“Había una vez un zorro que caminaba, sediento, por el bosque. Mientras lo hacía vio en lo alto de la rama de un árbol un racimo de uvas, las cuales deseó al instante al servirle para refrescarse y apagar su sed. El zorro se acercó al árbol e intentó alcanzar las uvas, pero estaban demasiado altas. Tras intentarlo una y otra vez sin conseguirlo, el zorro finalmente se rindió y se alejó. Viendo que un pájaro había visto todo el proceso se dijo en voz alta que en realidad no quería las uvas, dado aún no estaban maduras, y que en realidad había cesado el intento de alcanzarlas al comprobarlo.”
Otra interesante historia corta en forma de fábula que nos enseña que a menudo nos intentamos convencer a nosotros mismos de no querer algo e incluso llegamos a despreciar dicho algo por el hecho de que encontramos difícil llegar a alcanzarlo.
2. El viejo, el niño y el burro
“Érase una vez un abuelo y un nieto que decidieron emprender un viaje junto con un burro. Inicialmente el anciano hizo que el niño montara en el animal, con el fin de que no se cansara. Sin embargo, al llegar a una aldea, los lugareños empezaron a comentar y criticar que el anciano tuviera que ir al pie mientras que el niño, más joven y vital, fuera montado. Las críticas hicieron que finalmente abuelo y nieto cambiaran posiciones, yendo ahora el anciano montado sobre el burro y el niño caminando al lado.
Sin embargo, al pasar por una segunda aldea, los lugareños pusieron el grito en el cielo de que el pobre niño fuera caminando mientras el hombre mayor lo hacía cómodamente montado. Ambos decidieron entonces montar en el animal. Pero al llegar a un tercer poblado los aldeanos criticaron durante a ambos, acusándoles de cargar en exceso al pobre burro.
Ante esto, el anciano y su nieto decidieron ir ambos a pie, caminando al lado del animal. Pero en un cuarto pueblo se rieron de ellos, dado que disponían de una montura y ninguno de ellos viajaba en ella. El abuelo aprovechó la situación para hacer ver a su nieto el hecho de que, hicieran lo que hicieran, siempre habría alguien a quien le parecería mal y que lo importante no era lo que otros dijeran, sino lo que creyera una mismo.”
Este cuento tradicional nos enseña a tener en cuenta que debemos ser fieles a nosotros mismos, y que hagamos lo que hagamos habrá alguien a quien no le guste y nos critique: no podemos gustarle a todo el mundo, y no debemos obsesionarnos con agradar al prójimo.
Mi corona
2 votes Thanks 1
yaninsoto
gracias para darte corona ocupo que otra persona responda
Respuesta:
1. El zorro y las uvas
“Había una vez un zorro que caminaba, sediento, por el bosque. Mientras lo hacía vio en lo alto de la rama de un árbol un racimo de uvas, las cuales deseó al instante al servirle para refrescarse y apagar su sed. El zorro se acercó al árbol e intentó alcanzar las uvas, pero estaban demasiado altas. Tras intentarlo una y otra vez sin conseguirlo, el zorro finalmente se rindió y se alejó. Viendo que un pájaro había visto todo el proceso se dijo en voz alta que en realidad no quería las uvas, dado aún no estaban maduras, y que en realidad había cesado el intento de alcanzarlas al comprobarlo.”
Otra interesante historia corta en forma de fábula que nos enseña que a menudo nos intentamos convencer a nosotros mismos de no querer algo e incluso llegamos a despreciar dicho algo por el hecho de que encontramos difícil llegar a alcanzarlo.
2. El viejo, el niño y el burro
“Érase una vez un abuelo y un nieto que decidieron emprender un viaje junto con un burro. Inicialmente el anciano hizo que el niño montara en el animal, con el fin de que no se cansara. Sin embargo, al llegar a una aldea, los lugareños empezaron a comentar y criticar que el anciano tuviera que ir al pie mientras que el niño, más joven y vital, fuera montado. Las críticas hicieron que finalmente abuelo y nieto cambiaran posiciones, yendo ahora el anciano montado sobre el burro y el niño caminando al lado.
Sin embargo, al pasar por una segunda aldea, los lugareños pusieron el grito en el cielo de que el pobre niño fuera caminando mientras el hombre mayor lo hacía cómodamente montado. Ambos decidieron entonces montar en el animal. Pero al llegar a un tercer poblado los aldeanos criticaron durante a ambos, acusándoles de cargar en exceso al pobre burro.
Ante esto, el anciano y su nieto decidieron ir ambos a pie, caminando al lado del animal. Pero en un cuarto pueblo se rieron de ellos, dado que disponían de una montura y ninguno de ellos viajaba en ella. El abuelo aprovechó la situación para hacer ver a su nieto el hecho de que, hicieran lo que hicieran, siempre habría alguien a quien le parecería mal y que lo importante no era lo que otros dijeran, sino lo que creyera una mismo.”
Este cuento tradicional nos enseña a tener en cuenta que debemos ser fieles a nosotros mismos, y que hagamos lo que hagamos habrá alguien a quien no le guste y nos critique: no podemos gustarle a todo el mundo, y no debemos obsesionarnos con agradar al prójimo.
Mi corona