La puerta de Aliet fue golpeada con desesperación. -¿Qué pasa?-preguntó Aliet un tanto sorprendida. -¿Y qué con eso?-preguntó Aliet. -Despiértelas, pues-dijo Aliet.
-He golpeado la puerta un montón de veces y les he gritado para adentro, pero ni siquiera les escucho la respiración-dijo la nana. Aliet giró sobre sus talones, fue hasta su mesita de noche y levantó un manojo de llaves, luego enfiló hasta la habitación de las gemelas. Vio un papel doblado sobre la cama de Sophie. « El último lugar que ahora visitaremos será el muelle, luego de Ivanna y de mí no se sabrá más, pero al volver, traeremos a todos ellos de regreso.
Ivanna y Sophie». Aliet apretó el papel contra su pecho. Aliet mantuvo su mirada en el vacío, en aquella habitación que el Astro Rey comenzaba a iluminar con sus rayos áureos. Bajó al trote la escalera y azotó la puerta de entrada.
Aliet se bajó en el muelle sin siquiera preocuparse de cerrar la puerta de su vehículo. Podía ver a través de sus muchachas que eran de un celeste transparente ahora, Ivanna más tenue que Sophie. Ivanna y Sophie caminaban quedamente, aspirando la paz que les traía el aire marino tan cercano a donde estaban. -¿1715 era?-preguntó Ivanna sin atreverse a romper la paz con su voz, sin querer cortar el silencio a su alrededor.
-Sí-respondió Sophie caminando por detrás de su hermana y mirando todo con absorta atención. Ivanna comenzó a escalar primero, Sophie iba casi un metro por detrás. -Traedlas de vuelta, ¡brujos! ¿Qué habéis hecho con mis hijas?-gritaba Aliet. Saltó y pescó a Sophie de las ropas y luego de la delgada cintura.
Ya no podía ver a Ivanna. Sophie gritó con toda su alma y refaló de la cuerda, quedando sostenida solamente por sus dedos. Ivanna volteó de golpe al oír el sorpresivo grito de su hermana y lo que vio la dejó helada, lo que ya es mucho decir, pues no era de esas personas que sorprendes con cualquier cosa. Aliet cuando tocó a Sophie de inmediato vio cómo la chica se solidificaba y comenzó a jalarla con más fuerza, recuperando toda esperanza.
Ivanna vio como el lado derecho de Sophie ya no era más que una transparencia azulosa, en algunos casos, inclusive incolora. Apenas consiguió darle la mano, Sophie soltó la cuerda y su brazo derecho desapareció, empujando eso hacia abajo a Ivanna. Ivanna jaló desesperadamente a Sophie hacia ella, luchando contra una fuerza oculta que arrastraba a su hermana hacia abajo. -¡Ivanna!-gritó Sophie a media voz, completamente aterrada, sin saber si su voz se había debilitado por el miedo o porque ella misma iba desapareciendo tanto como su bravía.
Sophie podía sentir perfectamente bien cómo alguien jalaba de su cintura hacia atrás haciéndola caer. Y ya se sentía incapaz de sujetarse de la mano de Ivanna, porque las manos de ambas comenzaban a desaparecer tanto como su fortaleza. Aliet notó cómo ya Sophie estaba casi de vuelta, técnicamente sólida y palpable y consigo traía a Ivanna, quien se sujetaba a ella. Ivanna comenzaba a dejar de ser un espectro y eso le dio más fuerzas para luchar, incluso contra los gitanos que se le iban encima de tarde en tarde.
Ambas chicas dieron un grito agudo al comprobar que caían de la rama en la que se había estado sosteniendo Ivanna. La caída fue de varios metros y lo único que la frenó fue la cuerda de Ivanna, quien apenas recuperó la capacidad de discernir se sujetó con mayor fuerza. -¡Sophie!-gritó Ivanna al comprobar que casi no podía ver a Sophie ni a sus propias manos. -Ivanna, suéltame-dijo Sophie desesperada, haciendo uso de la poca voz y cordura que le quedaba.
-¡No!-gritó Ivanna. Sophie sentía cómo desaparecía. Tenía que hacer algo para que Ivanna se quedase allí, para que la soltase, o todo el plan que tanto les había costado construir se iría por la borda. -¡Escala!-le gritó a Ivanna, quien tal cual ella había pensado, se negó.
Aliet vio caer de bruces en la arena a su hija Sophie. Ivanna se subió hasta la copa del olivo que decía 1715 y, una vez arriba, se rasgó la palma de la mano izquierda con la hoja seca que estaba más arriba y luego con una rama a medio cortar hasta que brotó suficiente sangre. Aliet miró con cariño a su hija. -¿Dónde?-preguntó ella aún desde la puerta.
El Contramaestre Dirck Sheefnek le estaba esperando a Liselot en la puerta de la bodega con una cara peor que la que siempre traía, lo cual ya era demasiado decir. Sin más, en vista y considerando que aún quedaban unas pocas cosas por sacar, trancó la puerta con uno de los trucos que había aprendido de Lowie.
Respuesta:
Capítulo 13: "Planes Truncados".
