Este cuento de Francisco Rojas González comienza con la narración en primera persona, de un hombre no indígena, que se encuentra de paso en la champa de Kai-Lan, un viejo sacerdote y cacique de los lacandones, con quien conversa, con el lenguaje limitado que les permite el bilingüismo de cada uno. Igualmente, el narrador en primera persona comienza a describir todo lo que ve en la casa de este cacique, en especial las características y labores de cada una de las kikas de este Cacique.
De acuerdo a la descripción de las mujeres, se conoce que la más joven se llama Jacinta, y aun cuando es casi una niña ya ha tenido una pequeña bebé. Así mismo, en la choza se encuentra otra india, anciana ya, de nombreJova, quien junto a la joven son las que se encargan del trabajo doméstico que se realiza durante el día. Al percatarse de la presencia de una tercera Kika, de edad madura y de nombre Nachak´, quien parece no trabajar, el hombre pregunta al Cacique, obteniendo una respuesta un poco más pícara de lo que hubiese esperado, cuando el gran jefe ha confesado que el trabajo de esta mujer es acompañarlo en las noches en su hamaca.
Este cuento de Francisco Rojas González comienza con la narración en primera persona, de un hombre no indígena, que se encuentra de paso en la champa de Kai-Lan, un viejo sacerdote y cacique de los lacandones, con quien conversa, con el lenguaje limitado que les permite el bilingüismo de cada uno. Igualmente, el narrador en primera persona comienza a describir todo lo que ve en la casa de este cacique, en especial las características y labores de cada una de las kikas de este Cacique.
De acuerdo a la descripción de las mujeres, se conoce que la más joven se llama Jacinta, y aun cuando es casi una niña ya ha tenido una pequeña bebé. Así mismo, en la choza se encuentra otra india, anciana ya, de nombreJova, quien junto a la joven son las que se encargan del trabajo doméstico que se realiza durante el día. Al percatarse de la presencia de una tercera Kika, de edad madura y de nombre Nachak´, quien parece no trabajar, el hombre pregunta al Cacique, obteniendo una respuesta un poco más pícara de lo que hubiese esperado, cuando el gran jefe ha confesado que el trabajo de esta mujer es acompañarlo en las noches en su hamaca.