Louis-Jean Calvet acaba de publicar su última obra titulada Les langues: quel avenir? (Las lenguas: ¿qué porvenir?) en la editorial CNRS. Conviene recordar que el autor, tras obtener su doctorado de Estado, con una tesis dedicada al sistema de siglas en francés contemporáneo, se convierte en catedrático de lingüística por la Universidad de París V y, posteriormente, por la Universidad Aix-Marseille. Calvet es uno de los máximos representantes de la sociolingüística francesa, reconocido a nivel internacional gracias a la novedad de sus tesis, las estancias realizadas en varias Universidades extranjeras y la traducción de sus obras en unas veinte lenguas. Asimismo, ha sido durante numerosos años director de la colección Langages et Sociétés en la editorial Payot y colaborador del semanario Politique hebdo, donde ha abordado los fenómenos culturales y las minorías étnicas y lingüísticas. Ha recibido el Sociolinguists Worlwide Award en 2012 y el Prix Georges Dumezil de la Academia francesa por su obra La Méditerranée, mer de nos langues (Calvet, 2016).
Desde sus primeras investigaciones, analiza las relaciones entre el discurso lingüístico y el discurso colonial sobre las lenguas a través del concepto de “glotofagia” (Calvet, 1974), antes de interesarse por los vínculos que mantienen lengua y poder (Calvet, 1987) y el rol de la lengua en el espacio urbano, siendo uno de los impulsores de la sociolingüística urbana (Calvet, 1994); sin olvidar su apuesta por una ecología de las lenguas (Calvet, 1999). A su vez, en colaboración con Jean Véronis, ha trabajado sobre el análisis del discurso político en Francia, centrándose en las campañas presidenciales (Calvet y Véronis, 2006) y en los discursos de Nicolas Sarkozy (Calvet y Véronis, 2008). Ha reflexionado igualmente sobre la política lingüística, proponiendo la distinción entre política lingüística y politología lingüística (Calvet, 2005), sabiendo que la primera corresponde a los decisores políticos mientras que la segunda incumbe a los sociolingüistas. A su vez, en colaboración con Alain Calvet, ha elaborado un “índice de las lenguas del mundo”, es decir una clasificación basada en el tratamiento estadístico y multifactorial de un cierto número de variables discriminantes a nivel lingüístico.
En la introducción de su última obra, el autor realiza una analogía entre lenguas y mercados, recordando que Ferdinand de Saussure fue el primero en comparar lenguas y monedas “para definir el valor del signo lingüístico” (p.11). Como los Estados tienden a considerar que el nombre de un país, de una ciudad y de una lengua proceden de un mismo paradigma, “las monedas están [...] vinculadas a un país, a una nacionalidad y, por lo tanto, a una lengua” (p.9). En ese sentido, “las monedas [...] funcionan como signos identitarios” (p.9). A la luz de la metáfora monetaria, observa “una tendencia a la devaluación de las lenguas maternas y a la cotización al alza de las lenguas [estatales], de las lenguas de grupos de Estados y de las lenguas vehiculares” (p.10). Tanto en el mercado de las monedas como en el de las lenguas, no hay una paridad fija: “pueden menospreciarse, ser devaluadas, o, al contrario, ganar valor. Así, hoy en día, el inglés tiene un valor superior a las demás lenguas” (p.11).
Ante semejante panorama, Calvet se pregunta si “¿podemos romper ese vínculo entre las lenguas y la ley del mercado, por una parte, y, entre la moneda y la lengua, por otra parte?” A su vez, se pregunta ¿cuál es el vínculo entre la globalización y las lenguas, y cómo podemos intervenir sobre esa relación a través de las políticas lingüísticas? (p.12). La respuesta a estas preguntas exige interesarse por el estado lingüístico del mundo y su futuro (p.12). Según el autor, la politología lingüística nos permite analizar la globalización a través de su vertiente lingüística, elaborar hipótesis sobre la evolución de esta situación y explorar posibles modalidades de gestión (p.12). En ese sentido, el presente libro se organiza en tres partes. La primera presenta lo que pretende ser la politología lingüística y cuáles pueden ser sus instrumentos. La segunda analiza el discurso político-lingüísticamente correcto (PLC) y le opone elementos concretos extraídos del estudio sincrónico y diacrónico de las lenguas. Y, la tercera se centra en la vertiente lingüística de la globalización (p.12).
