HISTORIA DE GHANEM BEN-AYUB Y DE SU HERMANA FETNAH
Y Schahrazada dijo:
“He llegado a saber, ¡oh rey afortudado! que en la antigüedad de los tiempos, en lo pasado de los siglos y de las edades, hubo un mercader entre los mercaderes que era riquísimo y padre de dos hijos. Se llamaba Ayub, y su hijo varón, Ghanem ben-Ayub, fue conocido después par el sobrenombre de El-Motim El-Masslub, y era tan hermoso como la luna llena, y estaba dotado de una elocuencia maravillosa. La hija, hermana de Ghanem, se llamaba Fetnah, nombre muy merecido por sus encantos y su hermosura.
Al morir Ayub les dejó grandes riquezas….
En este momento de su relato, vio Schahrazada nacer el día y se calló discretamente.
PERO CUANDO LLEGÓ LA 37a NOCHE
Prosiguió en esta forma:
Al morir el mercader Ayub les dejó grandes riquezas, y entre otras cosas, cien cargas de sederías, brocados ytelas preciosas, y cien vasijas llenas de vejigas de almizcle puro. Todo cuidadosamente empaquetado, y en cada fardo se veía escrito con grandes caracteres: DESTINADO A BAGDAD, pues Ayub no pensaba morirse tan pronto, y quería ir a Bagdad para vender sus preciosas mercancías.
Pero llamado a la infinita misericordia de Alah, y pasado el tiempo del luto, el joven Ghanem pensó realizar el viaje a Bagdad que tenía proyectado su padre. Despidióse, pues, de su madre, de su hermana Fetnah, de sus parientes y de sus vecinos, y se fue al zoco, donde alquiló los camellos necesarios, cargó en ellos sus fardos, y aprovechó la salida de otros comerciantes para Bagdad a fin de ir en su compañía, y así marchó, después de poner su suerte en manos de Alah el Altísimo. Y Alah lo resguardó de tal modo, que no tardó en llegar a Bagdad sano y salvo con todas sus mercaderías.
Apenas llegado a Bagdad, se apresuró.a alquilar una casa hermosísima, que amuebló suntuosamente, tendiendo por todas partes magníficas alfombras, colocando divanes y almohadones, sin olvidar los cortinajes en puertas y ventanas. Después mandó descargar todas las mercaderías y descansó de las fatigas del viaje, esperando tranquilamente que todos los mercaderes y personas notables de Bagdad fuesen, unos tras otros, a desearle la paz y darle la bienvenida.
HISTORIA DEL NEGRO SAUAB, PRIMER EUNUCO SUDANES.
Juntos crecimos de aquel modo, y yo llegué a los doce años y ella a los diez. Y nos dejaban jugar juntos. Pero un día entre los días, al encontrarla sola en un sitio apartado, me acerqué a ella, según costumbre. Precisamente acababa de tomar un baño en el hamman, y estaba deliciosa y perfumada. En cuanto a su rostro, parecía la luz en su décima cuarta noche.
Al verme corrió hacia mí, y nos pusimos a jugar y a hacer mil locuras. Y la estreché entre mis brazos, mientras que ella se me colgaba del cuello apretándome con todas sus fuerzas.
Una vez terminada la cosa, la niña se echó a reír otra vez, y volvió a besarme, pero yo estaba aterrado con lo que acababa de ocurrir, y me escapé de entre sus manos, corriendo a refugiarme en la casa de un negro amigo mío.
La niña no tardó en volver a su casa, y la madre, al verle sus vestidos en desorden lanzó un grito, y se cayó al suelo desmayada de dolor y de ira. Pero cuando volvió en sí, como la cosa era irreparable, tomó todas las precauciones para arreglar el asunto, y sobre todo para que su esposo no supiera la desgracia. Y tal maña se dio, que pudo conseguirlo. Transcurrieron dos meses y aquella mujer acabó por encontrarme, y no dejaba de hacerme regalitos para obligarme a volver a la casa. Pero cuando volví no se habló para nada de la cosa, y siguieron ocultándoselo al padre, que seguramente me habría matado, y ni la madre ni nadie me deseaba mal alguno, pues todos me querían mucho.
