El año que ya vamos finalizando ha tenido como concepto central la “Dignidad Humana”, especialmente referida en torno al aborto y a la defensa de la vida. El propósito de este artículo es indagar en algunas consideraciones en torno a este concepto desde una mirada ética fundada en la experiencia cristiana.
Hablar de Dignidad Humana en el escenario social y político actual es a nuestro juicio una acción contracultural y profética. Si realizamos un breve diagnóstico de cómo estamos como sociedad veremos que lo que menos se considera es la dignidad de la persona humana. Algunos ejemplos: Pensiones míseras para los adultos mayores las cuales muchas veces no les alcanzan para sobrevivir el mes. El tema del lucro en la educación por el cual vemos que sólo los sostenedores de colegios particulares subvencionados se han enriquecido durante años olvidando el centro del quehacer educativo, esto es la formación integral de los niños y jóvenes. Se habla y se pide el aborto, aspecto propio de una cultura de la muerte la cual ve al o a la que viene en camino como un estorbo, como un sub-ser que es necesario hacer desaparecer. Ofensas históricas contra las raíces de nuestros pueblos originarios o acciones discriminativas para con las minorías sexuales. Pueden ser muchos más casos. Los conocemos bien. Están ahí, punzándonos, urgiéndonos a tomar alguna postura como cristianos, seguidores y seguidoras del contracultural Jesús, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, hermano de todos y todas, primer defensor de la dignidad de la persona humana, en la cual es capaz el rostro mismo de su Padre.
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El año que ya vamos finalizando ha tenido como concepto central la “Dignidad Humana”, especialmente referida en torno al aborto y a la defensa de la vida. El propósito de este artículo es indagar en algunas consideraciones en torno a este concepto desde una mirada ética fundada en la experiencia cristiana.
Hablar de Dignidad Humana en el escenario social y político actual es a nuestro juicio una acción contracultural y profética. Si realizamos un breve diagnóstico de cómo estamos como sociedad veremos que lo que menos se considera es la dignidad de la persona humana. Algunos ejemplos: Pensiones míseras para los adultos mayores las cuales muchas veces no les alcanzan para sobrevivir el mes. El tema del lucro en la educación por el cual vemos que sólo los sostenedores de colegios particulares subvencionados se han enriquecido durante años olvidando el centro del quehacer educativo, esto es la formación integral de los niños y jóvenes. Se habla y se pide el aborto, aspecto propio de una cultura de la muerte la cual ve al o a la que viene en camino como un estorbo, como un sub-ser que es necesario hacer desaparecer. Ofensas históricas contra las raíces de nuestros pueblos originarios o acciones discriminativas para con las minorías sexuales. Pueden ser muchos más casos. Los conocemos bien. Están ahí, punzándonos, urgiéndonos a tomar alguna postura como cristianos, seguidores y seguidoras del contracultural Jesús, Hijo de Dios e Hijo del Hombre, hermano de todos y todas, primer defensor de la dignidad de la persona humana, en la cual es capaz el rostro mismo de su Padre.
Explicación:#HDK#