Cuando el amor a los placeres o las cosas del mundo no es mortificado por el Espíritu eso les llevará a no solo a codiciar y tener envidia de los demás, sino que los lleva a pensar que lo que tienen que hacer para lograr las cosas lo pueden hacer ellos mismos. Ese deseo es fuerte y ardiente y les lleva a desear todo.
Respuesta:
Cuando el amor a los placeres o las cosas del mundo no es mortificado por el Espíritu eso les llevará a no solo a codiciar y tener envidia de los demás, sino que los lleva a pensar que lo que tienen que hacer para lograr las cosas lo pueden hacer ellos mismos. Ese deseo es fuerte y ardiente y les lleva a desear todo.
Explicación:
espero q te ayude