Verona es el escenario del conflicto histórico entre dos familias tradicionales: los Montesco y los Capuleto. Por un infortunio del destino, Romeo y Julieta, ambos hijos únicos, se conocen durante un baile de máscaras y se enamoran perdidamente.
Antes del primer encuentro, Romeo estaba despechado por una tal Rosalina, miembro de los Capuleto, razón por la cual acude sin invitación a una mascarada en casa de la familia rival. Pero al llegar, queda deslumbrado por Julieta, y a partir de allí hizo todo lo que pudo para estar con quien sería su alma gemela.
Los Capuleto tenían planes de matrimonio para Julieta y Paris, un renombrado joven de Verona. Sin embargo, ella da la espalda a los deseos de su familia y sigue a su corazón.
El pasaje más recordado de la pieza es la escena II del segundo acto. Romeo sale al jardín de los Capuleto y habla con su amada, que se encuentra en el balcón:
Romeo:
¡Se burla aquel que nunca ha sido herido
de nuestras cicatrices!
(Julieta aparece en una ventana, arriba, sin darse cuenta de la presencia de Romeo).
¡Silencio! ¿Qué ilumina
desde aquella ventana las tinieblas?
¡Es Julieta, es el sol en el oriente!
Surge, espléndido sol, y con tus rayos
mata a luna enferma y envidiosa,
porque tú, su doncella, eres más clara.
No sirvas a la luna que te envidia.
¡Su manto de vestal es verde y triste,
ninguna virgen ya lo lleva, arrójalo!
¡Es ella en la ventana! ¡Es la que amo!
¡Oh, cuánto diera porque lo supiese!
Habla, aunque nada dice; no me importa,
me hablan sus ojos, les respondo a ellos.
¡Qué idea loca! ¡No es a mí a quien hablan!
Dos estrellas magníficas del cielo
ocupadas en algo allá en la altura
les piden a sus ojos que relumbren.
¿No estarán en su rostro las estrellas
y sus ojos girando por el cielo?
El fulgor de su rostro empañaría
la luz de las estrellas, como el sol
apaga las antorchas. Si sus ojos
viajaran por el cielo brillarían
haciendo que los pájaros cantaran
como si fuera el día y no la noche.
¡Ved cómo su mejilla está en su mano!
¡Ay, si yo fuera el guante de esa mano
y pudiera tocar esa mejilla!
Julieta:
¡Ay de mí!
Romeo:
¡Ha hablado ahora!
¡Habla otra vez, oh, ángel luminoso!
En la altura esta noche te apareces
como un celeste mensajero alado
que en éxtasis, echando atrás la frente,
contemplan hacia arriba los mortales
cuando pasa entre nubes perezosas
y navega en el ámbito del aire.
Julieta:
Oh, Romeo, ¿por qué eres tú, Romeo?
¡Reniega de tu padre y de tu nombre!
Si no quieres hacerlo, pero, en cambio,
tú me juras tu amor, eso me basta,
dejaré de llamarme Capuleto.
(Traducción al castellano de Pablo Neruda)
Romeo y Julieta viven un amor prohibido e idealizado, condenado por ambas familias. Tras varios encuentros, se casan a escondidas en una ceremonia realizada por el fraile Lorenzo, confidente de Romeo.
Pero un incidente haría torcer sus planes. El primo de Julieta, Tybaldo, quien había advertido la presencia de Romeo en la mascarada de los Capuleto, se lo encontró y lo retó a duelo. Aunque Romeo recusó por considerarlo ahora un pariente, su amigo Mercucio aceptó el reto.
Tybaldo mata a Mercucio, y Romeo, enceguecido, lo mata a él en venganza. El príncipe de Verona, cansado de la rivalidad entre las familias, sentencia al joven enamorado al exilio.
El padre de Julieta piensa que su tristeza se debe al duelo familiar, así que decide adelantar el matrimonio con Paris para animarla. Desesperada, Julieta pide el auxilio del fraile Lorenzo. Este le propone tomar un elixir para hacerla pasar por muerta ante su familia y huir posteriormente con su amado.
Pero Romeo nunca recibió el mensaje. Así, al ver el cuerpo de su esposa en la cripta de los Capuleto, se envenena a sus pies. Al despertar del efecto, Julieta encuentra a su amado muerto y, desesperada, toma su daga y se quita la vida.
Esta historia de amor es una tragedia. El único consuelo que le queda al lector es saber que, tras las terribles muertes de los protagonistas, las familias Capuleto y Montesco deciden hacer un tratado de paz.