En la primera parte del libro, dedicada a la política y a la politología lingüísticas, Calvet constata que, en los últimos años, la noción de política lingüística se encuentra en el centro de numerosas reflexiones y prácticas. Esto resulta de situaciones objetivas, tales como situaciones lingüísticas particulares en las cuales los decisores estiman que conviene cambiar la forma y las funciones de las lenguas, sabiendo que estas situaciones son el producto de la historia
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Louis-Jean Calvet acaba de publicar su última obra titulada Les langues: quel avenir? (Las lenguas: ¿qué porvenir?) en la editorial CNRS. Conviene recordar que el autor, tras obtener su doctorado de Estado, con una tesis dedicada al sistema de siglas en francés contemporáneo, se convierte en catedrático de lingüística por la Universidad de París V y, posteriormente, por la Universidad Aix-Marseille. Calvet es uno de los máximos representantes de la sociolingüística francesa, reconocido a nivel internacional gracias a la novedad de sus tesis, las estancias realizadas en varias Universidades extranjeras y la traducción de sus obras en unas veinte lenguas. Asimismo, ha sido durante numerosos años director de la colección Langages et Sociétés en la editorial Payot y colaborador del semanario Politique hebdo, donde ha abordado los fenómenos culturales y las minorías étnicas y lingüísticas. Ha recibido el Sociolinguists Worlwide Award en 2012 y el Prix Georges Dumezil de la Academia francesa por su obra La Méditerranée, mer de nos langues (Calvet, 2016).
Desde sus primeras investigaciones, analiza las relaciones entre el discurso lingüístico y el discurso colonial sobre las lenguas a través del concepto de “glotofagia” (Calvet, 1974), antes de interesarse por los vínculos que mantienen lengua y poder (Calvet, 1987) y el rol de la lengua en el espacio urbano, siendo uno de los impulsores de la sociolingüística urbana (Calvet, 1994); sin olvidar su apuesta por una ecología de las lenguas (Calvet, 1999). A su vez, en colaboración con Jean Véronis, ha trabajado sobre el análisis del discurso político en Francia, centrándose en las campañas presidenciales (Calvet y Véronis, 2006) y en los discursos de Nicolas Sarkozy (Calvet y Véronis, 2008). Ha reflexionado igualmente sobre la política lingüística, proponiendo la distinción entre política lingüística y politología lingüística (Calvet, 2005), sabiendo que la primera corresponde a los decisores políticos mientras que la segunda incumbe a los sociolingüistas. A su vez, en colaboración con Alain Calvet, ha elaborado un “índice de las lenguas del mundo”, es decir una clasificación basada en el tratamiento estadístico y multifactorial de un cierto número de variables discriminantes a nivel lingüístico.
En la introducción de su última obra, el autor realiza una analogía entre lenguas y mercados, recordando que Ferdinand de Saussure fue el primero en comparar lenguas y monedas “para definir el valor del signo lingüístico” (p.11). Como los Estados tienden a considerar que el nombre de un país, de una ciudad y de una lengua proceden de un mismo paradigma, “las monedas están [...] vinculadas a un país, a una nacionalidad y, por lo tanto, a una lengua” (p.9). En ese sentido, “las monedas [...] funcionan como signos identitarios” (p.9). A la luz de la metáfora monetaria, observa “una tendencia a la devaluación de las lenguas maternas y a la cotización al alza de las lenguas [estatales], de las lenguas de grupos de Estados y de las lenguas vehiculares” (p.10). Tanto en el mercado de las monedas como en el de las lenguas, no hay una paridad fija: “pueden menospreciarse, ser devaluadas, o, al contrario, ganar valor. Así, hoy en día, el inglés tiene un valor superior a las demás lenguas” (p.11).
Ante semejante panorama, Calvet se pregunta si “¿podemos romper ese vínculo entre las lenguas y la ley del mercado, por una parte, y, entre la moneda y la lengua, por otra parte?” A su vez, se pregunta ¿cuál es el vínculo entre la globalización y las lenguas, y cómo podemos intervenir sobre esa relación a través de las políticas lingüísticas? (p.12). La respuesta a estas preguntas exige interesarse por el estado lingüístico del mundo y su futuro (p.12). Según el autor, la politología lingüística nos permite analizar la globalización a través de su vertiente lingüística, elaborar hipótesis sobre la evolución de esta situación y explorar posibles modalidades de gestión (p.12). En ese sentido, el presente libro se organiza en tres partes. La primera presenta lo que pretende ser la politología lingüística y cuáles pueden ser sus instrumentos. La segunda analiza el discurso político-lingüísticamente correcto (PLC) y le opone elementos concretos extraídos del estudio sincrónico y diacrónico de las lenguas. Y, la tercera se centra en la vertiente lingüística de la globalización (p.12).
En la primera parte del libro, dedicada a la política y a la politología lingüísticas, Calvet constata que, en los últimos años, la noción de política lingüística se encuentra en el centro de numerosas reflexiones y prácticas. Esto resulta de situaciones objetivas, tales como situaciones lingüísticas particulares en las cuales los decisores estiman que conviene cambiar la forma y las funciones de las lenguas, sabiendo que estas situaciones son el producto de la historia
Explicación:
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ay está la respuesta de la pregunta
me das coronita
porfis