La barcaza a nueve nudos por hora,iba aguas abajopor el río Congo. A un lado del mástil,el pequeño.Inmóviljunto al timón,el grandote.Los hombresmeditaban.De ellos sepodíadecir:por mitad comerciante y por mitad bandidos,según se ofrecieran las circunstancias.Peter,de minúscula estatura,desafiaba al sol africano,que no habíapodido diresolversu su firma palidez.Anderson,a su lado,resultaba gigantesco,cabezudoy violento.Difícilera resolver cuálde los dosera más poderoso.Trafican a todo lo largo del río Congo.Su última aventurahabíaconsistido a matar a palos y cuchilladasa treinta nativos cargadores de colmillos de marfil.En cierto modo iban huidos,ambos pensaban que de ser uno solo el propietario del cargadorde marfil,dichosamentelos años que le restaban de vida.
Respuesta:
La barcaza a nueve nudos por hora, iba aguas abajo por el río Congo. A un lado del mástil, el pequeño. Inmóvil junto al timón, el grandote. Los hombres meditaban. De ellos se podía decir: por mitad comerciante y por mitad bandidos, según se ofrecieran las circunstancias. Peter, de minúscula estatura, desafiaba al sol africano, que no había podido diresolver su su firma palidez. Anderson, a su lado, resultaba gigantesco, cabezudo y violento. Difícil era resolver cuál de los dos era más poderoso. Trafican a todo lo largo del río Congo. Su última aventura había consistido a matar a palos y cuchilladas a treinta nativos cargadores de colmillos de marfil. En cierto modo iban huidos, ambos pensaban que de ser uno solo el propietario del cargador de marfil, dichosamente los años que le restaban de vida.