Apagar la computadora. Ignorar los ataques y alejarse del acosador cibernético.
No responder ni tomar represalias. Cuando se está enojado o herido, se pueden decir cosas de las que después nos arrepentimos. Los acosadores siempre quieren que reacciones, por lo que no hay que hacerles saber que su plan ha funcionado.
Bloquear al acosador. Si recibes mensajes malintencionados a través de mensajes instantáneos o de un sitio de redes sociales, elimina a la persona de tu lista de amigos o contactos. También puedes borrar los mensajes de los acosadores sin tener que leerlos.
Guardar e imprimir los mensajes de acoso. Si el acoso continúa, guarda la evidencia. Esta puede ser una prueba importante para mostrar a los padres o a los maestros si el acosador no se detiene.
Contarle a un adulto de confianza. Un adulto de confianza es alguien que crees que te escuchará y que tiene las habilidades, el deseo y la autoridad para ayudarte. Contarle a un adulto no es ser chismoso: es abogar por ti mismo. Incluso si el acoso sucede en línea, tu escuela probablemente tenga reglas al respecto
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