Explicacion:
La puerta de Aliet fue golpeada con desesperación. -¿Qué pasa?-preguntó Aliet un tanto sorprendida. -¿Y qué con eso?-preguntó Aliet. -Despiértelas, pues-dijo Aliet.
-He golpeado la puerta un montón de veces y les he gritado para adentro, pero ni siquiera les escucho la respiración-dijo la nana. Aliet giró sobre sus talones, fue hasta su mesita de noche y levantó un manojo de llaves, luego enfiló hasta la habitación de las gemelas. Vio un papel doblado sobre la cama de Sophie. « El último lugar que ahora visitaremos será el muelle, luego de Ivanna y de mí no se sabrá más, pero al volver, traeremos a todos ellos de regreso.
Ivanna y Sophie». Aliet apretó el papel contra su pecho. Aliet mantuvo su mirada en el vacío, en aquella habitación que el Astro Rey comenzaba a iluminar con sus rayos áureos. Bajó al trote la escalera y azotó la puerta de entrada.
Aliet se bajó en el muelle sin siquiera preocuparse de cerrar la puerta de su vehículo. Podía ver a través de sus muchachas que eran de un celeste transparente ahora, Ivanna más tenue que Sophie. Ivanna y Sophie caminaban quedamente, aspirando la paz que les traía el aire marino tan cercano a donde estaban. -¿1715 era?-preguntó Ivanna sin atreverse a romper la paz con su voz, sin querer cortar el silencio a su alrededor.
-Sí-respondió Sophie caminando por detrás de su hermana y mirando todo con absorta atención. Ivanna comenzó a escalar primero, Sophie iba casi un metro por detrás. -Traedlas de vuelta, ¡brujos! ¿Qué habéis hecho con mis hijas?-gritaba Aliet. Saltó y pescó a Sophie de las ropas y luego de la delgada cintura.
Ya no podía ver a Ivanna. Sophie gritó con toda su alma y refaló de la cuerda, quedando sostenida solamente por sus dedos. Ivanna volteó de golpe al oír el sorpresivo grito de su hermana y lo que vio la dejó helada, lo que ya es mucho decir, pues no era de esas personas que sorprendes con cualquier cosa. Aliet cuando tocó a Sophie de inmediato vio cómo la chica se solidificaba y comenzó a jalarla con más fuerza, recuperando toda esperanza.
Ivanna vio como el lado derecho de Sophie ya no era más que una transparencia azulosa, en algunos casos, inclusive incolora. Apenas consiguió darle la mano, Sophie soltó la cuerda y su brazo derecho desapareció, empujando eso hacia abajo a Ivanna. Ivanna jaló desesperadamente a Sophie hacia ella, luchando contra una fuerza oculta que arrastraba a su hermana hacia abajo. -¡Ivanna!-gritó Sophie a media voz, completamente aterrada, sin saber si su voz se había debilitado por el miedo o porque ella misma iba desapareciendo tanto como su bravía.
Sophie podía sentir perfectamente bien cómo alguien jalaba de su cintura hacia atrás haciéndola caer. Y ya se sentía incapaz de sujetarse de la mano de Ivanna, porque las manos de ambas comenzaban a desaparecer tanto como su fortaleza. Aliet notó cómo ya Sophie estaba casi de vuelta, técnicamente sólida y palpable y consigo traía a Ivanna, quien se sujetaba a ella. Ivanna comenzaba a dejar de ser un espectro y eso le dio más fuerzas para luchar, incluso contra los gitanos que se le iban encima de tarde en tarde.
Ambas chicas dieron un grito agudo al comprobar que caían de la rama en la que se había estado sosteniendo Ivanna. La caída fue de varios metros y lo único que la frenó fue la cuerda de Ivanna, quien apenas recuperó la capacidad de discernir se sujetó con mayor fuerza. -¡Sophie!-gritó Ivanna al comprobar que casi no podía ver a Sophie ni a sus propias manos. -Ivanna, suéltame-dijo Sophie desesperada, haciendo uso de la poca voz y cordura que le quedaba.
-¡No!-gritó Ivanna. Sophie sentía cómo desaparecía. Tenía que hacer algo para que Ivanna se quedase allí, para que la soltase, o todo el plan que tanto les había costado construir se iría por la borda. -¡Escala!-le gritó a Ivanna, quien tal cual ella había pensado, se negó.
Aliet vio caer de bruces en la arena a su hija Sophie. Ivanna se subió hasta la copa del olivo que decía 1715 y, una vez arriba, se rasgó la palma de la mano izquierda con la hoja seca que estaba más arriba y luego con una rama a medio cortar hasta que brotó suficiente sangre. Aliet miró con cariño a su hija. -¿Dónde?-preguntó ella aún desde la puerta.
El Contramaestre Dirck Sheefnek le estaba esperando a Liselot en la puerta de la bodega con una cara peor que la que siempre traía, lo cual ya era demasiado decir. Sin más, en vista y considerando que aún quedaban unas pocas cosas por sacar, trancó la puerta con uno de los trucos que había aprendido de Lowie.