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Respuesta:
Verona es el escenario del conflicto histórico entre dos familias tradicionales: los Montesco y los Capuleto. Por un infortunio del destino, Romeo y Julieta, ambos hijos únicos, se conocen durante un baile de máscaras y se enamoran perdidamente.
Antes del primer encuentro, Romeo estaba despechado por una tal Rosalina, miembro de los Capuleto, razón por la cual acude sin invitación a una mascarada en casa de la familia rival. Pero al llegar, queda deslumbrado por Julieta, y a partir de allí hizo todo lo que pudo para estar con quien sería su alma gemela.
Los Capuleto tenían planes de matrimonio para Julieta y Paris, un renombrado joven de Verona. Sin embargo, ella da la espalda a los deseos de su familia y sigue a su corazón.
El pasaje más recordado de la pieza es la escena II del segundo acto. Romeo sale al jardín de los Capuleto y habla con su amada, que se encuentra en el balcón:
Romeo:
¡Se burla aquel que nunca ha sido herido
de nuestras cicatrices!
(Julieta aparece en una ventana, arriba, sin darse cuenta de la presencia de Romeo).
¡Silencio! ¿Qué ilumina
desde aquella ventana las tinieblas?
¡Es Julieta, es el sol en el oriente!
Surge, espléndido sol, y con tus rayos
mata a luna enferma y envidiosa,
porque tú, su doncella, eres más clara.
No sirvas a la luna que te envidia.
¡Su manto de vestal es verde y triste,
ninguna virgen ya lo lleva, arrójalo!
¡Es ella en la ventana! ¡Es la que amo!
¡Oh, cuánto diera porque lo supiese!
Habla, aunque nada dice; no me importa,
me hablan sus ojos, les respondo a ellos.
¡Qué idea loca! ¡No es a mí a quien hablan!
Dos estrellas magníficas del cielo
ocupadas en algo allá en la altura
les piden a sus ojos que relumbren.
¿No estarán en su rostro las estrellas
y sus ojos girando por el cielo?
El fulgor de su rostro empañaría
la luz de las estrellas, como el sol
apaga las antorchas. Si sus ojos
viajaran por el cielo brillarían
haciendo que los pájaros cantaran
como si fuera el día y no la noche.
¡Ved cómo su mejilla está en su mano!
¡Ay, si yo fuera el guante de esa mano
y pudiera tocar esa mejilla!
Julieta:
¡Ay de mí!
Romeo:
¡Ha hablado ahora!
¡Habla otra vez, oh, ángel luminoso!
En la altura esta noche te apareces
como un celeste mensajero alado
que en éxtasis, echando atrás la frente,
contemplan hacia arriba los mortales
cuando pasa entre nubes perezosas
y navega en el ámbito del aire.
Julieta:
Oh, Romeo, ¿por qué eres tú, Romeo?
¡Reniega de tu padre y de tu nombre!
Si no quieres hacerlo, pero, en cambio,
tú me juras tu amor, eso me basta,
dejaré de llamarme Capuleto.
(Traducción al castellano de Pablo Neruda)
Romeo y Julieta viven un amor prohibido e idealizado, condenado por ambas familias. Tras varios encuentros, se casan a escondidas en una ceremonia realizada por el fraile Lorenzo, confidente de Romeo.
Pero un incidente haría torcer sus planes. El primo de Julieta, Tybaldo, quien había advertido la presencia de Romeo en la mascarada de los Capuleto, se lo encontró y lo retó a duelo. Aunque Romeo recusó por considerarlo ahora un pariente, su amigo Mercucio aceptó el reto.
Tybaldo mata a Mercucio, y Romeo, enceguecido, lo mata a él en venganza. El príncipe de Verona, cansado de la rivalidad entre las familias, sentencia al joven enamorado al exilio.
El padre de Julieta piensa que su tristeza se debe al duelo familiar, así que decide adelantar el matrimonio con Paris para animarla. Desesperada, Julieta pide el auxilio del fraile Lorenzo. Este le propone tomar un elixir para hacerla pasar por muerta ante su familia y huir posteriormente con su amado.
Pero Romeo nunca recibió el mensaje. Así, al ver el cuerpo de su esposa en la cripta de los Capuleto, se envenena a sus pies. Al despertar del efecto, Julieta encuentra a su amado muerto y, desesperada, toma su daga y se quita la vida.
Esta historia de amor es una tragedia. El único consuelo que le queda al lector es saber que, tras las terribles muertes de los protagonistas, las familias Capuleto y Montesco deciden hacer un tratado de paz.
Explicación:
Lindo día