Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla relaciones mucho más gratas, está más capacitado para aprovechar las oportunidades que se le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente, posee una mayor conciencia del rumbo que sigue. Y lo que es más, si el adolescente termina esta etapa de su vida con una autoestima fuerte y bien desarrollada podrá entrar en la vida adulta con buena parte de los cimientos necesarios para llevar una existencia productiva y satisfactoria.
La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el desarrollo de la autoestima; es la etapa en la que la persona necesita hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona que avanza hacia un futuro. Y a estos aspectos hay que sumar todos aquellos conflictos de la niñez que no se hayan resuelto y que surjan de nuevo, conflictos que habrá que afrontar también.
Puede rebelarse y rechazar cualquier valoración que le ofrezca otra persona, o puede encontrarse tan confuso e inseguro de sí mismo que no haga más que pedir a los demás aprobación y consejos de todo tipo. Sea cual fuere su aproximación a su nueva identidad, el adolescente pasará inevitablemente por una reorganización crítica de su manera de apreciarse con el consiguiente cambio en su autoestima.
La autoestima influye sobre el adolescente en:
cómo se siente
cómo piensa, aprende y crea
cómo se valora
cómo se relaciona con los demás
cómo se comporta
Los aspectos positivos que refuerzan las posibilidades del adolescente de cara a la vida adulta son:
Saber con claridad con qué fuerzas, recursos, intereses y objetivos se cuenta.
Relaciones personales efectivas y satisfactorias.
Claridad de objetivos.
Productividad personal: en casa, en el colegio y en el trabajo.
Es una auténtica necesidad fraguar su identidad y sentirse bien consigo mismo.
La autoestima puede desarrollarse convenientemente cuando los adolescentes experimentan positivamente cuatro aspectos o condiciones bien definidas:
Vinculación: resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al establecer vínculos que son importantes para él y que los demás también reconocen como importantes.
Singularidad: resultado del conocimiento y respeto que el adolescente siente por aquellas cualidades o atributos que le hacen especial o diferente, apoyado por el respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas cualidades.
Poder: consecuencia de la disponibilidad de medios, de oportunidades y de capacidad en el adolescente para modificar las circunstancias de su vida de manera significativa.
Modelos o pautas: puntos de referencia que dotan al adolescente de los ejemplos adecuados, humanos, filosóficos y prácticos, que le sirven para establecer su escala de valores, sus objetivos, ideales y modales propios.
Pueden descubrirse problemas de vinculación si se presenta alguno de los siguientes comportamientos:
No puede comunicarse con facilidad, es incapaz de escuchar a los demás y comprender sus puntos de vista.
Es tímido, tiene pocos o ningún amigo y elude de forma activa las situaciones sociales; es poco consciente de los intereses o necesidades de los demás.
Habla negativamente de la familia, de su raza o grupo étnico.
Rara vez o nunca se ofrece para ayudar a los demás.
No cae bien a sus compañeros.
Resulta incómodo a los adultos o, por el contrario, intenta captar su atención continuamente.
Quiere ser siempre el centro de todo y/o constantemente intenta atraer hacia sí la atención de los demás.
Suele relacionarse más con cosas y animales que con gente; lleva un montón de “porquerías” en el bolsillo y las valora excesivamente.
Tiene dificultades para expresar sus ideas y sentimientos de manera directa y para pedir lo que necesita.
Respuesta:
Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla relaciones mucho más gratas, está más capacitado para aprovechar las oportunidades que se le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente, posee una mayor conciencia del rumbo que sigue. Y lo que es más, si el adolescente termina esta etapa de su vida con una autoestima fuerte y bien desarrollada podrá entrar en la vida adulta con buena parte de los cimientos necesarios para llevar una existencia productiva y satisfactoria.
La adolescencia es uno de los periodos más críticos para el desarrollo de la autoestima; es la etapa en la que la persona necesita hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona que avanza hacia un futuro. Y a estos aspectos hay que sumar todos aquellos conflictos de la niñez que no se hayan resuelto y que surjan de nuevo, conflictos que habrá que afrontar también.
Puede rebelarse y rechazar cualquier valoración que le ofrezca otra persona, o puede encontrarse tan confuso e inseguro de sí mismo que no haga más que pedir a los demás aprobación y consejos de todo tipo. Sea cual fuere su aproximación a su nueva identidad, el adolescente pasará inevitablemente por una reorganización crítica de su manera de apreciarse con el consiguiente cambio en su autoestima.
La autoestima influye sobre el adolescente en:
Los aspectos positivos que refuerzan las posibilidades del adolescente de cara a la vida adulta son:
Es una auténtica necesidad fraguar su identidad y sentirse bien consigo mismo.
La autoestima puede desarrollarse convenientemente cuando los adolescentes experimentan positivamente cuatro aspectos o condiciones bien definidas:
Pueden descubrirse problemas de vinculación si se presenta alguno de los siguientes comportamientos:
Explicación:
espero te sirva
Corona plis!!!!:)