La obra completa de Augusto Roa Bastos viene a mostrar un complicado
universo significativo que, ligado a las leyes de una naturaleza y de una tradición cultural mestizas, expone libremente la particular relación del hombre con
su historia (1). Roa lleva a cabo una tarea que pretende servir de complemento
a la labor científica del historiador; que lo identifique con cualquier compilador
responsable y anónimo; que devuelva a los signos su verdadero carácter representativo y a la literatura categoría simbólica; y que el resuLtado íntegro recupere el protagonismo que ya poseían los antiguos textos originales (2).
El autor paraguayo emprende así la búsqueda de "un saber crítico que se
constituye criticándose a sí mismo en un primer momento y que, en última ins-
(1) Roa Bastos considera que el escritor latinoamericano, en general, y el paraguayo, en particular, deben asumir "los defectos y las virtudes de la cultura mestiza, su homogeneidad y sus incoherencias; sus valores
específicos pero también la patológica duplicidad de su naturaleza escindida; los desequilibrios de la comunicación desgarradora entre la masa de los oprimidos y la violenta y altanera minoría de los opresores". En
cualquiera de sus fórmulas, la escritura expone la vida del sujeto y representa la "incesante aventura del
hombre en busca de su identidad." (La narrativa paraguaya en el contexto de la literatura hispanoamericana actual, Suplemento Cultural de ABC Color. Asunción, 18 de julio, 1982).El mestizaje, por tanto, es algo
más que una cuestión de razas y afecta , en su sentido más amplio y más raigal, a todos los órdenes de la
naturaleza y, consecuentemente, a los del discurso.
(2) Tanto el historiador como el autor de ficciones extraen los materiales para realizar su trabajo de una realidad
común, que se presentará en discursos diferentes. Las formas denotativas que utilizará el primero no sólo
otorgarán fiabilidad a unos documentos que no pueden equivocarse en la interpretación de unas figuras, unos
hechos y unas situaciones concretos, recuperándolos del pasado y fijándolos definitivamente, sino que
excluiran al yo , sobrecargado de emotividad. La connotación textual de los segundos permite una mayor
libertad expresiva que, desde el presente, contempla el pretérito y proyecta el futuro, convirtiéndolos en buscadores "de enigmas en el sentido de lo real y de lo imaginario, en el mundo de las ciencias, de las investigaciones de lo desconocido." (Autocrítica., reportaje de Augusto Roa Bastos-David Maldovsky. Los libros.
Buenos Aires, 12 de octubre 1970). En cualquier caso, Roa no acepta el exclusivismo de unos y de otros.
Los relaciona, identificando el acto creativo con la labor de un compilador discreto y responsable, siendo
él mismo un personaje más de la historia que compone, como una especie de Cide Hamette Benengeli, utilizado por Cervantes para escribir su Quijote (Aventuras y desventuras del autor como compilador. INTI.
Providence College, Rhode Island, 9, primavera, 1979). Situando al dictador entre los hombres, a todos hace
responsables de un proceso sensible e inteligente, libre y voluntario.
Tres relatos de Moriencia en el proceso
novelado de Augusto Roa Bastos
La obra completa de Augusto Roa Bastos viene a mostrar un complicado
universo significativo que, ligado a las leyes de una naturaleza y de una tradición cultural mestizas, expone libremente la particular relación del hombre con
su historia (1). Roa lleva a cabo una tarea que pretende servir de complemento
a la labor científica del historiador; que lo identifique con cualquier compilador
responsable y anónimo; que devuelva a los signos su verdadero carácter representativo y a la literatura categoría simbólica; y que el resuLtado íntegro recupere el protagonismo que ya poseían los antiguos textos originales (2).
El autor paraguayo emprende así la búsqueda de "un saber crítico que se
constituye criticándose a sí mismo en un primer momento y que, en última ins-
(1) Roa Bastos considera que el escritor latinoamericano, en general, y el paraguayo, en particular, deben asumir "los defectos y las virtudes de la cultura mestiza, su homogeneidad y sus incoherencias; sus valores
específicos pero también la patológica duplicidad de su naturaleza escindida; los desequilibrios de la comunicación desgarradora entre la masa de los oprimidos y la violenta y altanera minoría de los opresores". En
cualquiera de sus fórmulas, la escritura expone la vida del sujeto y representa la "incesante aventura del
hombre en busca de su identidad." (La narrativa paraguaya en el contexto de la literatura hispanoamericana actual, Suplemento Cultural de ABC Color. Asunción, 18 de julio, 1982).El mestizaje, por tanto, es algo
más que una cuestión de razas y afecta , en su sentido más amplio y más raigal, a todos los órdenes de la
naturaleza y, consecuentemente, a los del discurso.
(2) Tanto el historiador como el autor de ficciones extraen los materiales para realizar su trabajo de una realidad
común, que se presentará en discursos diferentes. Las formas denotativas que utilizará el primero no sólo
otorgarán fiabilidad a unos documentos que no pueden equivocarse en la interpretación de unas figuras, unos
hechos y unas situaciones concretos, recuperándolos del pasado y fijándolos definitivamente, sino que
excluiran al yo , sobrecargado de emotividad. La connotación textual de los segundos permite una mayor
libertad expresiva que, desde el presente, contempla el pretérito y proyecta el futuro, convirtiéndolos en buscadores "de enigmas en el sentido de lo real y de lo imaginario, en el mundo de las ciencias, de las investigaciones de lo desconocido." (Autocrítica., reportaje de Augusto Roa Bastos-David Maldovsky. Los libros.
Buenos Aires, 12 de octubre 1970). En cualquier caso, Roa no acepta el exclusivismo de unos y de otros.
Los relaciona, identificando el acto creativo con la labor de un compilador discreto y responsable, siendo
él mismo un personaje más de la historia que compone, como una especie de Cide Hamette Benengeli, utilizado por Cervantes para escribir su Quijote (Aventuras y desventuras del autor como compilador. INTI.
Providence College, Rhode Island, 9, primavera, 1979). Situando al dictador entre los hombres, a todos hace
responsables de un proceso sensible e inteligente, libre y voluntario.