El Ejército secuestraba a cualquier persona (especialmente a los indígenas) que viajaba mucho… Un viejo de origen maya frecuentemente iba a las montañas cercanas, en busca de soledad, y para adorar a sus viejos dioses [sic]. Por alejarse de la aldea, se sospechó que estaba en contacto con las fuerzas guerrilleras, y fue secuestrado por la tropa, al volver de las montañas. El secuestro fue presenciado por otros vecinos de la aldea, y el cuerpo del anciano apareció lleno de balazos. Días después, el Ejército secuestró a sus dos hijos, los interrogó y fueron llevados al centro del pueblo, donde un oficial les dio muerte (Davis y Hodson, 1982: 62). El tratamiento antropológico de estos textos ilustra la vida cotidiana en tiempos de guerra. Las diferencias entre las percepciones de los siete testigos estadounidenses revelan varios grados de inmersión y comprensión política del contexto guatemalteco y de la cultura de las comunidades mayas. Todavía no se había publicado el primer trabajo exhaustivo sobre una masacre, del antropólogo y sacerdote jesuita Ricardo Falla, basado en los testimonios de sobrevivientes refugiados en México, Masacre de la finca San Francisco (1983). En este contexto, lo llamativo del tpp es que los testimonios son de actores político-sociales, en este caso, hombres y mujeres mayas. Gabriel Ixmatá asevera: “fue como una puerta que se abrió para nosotros como mayas” (entrevista, 26 de febrero de 2018). Por razones de espacio, es imposible analizar a fondo o incluir a los siete hombres y dos mujeres mayas que dieron su testimonio en el tpp. Escogí los testimonios por sus aportes y porque conozco a sus autores y pude dialogar con ellos, excepto una. No incluí el testimonio de Rigoberta Menchú por la extensa literatura que existe sobre ella, para abrir el espacio a las intervenciones elocuentes de otros testigos mayas.
Vale señalar que en la controversia entre David Stoll11
Respuesta: Un misionero protestante cuenta:
El Ejército secuestraba a cualquier persona (especialmente a los indígenas) que viajaba mucho… Un viejo de origen maya frecuentemente iba a las montañas cercanas, en busca de soledad, y para adorar a sus viejos dioses [sic]. Por alejarse de la aldea, se sospechó que estaba en contacto con las fuerzas guerrilleras, y fue secuestrado por la tropa, al volver de las montañas. El secuestro fue presenciado por otros vecinos de la aldea, y el cuerpo del anciano apareció lleno de balazos. Días después, el Ejército secuestró a sus dos hijos, los interrogó y fueron llevados al centro del pueblo, donde un oficial les dio muerte (Davis y Hodson, 1982: 62). El tratamiento antropológico de estos textos ilustra la vida cotidiana en tiempos de guerra. Las diferencias entre las percepciones de los siete testigos estadounidenses revelan varios grados de inmersión y comprensión política del contexto guatemalteco y de la cultura de las comunidades mayas. Todavía no se había publicado el primer trabajo exhaustivo sobre una masacre, del antropólogo y sacerdote jesuita Ricardo Falla, basado en los testimonios de sobrevivientes refugiados en México, Masacre de la finca San Francisco (1983). En este contexto, lo llamativo del tpp es que los testimonios son de actores político-sociales, en este caso, hombres y mujeres mayas. Gabriel Ixmatá asevera: “fue como una puerta que se abrió para nosotros como mayas” (entrevista, 26 de febrero de 2018). Por razones de espacio, es imposible analizar a fondo o incluir a los siete hombres y dos mujeres mayas que dieron su testimonio en el tpp. Escogí los testimonios por sus aportes y porque conozco a sus autores y pude dialogar con ellos, excepto una. No incluí el testimonio de Rigoberta Menchú por la extensa literatura que existe sobre ella, para abrir el espacio a las intervenciones elocuentes de otros testigos mayas.
Vale señalar que en la controversia entre David Stoll11