La negación de la teoría científica de la evolución, así como la promoción sistemática de posturas seudocientíficas de carácter religioso y fundamentalista sobre la creación del mundo vuelven a surgir con fuerza en el diálogo político, cultural y teológico. En los Estados Unidos, los defensores del creacionismo han conseguido imponer en muchas ocasiones su enfoque religioso en el ámbito de la educación, en detrimento del conocimiento científico racional. En los últimos años este fenómeno se manifiesta con intensidad también en Europa, donde los políticos han debatido la posibilidad de incluir el creacionismo en los programas de estudios, al tiempo que diversos grupos religiosos (cristianos y, principalmente, musulmanes) hacen proselitismo a través de publicaciones (que se distribuyen incluso en los centros escolares), clases y conferencias. Investigaciones al respecto han revelado que la comprensión de los ciudadanos europeos en relación con la teoría de la evolución es limitada, incluso entre los profesores de biología. En 2007, el Consejo de Europa hizo pública una resolución relativa a este asunto en la que se señalaban los peligros de introducir las teorías creacionistas en la educación y se pedía a los Estados miembros que defendieran la enseñanza del discurso científico racional. Pese a que el respeto a la libertad de opinión y creencias es innegociable, es necesario distinguir entre ciencia y creencias, y el delicado ámbito de la educación debe permanecer totalmente al margen de influencias religiosas y políticas.
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Teoría del creacionismo:
La negación de la teoría científica de la evolución, así como la promoción sistemática de posturas seudocientíficas de carácter religioso y fundamentalista sobre la creación del mundo vuelven a surgir con fuerza en el diálogo político, cultural y teológico. En los Estados Unidos, los defensores del creacionismo han conseguido imponer en muchas ocasiones su enfoque religioso en el ámbito de la educación, en detrimento del conocimiento científico racional. En los últimos años este fenómeno se manifiesta con intensidad también en Europa, donde los políticos han debatido la posibilidad de incluir el creacionismo en los programas de estudios, al tiempo que diversos grupos religiosos (cristianos y, principalmente, musulmanes) hacen proselitismo a través de publicaciones (que se distribuyen incluso en los centros escolares), clases y conferencias. Investigaciones al respecto han revelado que la comprensión de los ciudadanos europeos en relación con la teoría de la evolución es limitada, incluso entre los profesores de biología. En 2007, el Consejo de Europa hizo pública una resolución relativa a este asunto en la que se señalaban los peligros de introducir las teorías creacionistas en la educación y se pedía a los Estados miembros que defendieran la enseñanza del discurso científico racional. Pese a que el respeto a la libertad de opinión y creencias es innegociable, es necesario distinguir entre ciencia y creencias, y el delicado ámbito de la educación debe permanecer totalmente al margen de influencias religiosas y políticas.