. Pero Francia ganó muy poco, a excepción de grandes deudas.
Benjamin Franklin sirvió como embajador estadounidense ante Francia. De 1776 a 1783, Franklin conoció a los principales diplomáticos, aristócratas, intelectuales, científicos y financieros. Los escritos e imagen de Franklin cautivaron la imaginación de los franceses – habían imágenes de Franklin que se vendían en el mercado – y se convirtió en el arquetípico nuevo americano, e incluso en un héroe para las aspiraciones de un nuevo orden en Francia. El objetivo de Francia era debilitar a Inglaterra, evitar que ésta se hiciera más poderosa y así cobrar venganza por la derrota que sufrió en la Guerra de los Siete Años. Después de la captura estadounidense del ejército británico invasor en Saratoga (1777), y después de que la Marina francesa fuera rehabilitada, Francia estaba lista. En 1778 Francia reconoció a los Estados Unidos como una nación soberana, firmó una alianza militar, creó coaliciones con los Países Bajos y España, lo que mantuvo a Gran Bretaña sin un aliado significativo que le ayudara. Les facilitó a los estadounidenses subvenciones, armas, préstamos. Envió un ejército para que sirviera a las órdenes de Georgia Washingtoniano y envió una armada que evitó que el segundo ejército británico escapara de Yorktown en 1781. Por todo, Francia gastó 1.3 billones de libras (aproximadamente 13 billones de dólares en moneda actual) para apoyar a los americanos de forma directa, sin incluir el dinero que gastaron peleando contra Inglaterra en mar y tierra fuera de los Estados Unidos
En la Guerra de independencia estadounidense (1775–1783), Francia peleó junto a Estados Unidos contra Gran Bretaña, a partir de 1778. Dinero francés, municiones, soldados y fuerzas navales francesas probaron ser esenciales en la victoria estadounidense sobre la corona británica. Pero Francia ganó muy poco, a excepción de grandes deudas.
Benjamin Franklin sirvió como embajador estadounidense ante Francia. De 1776 a 1783, Franklin conoció a los principales diplomáticos, aristócratas, intelectuales, científicos y financieros. Los escritos e imagen de Franklin cautivaron la imaginación de los franceses – habían imágenes de Franklin que se vendían en el mercado – y se convirtió en el arquetípico nuevo americano, e incluso en un héroe para las aspiraciones de un nuevo orden en Francia. El objetivo de Francia era debilitar a Inglaterra, evitar que ésta se hiciera más poderosa y así cobrar venganza por la derrota que sufrió en la Guerra de los Siete Años. Después de la captura estadounidense del ejército británico invasor en Saratoga (1777), y después de que la Marina francesa fuera rehabilitada, Francia estaba lista. En 1778 Francia reconoció a los Estados Unidos como una nación soberana, firmó una alianza militar, creó coaliciones con los Países Bajos y España, lo que mantuvo a Gran Bretaña sin un aliado significativo que le ayudara. Les facilitó a los estadounidenses subvenciones, armas, préstamos. Envió un ejército para que sirviera a las órdenes de Georgia Washingtoniano y envió una armada que evitó que el segundo ejército británico escapara de Yorktown en 1781. Por todo, Francia gastó 1.3 billones de libras (aproximadamente 13 billones de dólares en moneda actual) para apoyar a los americanos de forma directa, sin incluir el dinero que gastaron peleando contra Inglaterra en mar y tierra fuera de los Estados Unidos
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