Pagar por un animal es aceptar que las vidas tienen un precio. Y que, por tanto, los seres vivos pueden comprarse (y poseerse). Cada vez que un vendedor ofrece una vida a cambio de dinero, la objetiviza. Por eso, pagar por un animal también equivale a considerar como algo a quien es alguien.
De los criaderos de perros y gatos a las tiendas de mascotas, donde roedores, peces o reptiles permanecen encerrados en vitrinas y jaulas a la espera de un hogar, pasando por el comercio de aves exóticas o de caballos, la venta de animales no humanos dentro del escenario capitalista se vale del especismo para lucrarse y antepone el negocio a la existencia; dominándola, mercantilizándola, esclavizándola.
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Respuesta:
No
Explicación:
Pagar por un animal es aceptar que las vidas tienen un precio. Y que, por tanto, los seres vivos pueden comprarse (y poseerse). Cada vez que un vendedor ofrece una vida a cambio de dinero, la objetiviza. Por eso, pagar por un animal también equivale a considerar como algo a quien es alguien.
De los criaderos de perros y gatos a las tiendas de mascotas, donde roedores, peces o reptiles permanecen encerrados en vitrinas y jaulas a la espera de un hogar, pasando por el comercio de aves exóticas o de caballos, la venta de animales no humanos dentro del escenario capitalista se vale del especismo para lucrarse y antepone el negocio a la existencia; dominándola, mercantilizándola, esclavizándola.
Respuesta:
NO
Explicación:
Esta mal la venta de animales