En 1907 José Revueltas Gutiérrez, su esposa Romana Sánchez y sus hijos Silvestre, Fermín, Consuelo y Emilia vivieron en Colima, donde Silvestre inició sus estudios de violín. Hacia 1910 lograron establecerse en la ciudad de Guadalajara, para encomendar a los hijos mayores con tutores; mientras que Silvestre continuó con sus clases y ofreció su primer concierto infantil, Fermín aprendió a dibujar con un maestro jalisciense. Un año después, José Revueltas Gutiérrez se trasladó con su familia a la ciudad de Durango; ahí nacieron entre 1912 y 1920, los demás hermanos: Rosaura, Cuca, Lucha, José, María y Agustín.
Desde muy joven Fermín revueltas forjó sus inquietudes por las formas y los espacios. Su infancia en Santiago Papasquiaro, Durango conformó su imaginario pleno de paisajes, callejuelas, sembradíos y de experiencias en los cimbres mineros, así los primeros años del pintor estuvieron permeados de leyendas fantasmagóricas e historias de los yacimientos.
Para evitar que la leva enrolara a Silvestre y Fermín a mediados de 1917 su padre decidió enviarlos al Saint Edward´s College, un internado jesuita en Austin (Texas) donde permanecieron año y medio. La vida de los jóvenes no fue del todo grata: si bien estuvieron fuera de su país durante los álgidos días de la Revolución, en 1917 Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial con una ofensiva aérea entrenada en Texas.
A finales de 1918 los jóvenes se mudaron a Chicago para realizar sus estudios universitarios, ahí encontraron un ambiente más relajado que en el internado pues la ciudad contaba con salas de exposiciones, universidades, eventos culturales y algún o que otro bar disfrazado de hospital o funeraria. Conocido como “speakeasy’s”, el ambiente de prohibición en aquellos galerones clandestinos donde se consumía alcohol y se escuchaban las bandas de jazz y a los músicos de blues, no tardó en contagiar a los hermanos Revueltas de la vida bohemia que los acompañaría el resto de su vida.
Durante estos años tuvieron contacto con artistas europeos exiliados en Estados Unidos durante la guerra, el conocimiento de los movimientos sociales y plásticos despertaron en Fermín cierto desprecio por la academia y por los cánones de los colegios de artes plásticas que impedían y llegaban incluso a nulificar las propuestas de los grupos europeos de vanguardia. Fermín se rodeó de estos nuevos postulados que aunados a la aparición del constructivismo ruso buscaban dar a la obra de arte valores estéticos universales, ligados a una retórica propia de la modernidad.
Silvestre y Fermín abandonaron Chicago a finales de 1920 y se reunieron con sus familiares en la ciudad de México, la amalgama de experiencias vividas por los hermanos Revueltas no se detuvo al llegar a un país devastado por la lucha armada, hambriento e ignorante. El músico continuó con sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y en septiembre Fermín se inscribió en la Escuela de Pintura al Aire libre EPAL, esta escuela campo abierto pertenecía a la escuela Nacional de Bellas Artes, en ella no se limitaba la libertad creativa de los alumnos y a cambio se animaba la observación de las formas naturales al dibujo a mano suelta, los movimientos y volúmenes
En una excursión a Milpa Alta el pintor conoció a la profesora María Ignacia Estrada que alfabetizaba a los niños del poblado y con quien se casó en agosto de 1922 sin dar aviso a sus familiares. Para dicha boda fungieron como testigos los pintores Fernando Leal, Emilio García Cairo y José Fernández Urbina, además del poeta Manuel Maples Arce el padrino de bodas.
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En 1907 José Revueltas Gutiérrez, su esposa Romana Sánchez y sus hijos Silvestre, Fermín, Consuelo y Emilia vivieron en Colima, donde Silvestre inició sus estudios de violín. Hacia 1910 lograron establecerse en la ciudad de Guadalajara, para encomendar a los hijos mayores con tutores; mientras que Silvestre continuó con sus clases y ofreció su primer concierto infantil, Fermín aprendió a dibujar con un maestro jalisciense. Un año después, José Revueltas Gutiérrez se trasladó con su familia a la ciudad de Durango; ahí nacieron entre 1912 y 1920, los demás hermanos: Rosaura, Cuca, Lucha, José, María y Agustín.
Desde muy joven Fermín revueltas forjó sus inquietudes por las formas y los espacios. Su infancia en Santiago Papasquiaro, Durango conformó su imaginario pleno de paisajes, callejuelas, sembradíos y de experiencias en los cimbres mineros, así los primeros años del pintor estuvieron permeados de leyendas fantasmagóricas e historias de los yacimientos.
Para evitar que la leva enrolara a Silvestre y Fermín a mediados de 1917 su padre decidió enviarlos al Saint Edward´s College, un internado jesuita en Austin (Texas) donde permanecieron año y medio. La vida de los jóvenes no fue del todo grata: si bien estuvieron fuera de su país durante los álgidos días de la Revolución, en 1917 Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial con una ofensiva aérea entrenada en Texas.
A finales de 1918 los jóvenes se mudaron a Chicago para realizar sus estudios universitarios, ahí encontraron un ambiente más relajado que en el internado pues la ciudad contaba con salas de exposiciones, universidades, eventos culturales y algún o que otro bar disfrazado de hospital o funeraria. Conocido como “speakeasy’s”, el ambiente de prohibición en aquellos galerones clandestinos donde se consumía alcohol y se escuchaban las bandas de jazz y a los músicos de blues, no tardó en contagiar a los hermanos Revueltas de la vida bohemia que los acompañaría el resto de su vida.
Durante estos años tuvieron contacto con artistas europeos exiliados en Estados Unidos durante la guerra, el conocimiento de los movimientos sociales y plásticos despertaron en Fermín cierto desprecio por la academia y por los cánones de los colegios de artes plásticas que impedían y llegaban incluso a nulificar las propuestas de los grupos europeos de vanguardia. Fermín se rodeó de estos nuevos postulados que aunados a la aparición del constructivismo ruso buscaban dar a la obra de arte valores estéticos universales, ligados a una retórica propia de la modernidad.
Silvestre y Fermín abandonaron Chicago a finales de 1920 y se reunieron con sus familiares en la ciudad de México, la amalgama de experiencias vividas por los hermanos Revueltas no se detuvo al llegar a un país devastado por la lucha armada, hambriento e ignorante. El músico continuó con sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y en septiembre Fermín se inscribió en la Escuela de Pintura al Aire libre EPAL, esta escuela campo abierto pertenecía a la escuela Nacional de Bellas Artes, en ella no se limitaba la libertad creativa de los alumnos y a cambio se animaba la observación de las formas naturales al dibujo a mano suelta, los movimientos y volúmenes
En una excursión a Milpa Alta el pintor conoció a la profesora María Ignacia Estrada que alfabetizaba a los niños del poblado y con quien se casó en agosto de 1922 sin dar aviso a sus familiares. Para dicha boda fungieron como testigos los pintores Fernando Leal, Emilio García Cairo y José Fernández Urbina, además del poeta Manuel Maples Arce el padrino de bodas.
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