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HISTORIA DE GHANEM BEN-AYUB Y DE SU HERMANA FETNAH
Y Schahrazada dijo:
“He llegado a saber, ¡oh rey afortudado! que en la antigüedad de los tiempos, en lo pasado de los siglos y de las edades, hubo un mercader entre los mercaderes que era riquísimo y padre de dos hijos. Se llamaba Ayub, y su hijo varón, Ghanem ben-Ayub, fue conocido después par el sobrenombre de El-Motim El-Masslub, y era tan hermoso como la luna llena, y estaba dotado de una elocuencia maravillosa. La hija, hermana de Ghanem, se llamaba Fetnah, nombre muy merecido por sus encantos y su hermosura.
Al morir Ayub les dejó grandes riquezas….
En este momento de su relato, vio Schahrazada nacer el día y se calló discretamente.
PERO CUANDO LLEGÓ LA 37a NOCHE
Prosiguió en esta forma:
Al morir el mercader Ayub les dejó grandes riquezas, y entre otras cosas, cien cargas de sederías, brocados ytelas preciosas, y cien vasijas llenas de vejigas de almizcle puro. Todo cuidadosamente empaquetado, y en cada fardo se veía escrito con grandes caracteres: DESTINADO A BAGDAD, pues Ayub no pensaba morirse tan pronto, y quería ir a Bagdad para vender sus preciosas mercancías.
Pero llamado a la infinita misericordia de Alah, y pasado el tiempo del luto, el joven Ghanem pensó realizar el viaje a Bagdad que tenía proyectado su padre. Despidióse, pues, de su madre, de su hermana Fetnah, de sus parientes y de sus vecinos, y se fue al zoco, donde alquiló los camellos necesarios, cargó en ellos sus fardos, y aprovechó la salida de otros comerciantes para Bagdad a fin de ir en su compañía, y así marchó, después de poner su suerte en manos de Alah el Altísimo. Y Alah lo resguardó de tal modo, que no tardó en llegar a Bagdad sano y salvo con todas sus mercaderías.
Apenas llegado a Bagdad, se apresuró.a alquilar una casa hermosísima, que amuebló suntuosamente, tendiendo por todas partes magníficas alfombras, colocando divanes y almohadones, sin olvidar los cortinajes en puertas y ventanas. Después mandó descargar todas las mercaderías y descansó de las fatigas del viaje, esperando tranquilamente que todos los mercaderes y personas notables de Bagdad fuesen, unos tras otros, a desearle la paz y darle la bienvenida.
HISTORIA DEL NEGRO SAUAB, PRIMER EUNUCO SUDANES.
Juntos crecimos de aquel modo, y yo llegué a los doce años y ella a los diez. Y nos dejaban jugar juntos. Pero un día entre los días, al encontrarla sola en un sitio apartado, me acerqué a ella, según costumbre. Precisamente acababa de tomar un baño en el hamman, y estaba deliciosa y perfumada. En cuanto a su rostro, parecía la luz en su décima cuarta noche.
Al verme corrió hacia mí, y nos pusimos a jugar y a hacer mil locuras. Y la estreché entre mis brazos, mientras que ella se me colgaba del cuello apretándome con todas sus fuerzas.
Una vez terminada la cosa, la niña se echó a reír otra vez, y volvió a besarme, pero yo estaba aterrado con lo que acababa de ocurrir, y me escapé de entre sus manos, corriendo a refugiarme en la casa de un negro amigo mío.
La niña no tardó en volver a su casa, y la madre, al verle sus vestidos en desorden lanzó un grito, y se cayó al suelo desmayada de dolor y de ira. Pero cuando volvió en sí, como la cosa era irreparable, tomó todas las precauciones para arreglar el asunto, y sobre todo para que su esposo no supiera la desgracia. Y tal maña se dio, que pudo conseguirlo. Transcurrieron dos meses y aquella mujer acabó por encontrarme, y no dejaba de hacerme regalitos para obligarme a volver a la casa. Pero cuando volví no se habló para nada de la cosa, y siguieron ocultándoselo al padre, que seguramente me habría matado, y ni la madre ni nadie me deseaba mal alguno, pues todos me querían mucho.