Aunque vivimos expuestos a la actividad nociva de innumerables microorganismos -bacterias, virus, hongos, parásitos-, nuestro organismo cuenta con la mejor defensa natural ante ellos: el sistema inmune. Sin él, por ejemplo, cualquier infección podría matarnos.
Formado por una compleja red de órganos, tejidos, células y sustancias específicas, e impecablemente organizado, es capaz de reconocer millones de microbios diferentes y de destruir con eficacia los cuerpos extraños que lleguen a nuestro organismo ¿Cómo lo hace? A través de la detección de unas partículas presentes en esos microorganismos, conocidas como antígenos, y que funcionan como una señal de algo que es ajeno a nuestro organismo.
El sistema inmune también es capaz de detectar tempranamente y eliminar células que dejan de funcionaradecuadamente en el cuerpo y que podrían dar origen a algún tipo de cáncer. Esto se llama vigilancia inmunitaria y es otra de sus principales funciones.
Sin embargo, como veremos más adelante, en ocasiones, el sistema inmunitario puede tener fallos en su funcionamiento. Por ejemplo, al detectar como extraños al organismo elementos que no lo son o al reaccionar desproporcionadamente. O también hay veces que las células cancerosas eluden esa mencionada vigilancia inmunitaria.
Todos estos fallos dan lugar a desórdenes de salud, como alergias o enfermedades autoinmunes y que luego detallaremos.
Aunque vivimos expuestos a la actividad nociva de innumerables microorganismos -bacterias, virus, hongos, parásitos-, nuestro organismo cuenta con la mejor defensa natural ante ellos: el sistema inmune. Sin él, por ejemplo, cualquier infección podría matarnos.
Formado por una compleja red de órganos, tejidos, células y sustancias específicas, e impecablemente organizado, es capaz de reconocer millones de microbios diferentes y de destruir con eficacia los cuerpos extraños que lleguen a nuestro organismo ¿Cómo lo hace? A través de la detección de unas partículas presentes en esos microorganismos, conocidas como antígenos, y que funcionan como una señal de algo que es ajeno a nuestro organismo.
El sistema inmune también es capaz de detectar tempranamente y eliminar células que dejan de funcionaradecuadamente en el cuerpo y que podrían dar origen a algún tipo de cáncer. Esto se llama vigilancia inmunitaria y es otra de sus principales funciones.
Sin embargo, como veremos más adelante, en ocasiones, el sistema inmunitario puede tener fallos en su funcionamiento. Por ejemplo, al detectar como extraños al organismo elementos que no lo son o al reaccionar desproporcionadamente. O también hay veces que las células cancerosas eluden esa mencionada vigilancia inmunitaria.
Todos estos fallos dan lugar a desórdenes de salud, como alergias o enfermedades autoinmunes y que luego detallaremos.
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Respuesta:
Explicación:
El sistema inmune, las células que nos defienden
Aunque vivimos expuestos a la actividad nociva de innumerables microorganismos -bacterias, virus, hongos, parásitos-, nuestro organismo cuenta con la mejor defensa natural ante ellos: el sistema inmune. Sin él, por ejemplo, cualquier infección podría matarnos.
Formado por una compleja red de órganos, tejidos, células y sustancias específicas, e impecablemente organizado, es capaz de reconocer millones de microbios diferentes y de destruir con eficacia los cuerpos extraños que lleguen a nuestro organismo ¿Cómo lo hace? A través de la detección de unas partículas presentes en esos microorganismos, conocidas como antígenos, y que funcionan como una señal de algo que es ajeno a nuestro organismo.
El sistema inmune también es capaz de detectar tempranamente y eliminar células que dejan de funcionaradecuadamente en el cuerpo y que podrían dar origen a algún tipo de cáncer. Esto se llama vigilancia inmunitaria y es otra de sus principales funciones.
Sin embargo, como veremos más adelante, en ocasiones, el sistema inmunitario puede tener fallos en su funcionamiento. Por ejemplo, al detectar como extraños al organismo elementos que no lo son o al reaccionar desproporcionadamente. O también hay veces que las células cancerosas eluden esa mencionada vigilancia inmunitaria.
Todos estos fallos dan lugar a desórdenes de salud, como alergias o enfermedades autoinmunes y que luego detallaremos.
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Aunque vivimos expuestos a la actividad nociva de innumerables microorganismos -bacterias, virus, hongos, parásitos-, nuestro organismo cuenta con la mejor defensa natural ante ellos: el sistema inmune. Sin él, por ejemplo, cualquier infección podría matarnos.
Formado por una compleja red de órganos, tejidos, células y sustancias específicas, e impecablemente organizado, es capaz de reconocer millones de microbios diferentes y de destruir con eficacia los cuerpos extraños que lleguen a nuestro organismo ¿Cómo lo hace? A través de la detección de unas partículas presentes en esos microorganismos, conocidas como antígenos, y que funcionan como una señal de algo que es ajeno a nuestro organismo.
El sistema inmune también es capaz de detectar tempranamente y eliminar células que dejan de funcionaradecuadamente en el cuerpo y que podrían dar origen a algún tipo de cáncer. Esto se llama vigilancia inmunitaria y es otra de sus principales funciones.
Sin embargo, como veremos más adelante, en ocasiones, el sistema inmunitario puede tener fallos en su funcionamiento. Por ejemplo, al detectar como extraños al organismo elementos que no lo son o al reaccionar desproporcionadamente. O también hay veces que las células cancerosas eluden esa mencionada vigilancia inmunitaria.
Todos estos fallos dan lugar a desórdenes de salud, como alergias o enfermedades autoinmunes y que luego detallaremos.