El rey Jorge III propone a su mujer hacer un presente a su primo Maximiliano, Archiduque de Austria y regente de España, que esta pasando una temporada en Valladolid, para compensar el regalo de bodas que le hicieron hace cuatro años que no era de la categoría necesaria.
La reina le propone regalarle a Salomón, el elefante venido de la India hacía dos años, que esta en Belén y al que nunca acuden a visitar. El rey aunque no le parece el regalo adecuado acepta la propuesta.
Al día siguiente el rey manda escribir a su secretario, Pedro Alcoçava –que había heredado el cargo de su padre- una carta con la proposición y envío a su caballerizo mayor con la misma a Valladolid a hacer la entrega y esperar la correspondiente contestación.
El rey decide ir con su secretario a ver al animal, aunque antes tuvo que poner trabas a la reina para que no los acompañasen como era su deseo. Allí el rey ve el deplorable aspecto tanto del elefante como de su cornaca, ordenando lavar inmediatamente al animal, el cuál se muestra encantado y feliz por algo que apenas recordaba, y para sorpresa del monarca una vez limpio se le veían los lunares y pelos típicos de la raza pero nada estéticos, lo que le hizo dudar si sería del gusto del yerno de Carlos V. También ordeno que le hicieran al cornaca –Subhro- dos trajes nuevos para el viaje, a la vez que maldecía el nombre.
El rey Jorge III propone a su mujer hacer un presente a su primo Maximiliano, Archiduque de Austria y regente de España, que esta pasando una temporada en Valladolid, para compensar el regalo de bodas que le hicieron hace cuatro años que no era de la categoría necesaria.
La reina le propone regalarle a Salomón, el elefante venido de la India hacía dos años, que esta en Belén y al que nunca acuden a visitar. El rey aunque no le parece el regalo adecuado acepta la propuesta.
Al día siguiente el rey manda escribir a su secretario, Pedro Alcoçava –que había heredado el cargo de su padre- una carta con la proposición y envío a su caballerizo mayor con la misma a Valladolid a hacer la entrega y esperar la correspondiente contestación.
El rey decide ir con su secretario a ver al animal, aunque antes tuvo que poner trabas a la reina para que no los acompañasen como era su deseo. Allí el rey ve el deplorable aspecto tanto del elefante como de su cornaca, ordenando lavar inmediatamente al animal, el cuál se muestra encantado y feliz por algo que apenas recordaba, y para sorpresa del monarca una vez limpio se le veían los lunares y pelos típicos de la raza pero nada estéticos, lo que le hizo dudar si sería del gusto del yerno de Carlos V. También ordeno que le hicieran al cornaca –Subhro- dos trajes nuevos para el viaje, a la vez que maldecía el nombre.