Ejercitar la mente lleva más tiempo que hacerlo con el cuerpo, pero merece la pena. Nos jugamos la felicidad en todo lo que hacemos
Solemos decir que no podemos controlar nuestras emociones y hasta cierto punto es muy cierto. Lo que sí podemos mejorar es nuestra capacidad de entenderlas, o al menos reconocerlas: percibir cuándo determinada emoción está guiando nuestro pensamiento.
Una persona que es capaz de hacer esfuerzos para encontrar un equilibrio lógico entre los sentimientos y la razón ya tiene mucho ganado.
Enfrentar los miedos
Todos los tenemos, pero los más débiles se preocupan por no parecer asustados y retroceden como cangrejos, mientras que los vigorosos hacen algo más útil al respecto: "La gente mentalmente robusta no lucha contra los miedos para demostrar cosas, se esfuerzan en afrontar los miedos que les frenan".
Aunque es tentador ponerse excusas, quejarse de los demás y esquivar las situaciones dificiles", explica Morin, "la gente mentalmente fuerte se niega a perder el tiempo en actividades improductivas".
La gente mentalmente robusta no lucha contra los miedos para demostrar cosas, se esfuerzan en afrontarlos para que no les frenen
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Ejercitar la mente lleva más tiempo que hacerlo con el cuerpo, pero merece la pena. Nos jugamos la felicidad en todo lo que hacemos
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