En este libro de Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.
Una bruja, un sepulturero, burdeles de Avellaneda y un grupo de niños dispuestos a emprender una difícil aventura para salvar el trabajo de sus padres forman «El sueño de los murciélagos», el libro donde Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.
Esta «aventura moral», como define Ramos a su pequeña novela y a la vida, comienza cuando Gabriel y Marisa proponen salvar el taller de bobinas del negro Angel, que cae por la importación de bobinas coreanas, y el colectivo de Lalo, quien se resiste a vendérselo a la empresa para la que trabaja.
Un conjuro de sangre, Santa Evita, el bar del uruguayo, un gato demoníaco y los vínculos familiares y de amistad son los otros componentes que dan forma a la novela donde Ramos y sus personajes se proponen rescatar lo que queda y elegir el camino correcto.
«La idea de este libro es megalómana: salvar lo que queda del barrio, de los amigos y la familia – apunta Ramos. Es una aventura que revaloriza esos lazos que sobreviven a los defectos de los seres queridos y se vuelven más fuertes».
Alejandro, Percha, Rata, el Chino, Tumbeta y Carlón son los amigos con los que cuentan Gabriel y Marisa para llevar a cabo el sacrificio ritual de un murciélago blanco primogénito y pichón y salvar así la situación que a sus padres les complica la vida.
«En este libro tengo algo que decir como quien conoció esa vida de costado y vio la decadencia de su padre y de su barrio», cuenta Ramos y se sitúa en su propia infancia, sus 11 años en los 70 en Avellaneda, cuando comienzan a devaluarse los oficios y su padre deja la orfebrería y la herrería a la que se dedicaba para ingresar a una oficina donde sus manos ya no tienen valor.
Para Ramos, esta aventura infantil también está tiene como trasfondo «el fin de un proyecto de país, del peronismo del 45, el final del plan quinquenal».
«La literatura es 80 por ciento subtexto – afirma – es mucho más lo que no se escribe», asegura respecto al clima denso y opresivo que atraviesa la trama en contraposición con el candor de sus protagonistas.
Respuesta:
En este libro de Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.
Una bruja, un sepulturero, burdeles de Avellaneda y un grupo de niños dispuestos a emprender una difícil aventura para salvar el trabajo de sus padres forman «El sueño de los murciélagos», el libro donde Pablo Ramos recupera valores de su infancia, con el oscuro escenario de la dictadura militar como fondo.
Esta «aventura moral», como define Ramos a su pequeña novela y a la vida, comienza cuando Gabriel y Marisa proponen salvar el taller de bobinas del negro Angel, que cae por la importación de bobinas coreanas, y el colectivo de Lalo, quien se resiste a vendérselo a la empresa para la que trabaja.
Un conjuro de sangre, Santa Evita, el bar del uruguayo, un gato demoníaco y los vínculos familiares y de amistad son los otros componentes que dan forma a la novela donde Ramos y sus personajes se proponen rescatar lo que queda y elegir el camino correcto.
«La idea de este libro es megalómana: salvar lo que queda del barrio, de los amigos y la familia – apunta Ramos. Es una aventura que revaloriza esos lazos que sobreviven a los defectos de los seres queridos y se vuelven más fuertes».
Alejandro, Percha, Rata, el Chino, Tumbeta y Carlón son los amigos con los que cuentan Gabriel y Marisa para llevar a cabo el sacrificio ritual de un murciélago blanco primogénito y pichón y salvar así la situación que a sus padres les complica la vida.
«En este libro tengo algo que decir como quien conoció esa vida de costado y vio la decadencia de su padre y de su barrio», cuenta Ramos y se sitúa en su propia infancia, sus 11 años en los 70 en Avellaneda, cuando comienzan a devaluarse los oficios y su padre deja la orfebrería y la herrería a la que se dedicaba para ingresar a una oficina donde sus manos ya no tienen valor.
Para Ramos, esta aventura infantil también está tiene como trasfondo «el fin de un proyecto de país, del peronismo del 45, el final del plan quinquenal».
«La literatura es 80 por ciento subtexto – afirma – es mucho más lo que no se escribe», asegura respecto al clima denso y opresivo que atraviesa la trama en contraposición con el candor de sus protagonistas.
Explicación: