Primero se había quedado una hora leyendo “Los hijos del capitán Grant”, un libro en el que también había un mensaje en una botella, y luego se había quedado todavía un rato más largo pensando en el libro.
El mensaje en una botella del que hablaba el libro procedía del desaparecido capitán Grant. El lord, que encontraba su botella con el mensaje, partiría en busca del capitán y llevaba a los hijos de este con él. En su búsqueda recorrían el mundo entero, vivían aventuras increíbles, pero al final encontraban al capitán.
Matu no estaba muy satisfecho ya que la botella había sido encontrada en la panza de un tiburón, y él quería saber hasta dónde habría llegado una botella arrojada al mar.
Pero al fin era igual, si su botella no llegaba hasta América, llegaría tal vez al África o a Australia. Eso también era lejos. Echaría al río una botella con un mensaje, eso estaba decidido. No se lo diría a nadie, porque no quería que los demás lo tomaran por loco.
Matu se levantó , se sentó en el escritorio y sacó una hoja de papel. En el libro el capitán había redactado su mensaje en tres idiomas, pues no podía saber a donde llegaría su carta, así que Matu también hizo lo mismo: alemán, inglés y ruso. Francés y Español lamentablemente no sabía.
Primero en alemán. Mi nombre es Matías Loerker, vivó en la Nueva AvenidaKrung 72, República Democrática Alemana, 1193 Berlín. Tengo casi doce años y voy a sexto grado. Quien encuentre este mensaje, escríbame. Responderé seguro.
Mis amigos me llaman Matu. Muchos saludos Matías Loerke, RDA.
Así luego en inglés: my name is ....., luego en ruso. Moja imja Matías Loerke, ja schiwu...., escribió en alfabeto cirílico debajo del texto inglés, guardó el papel con el mensaje para su botella en la cartera.
La botella también era un tema, ya que no sabía que clase de botella tenía que utilizar, pensó en una botella vacía de su padre, pero luego se dio cuenta que el corcho podía llegar a pudrirse.
El abuelo Haase aún tenía guardadas en el sótano un par de viejas botellas con una traba a presión. La trababa un metal y el tapón de porcelana: no podían abrirse en el agua. Si el abuelo le regalaba una, el problema estaría resuelto, y eso lo podría lograr tranquilamente ya que Pepo y él le traían continuamente cosas del sótano.
De repente el grito de su madre par que valla al colegio, siempre iba con Pepo que todas las mañanas lo esperaba en la esquina, Matu caminaba muy rápido ya que quería tener el texto listo antes de que comenzara la hora, cosa de poder salir corriendo directamente hacia lo del abuelo Haase, y el pobre Pepo lo venia corriendo con la lengua fuera y a los gritos, ya que no entendía nada.
Antes de que comenzara la hora ya tenia su texto listo, ahora sólo tenia que esperar que la case terminara.
Por fin sonó el timbre anunciando que la quinta hora había terminado, Matu salió tan rápido del aula que Pepo ni siquiera alcanzó a verlo.
El abuelo Haase vivía en la Avenida del Dique, en el cuarto piso, pero hasta el sótano había cinco escaleras, y con setenta y cuatro años y ciática en la columna y reuma en las articulaciones bajar le resultaba una gran aventura.
Era gracias a la escuela que Matu y Pepo estaban a su cargo, ellos se alegraban de que les hubieran asignado al abuelo Haase y no unos de esos viejos cascarrabias.
Matu subió corriendo hasta el cuarto piso, saludo al abuelo y le pregunto si no necesitaba nada del sótano, el abuelo le dijo que le podía subir algunas papas ya que le quedaban pocas, Matu tomó las llaves del sótano y el canasto de papas, volvió enseguida con en canasto lleno y en la mano una de las viejas botellas, el abuelo le preguntó para que la quería y le dijo que no sabía que por ahí la podía llegar a necesitar, el abuelo insistió con la pregunta y Matu dio vueltas pero al final le contó cual era su plan, el abuelo le dijo que la idea no era mala, pero que lamentablemente no iba a funcionar ya que su botella tenia que atravesar Berlín Occidental y no iba a poder hacerlo ya que según el abuelo había rejas debajo del agua, Matu un tanto decepcionado le pregunto si igual podía conservar la botella, el abuelo sonriente le respondió que si, pero con la condición de que cuando llegara a algún destino le avisara si es que todavía estaba con vida. Luego se fue rápido a su casa y sacó la botella y la comenzó a limpiar, luego tomó el secador de pelo y la seco por dentro para que la carta no se humedeciera, después se sentó y leyó una vez más el texto, luego simplemente enrolló las hojas juntas, y las introdujo en la botella, luego pensó que sería conveniente meter las hojas en una bolsa de plástico, así que abrió la botella, retiró las hojas y las colocó en la bolsa, luego cerro la botella, solamente quedaba ir al Spree y arrojarla.
La historia del libro titulado el muro es una obra escrita por Klaus de kordon en donde relata mucho más allá como logra ser la historia de amistad que posee una chica y un chico que nacieron bajo la época del muro de Berlín. La chica arroja una botella al Rhin que un poco después es encontrarlo por el joven. Desde ese momento ambos comienzan con una extensa comunicación, a pesar de todos los contratiempos, ambos jóvenes logran comunicarse el uno con el otro a través de una carta, hacer llamadas y lograr que los padres de ambos viajen y así mismo poder encontrarse en la playa.
Cuando la segunda guerra mundial llego por fin a su fin, los vencedores dividieron a una antigua ciudad que sin lugar a dudas lograría marcar la vida de cada uno de sus ciudadanos, las costumbres y muchas cosas más que reinaban alrededor de cada persona del pueblo.
En la década de los años 80 un adolescente que posiblemente era igual a todos los demás, lograba aburrirse de la misma rutina día tras día en la cual se levantaba temprano para ir hacia la escuela, reunirse con sus amigos y jugar a la pelota con cada uno de ellos para finalmente terminar sus deberes entre otras tantas cosas que realizaba un chico de su edad.
Matu, como lo llamaban cariñosamente sus amigos en cierto modo le encantaba soñar despierto, era de ese tipo de chicos adolescentes en los cuales les encantaba enfrascarse en un universo de fantasía e imaginar muchas cosas, su imaginación era realmente enorme hasta tal punto que lograba crear grandes historias mágicas en su cabeza gracias a la imaginación de pluma que poseía y describía todo lo que pasaba; aunque en algunos días, el sueño lo perturbaba de una forma realmente sobresaliente
Un día, el pequeño soñador decide aventurarse en una pequeña aventura con la ayuda de sus amigos, en esta se las ingenia para conseguir lograr una de sus aventuras en las cuales deciden escribir una carta con varios idiomas para meterla en una botella y arrojarla al rio. Lo que ellos no sabían era que unos kilómetros más abajo una chica, de la misma edad que Mato de nombre Angie que logra encontrar la botella-
Así ella decide escribir una carta en respuesta y es en donde se comienza una hermosa amistad entre ambos personajes.
Primero se había quedado una hora leyendo “Los hijos del capitán Grant”, un libro en el que también había un mensaje en una botella, y luego se había quedado todavía un rato más largo pensando en el libro.
El mensaje en una botella del que hablaba el libro procedía del desaparecido capitán Grant. El lord, que encontraba su botella con el mensaje, partiría en busca del capitán y llevaba a los hijos de este con él. En su búsqueda recorrían el mundo entero, vivían aventuras increíbles, pero al final encontraban al capitán.
Matu no estaba muy satisfecho ya que la botella había sido encontrada en la panza de un tiburón, y él quería saber hasta dónde habría llegado una botella arrojada al mar.
Pero al fin era igual, si su botella no llegaba hasta América, llegaría tal vez al África o a Australia. Eso también era lejos. Echaría al río una botella con un mensaje, eso estaba decidido. No se lo diría a nadie, porque no quería que los demás lo tomaran por loco.
Matu se levantó , se sentó en el escritorio y sacó una hoja de papel. En el libro el capitán había redactado su mensaje en tres idiomas, pues no podía saber a donde llegaría su carta, así que Matu también hizo lo mismo: alemán, inglés y ruso. Francés y Español lamentablemente no sabía.
Primero en alemán. Mi nombre es Matías Loerker, vivó en la Nueva AvenidaKrung 72, República Democrática Alemana, 1193 Berlín. Tengo casi doce años y voy a sexto grado. Quien encuentre este mensaje, escríbame. Responderé seguro.
Mis amigos me llaman Matu. Muchos saludos Matías Loerke, RDA.
Así luego en inglés: my name is ....., luego en ruso. Moja imja Matías Loerke, ja schiwu...., escribió en alfabeto cirílico debajo del texto inglés, guardó el papel con el mensaje para su botella en la cartera.
La botella también era un tema, ya que no sabía que clase de botella tenía que utilizar, pensó en una botella vacía de su padre, pero luego se dio cuenta que el corcho podía llegar a pudrirse.
El abuelo Haase aún tenía guardadas en el sótano un par de viejas botellas con una traba a presión. La trababa un metal y el tapón de porcelana: no podían abrirse en el agua. Si el abuelo le regalaba una, el problema estaría resuelto, y eso lo podría lograr tranquilamente ya que Pepo y él le traían continuamente cosas del sótano.
De repente el grito de su madre par que valla al colegio, siempre iba con Pepo que todas las mañanas lo esperaba en la esquina, Matu caminaba muy rápido ya que quería tener el texto listo antes de que comenzara la hora, cosa de poder salir corriendo directamente hacia lo del abuelo Haase, y el pobre Pepo lo venia corriendo con la lengua fuera y a los gritos, ya que no entendía nada.
Antes de que comenzara la hora ya tenia su texto listo, ahora sólo tenia que esperar que la case terminara.
Por fin sonó el timbre anunciando que la quinta hora había terminado, Matu salió tan rápido del aula que Pepo ni siquiera alcanzó a verlo.
El abuelo Haase vivía en la Avenida del Dique, en el cuarto piso, pero hasta el sótano había cinco escaleras, y con setenta y cuatro años y ciática en la columna y reuma en las articulaciones bajar le resultaba una gran aventura.
Era gracias a la escuela que Matu y Pepo estaban a su cargo, ellos se alegraban de que les hubieran asignado al abuelo Haase y no unos de esos viejos cascarrabias.
Matu subió corriendo hasta el cuarto piso, saludo al abuelo y le pregunto si no necesitaba nada del sótano, el abuelo le dijo que le podía subir algunas papas ya que le quedaban pocas, Matu tomó las llaves del sótano y el canasto de papas, volvió enseguida con en canasto lleno y en la mano una de las viejas botellas, el abuelo le preguntó para que la quería y le dijo que no sabía que por ahí la podía llegar a necesitar, el abuelo insistió con la pregunta y Matu dio vueltas pero al final le contó cual era su plan, el abuelo le dijo que la idea no era mala, pero que lamentablemente no iba a funcionar ya que su botella tenia que atravesar Berlín Occidental y no iba a poder hacerlo ya que según el abuelo había rejas debajo del agua, Matu un tanto decepcionado le pregunto si igual podía conservar la botella, el abuelo sonriente le respondió que si, pero con la condición de que cuando llegara a algún destino le avisara si es que todavía estaba con vida. Luego se fue rápido a su casa y sacó la botella y la comenzó a limpiar, luego tomó el secador de pelo y la seco por dentro para que la carta no se humedeciera, después se sentó y leyó una vez más el texto, luego simplemente enrolló las hojas juntas, y las introdujo en la botella, luego pensó que sería conveniente meter las hojas en una bolsa de plástico, así que abrió la botella, retiró las hojas y las colocó en la bolsa, luego cerro la botella, solamente quedaba ir al Spree y arrojarla.
La historia del libro titulado el muro es una obra escrita por Klaus de kordon en donde relata mucho más allá como logra ser la historia de amistad que posee una chica y un chico que nacieron bajo la época del muro de Berlín. La chica arroja una botella al Rhin que un poco después es encontrarlo por el joven. Desde ese momento ambos comienzan con una extensa comunicación, a pesar de todos los contratiempos, ambos jóvenes logran comunicarse el uno con el otro a través de una carta, hacer llamadas y lograr que los padres de ambos viajen y así mismo poder encontrarse en la playa.
Cuando la segunda guerra mundial llego por fin a su fin, los vencedores dividieron a una antigua ciudad que sin lugar a dudas lograría marcar la vida de cada uno de sus ciudadanos, las costumbres y muchas cosas más que reinaban alrededor de cada persona del pueblo.
En la década de los años 80 un adolescente que posiblemente era igual a todos los demás, lograba aburrirse de la misma rutina día tras día en la cual se levantaba temprano para ir hacia la escuela, reunirse con sus amigos y jugar a la pelota con cada uno de ellos para finalmente terminar sus deberes entre otras tantas cosas que realizaba un chico de su edad.
Matu, como lo llamaban cariñosamente sus amigos en cierto modo le encantaba soñar despierto, era de ese tipo de chicos adolescentes en los cuales les encantaba enfrascarse en un universo de fantasía e imaginar muchas cosas, su imaginación era realmente enorme hasta tal punto que lograba crear grandes historias mágicas en su cabeza gracias a la imaginación de pluma que poseía y describía todo lo que pasaba; aunque en algunos días, el sueño lo perturbaba de una forma realmente sobresaliente
Un día, el pequeño soñador decide aventurarse en una pequeña aventura con la ayuda de sus amigos, en esta se las ingenia para conseguir lograr una de sus aventuras en las cuales deciden escribir una carta con varios idiomas para meterla en una botella y arrojarla al rio. Lo que ellos no sabían era que unos kilómetros más abajo una chica, de la misma edad que Mato de nombre Angie que logra encontrar la botella-
Así ella decide escribir una carta en respuesta y es en donde se comienza una hermosa amistad entre ambos personajes.