La reciprocidad, entendida como la mutua prestación de servicios e intercambio de bienes, era un sistema organizativo socio económico que regulaban las relaciones sociales a diferentes niveles y servía de engranaje en la producción y distribución de bienes. La reciprocidad siempre fue el elemento mediador en que los individuos se comprometiesen unos con otros para realizar actividades en conjunto o establecer redes de intercambio duraderas. Se debe de considerar de manera especial este principio, debido a que la sociedad andina Pre hispánica no conoció el dinero; a diferencia del Viejo Mundo, no tuvo un medio de intercambio económico que permitiese establecer relaciones de tipo impersonal. Por el contrario, las transacciones económicas sólo fueron posibles a través de una relación de persona a persona, o de institución a institución, y estaban fuertemente normadas por la tradición y las reglas de la reciprocidad. La costumbre de la reciprocidad estuvo presente en muchos otros contextos sociales, como el establecimiento de las alianzas políticas y las prácticas de culto. Por este motivo, la reciprocidad ha sido considerada por muchos investigadores como un principio de organización social general del mundo andino.
Agrega María Rostworowski: Los estudios antropológicos modernos han mostrado que la práctica de la reciprocidad es todavía un aspecto esencial de la cultura del hombre andino. Diferentes actividades realizadas en las comunidades campesinas, tanto en el trabajo agrícola como en las celebraciones religiosas, revelan que el espíritu de la ayuda mutua todavía permanece como un factor de cohesión y construcción de las identidades andinas vigentes. (Pág. 62 Enciclopedia Temática del Perú Incas Editorial El Comercio Lima, 2004)
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La reciprocidad, entendida como la mutua prestación de servicios e intercambio de bienes, era un sistema organizativo socio económico que regulaban las relaciones sociales a diferentes niveles y servía de engranaje en la producción y distribución de bienes. La reciprocidad siempre fue el elemento mediador en que los individuos se comprometiesen unos con otros para realizar actividades en conjunto o establecer redes de intercambio duraderas. Se debe de considerar de manera especial este principio, debido a que la sociedad andina Pre hispánica no conoció el dinero; a diferencia del Viejo Mundo, no tuvo un medio de intercambio económico que permitiese establecer relaciones de tipo impersonal. Por el contrario, las transacciones económicas sólo fueron posibles a través de una relación de persona a persona, o de institución a institución, y estaban fuertemente normadas por la tradición y las reglas de la reciprocidad. La costumbre de la reciprocidad estuvo presente en muchos otros contextos sociales, como el establecimiento de las alianzas políticas y las prácticas de culto. Por este motivo, la reciprocidad ha sido considerada por muchos investigadores como un principio de organización social general del mundo andino.
Agrega María Rostworowski: Los estudios antropológicos modernos han mostrado que la práctica de la reciprocidad es todavía un aspecto esencial de la cultura del hombre andino. Diferentes actividades realizadas en las comunidades campesinas, tanto en el trabajo agrícola como en las celebraciones religiosas, revelan que el espíritu de la ayuda mutua todavía permanece como un factor de cohesión y construcción de las identidades andinas vigentes. (Pág. 62 Enciclopedia Temática del Perú Incas Editorial El Comercio Lima, 2004)
saludos.