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La noche del 9 de agosto de 1809, un grupo de personas integrantes de la sociedad criolla de Quito se reunió en la casa de Manuela Cañizares para definir una estrategia. Cuentan que esa madrugada, ante la desmotivación de algunos de los presentes, Manuela les increpó con una dura frase: “¡Cobardes...hombres nacidos para la servidumbre ¿De qué tenéis miedo...? ¡No hay tiempo que perder...!”.
Esa madrugada se conformó la Junta Soberana de Gobierno, que tuvo como autoridades principales al Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, y al obispo José Cuero y Caicedo, como presidente y vicepresidente respectivamente. Los doctores Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y Juan Larrea fueron nombrados como secretarios de Estado, despachos de lo Interior, de Gracia, Justicia y Hacienda.
Muy temprano, el doctor Antonio Ante, secretario general de la Junta de Gobierno, visitó a don Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla y presidente de la Real Audiencia de Quito, para comunicarle que la Junta de Gobierno lo relevaba de sus funciones.
Entre tanto, el coronel Juan de Salinas, al mano de las fuerzas militares, declaraba la lealtad a la Junta de Gobierno y al rey Fernando VII.
La junta gobernó apenas un año, luego de lo cual, los patriotas insurrectos fueron encarcelados por las fuerzas leales a la corona española que llegaron desde Lima. Allí se propició la matanza del 2 de agosto de 1810.
Esa madrugada se conformó la Junta Soberana de Gobierno, que tuvo como autoridades principales al Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar, y al obispo José Cuero y Caicedo, como presidente y vicepresidente respectivamente. Los doctores Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y Juan Larrea fueron nombrados como secretarios de Estado, despachos de lo Interior, de Gracia, Justicia y Hacienda.
Muy temprano, el doctor Antonio Ante, secretario general de la Junta de Gobierno, visitó a don Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla y presidente de la Real Audiencia de Quito, para comunicarle que la Junta de Gobierno lo relevaba de sus funciones.
Entre tanto, el coronel Juan de Salinas, al mano de las fuerzas militares, declaraba la lealtad a la Junta de Gobierno y al rey Fernando VII.
La junta gobernó apenas un año, luego de lo cual, los patriotas insurrectos fueron encarcelados por las fuerzas leales a la corona española que llegaron desde Lima. Allí se propició la matanza del 2 de agosto de 1810.