La cultura política parroquial es aquella en donde sus ciudadanos desconocen o tiene poca consciencia sobre el sistema político nacional, consideran que las decisiones políticas no impactan directamente a su vida diaria y, por tanto, tampoco exigen nada del mismo. En la cultura política de súbdito, la clasificación considera que el ciudadano tiene conocimientos acerca del sistema político, sabe de su importancia pero sólo lo ve de una manera paternalista, en la manera que sea el mismo sistema quien cubra sus necesidades. A pesar de conocer el sistema político no se involucra en la toma de decisiones y tiende más a la obediencia de manera pasiva. La cultura política de participación consiste en aquella donde el ciudadano tiene plena consciencia sobre el sistema político y de los elementos que lo componen. De la misma manera se involucra en la toma de decisiones de forma activa, buscando ejercer presión mediante su participación. No obstante, también señalan que por parte de la sociedad mexicana existen elementos de confianza y esperanza muy elevados, en busca de la participación en la estructura política conforme evolucionen las instituciones. A más de 50 años de la citada publicación, podemos cuestionarnos de nuevo en qué tipo de cultura política podríamos colocarnos como nación. Tomando en cuenta el conocimiento de la estructura política, de nuestra preocupación y ocupación como ciudadanos frente al sistema político, así como la exigencia que tenemos frente al mismo. Si bien es cierto, la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos se ha incrementado, muchas veces viene manipulada, desinformada o de manera aislada. Como ejemplo tenemos la encuesta realizada por Parametría en 2015, donde los ciudadanos declaraban entre un 65 y 70% estar a favor de la reducción de los diputados y senadores; sin embargo, cuando se les preguntó si sabían el número de diputados y senadores que hay en las Cámaras, más del 90% no sabía o contestaba erróneamente. http://www.milenio.com/opinion/aristides-rodrigo-guerrero-garcia/democracia-para-erizos/cultura-politica-en-mexico
Finalmente, podemos darnos cuenta que el problema de corrupción es el mismo o, peor aún, se ha acrecentado, que el cinismo en la burocracia está exacerbado y que nuestra sociedad sigue teniendo esa confianza y esperanza en que las instituciones democráticas se consoliden y que el sistema político mejore para poder dar paso a una cultura política participativa.
La cultura política parroquial es aquella en donde sus ciudadanos desconocen o tiene poca consciencia sobre el sistema político nacional, consideran que las decisiones políticas no impactan directamente a su vida diaria y, por tanto, tampoco exigen nada del mismo. En la cultura política de súbdito, la clasificación considera que el ciudadano tiene conocimientos acerca del sistema político, sabe de su importancia pero sólo lo ve de una manera paternalista, en la manera que sea el mismo sistema quien cubra sus necesidades. A pesar de conocer el sistema político no se involucra en la toma de decisiones y tiende más a la obediencia de manera pasiva. La cultura política de participación consiste en aquella donde el ciudadano tiene plena consciencia sobre el sistema político y de los elementos que lo componen. De la misma manera se involucra en la toma de decisiones de forma activa, buscando ejercer presión mediante su participación. No obstante, también señalan que por parte de la sociedad mexicana existen elementos de confianza y esperanza muy elevados, en busca de la participación en la estructura política conforme evolucionen las instituciones. A más de 50 años de la citada publicación, podemos cuestionarnos de nuevo en qué tipo de cultura política podríamos colocarnos como nación. Tomando en cuenta el conocimiento de la estructura política, de nuestra preocupación y ocupación como ciudadanos frente al sistema político, así como la exigencia que tenemos frente al mismo. Si bien es cierto, la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos se ha incrementado, muchas veces viene manipulada, desinformada o de manera aislada. Como ejemplo tenemos la encuesta realizada por Parametría en 2015, donde los ciudadanos declaraban entre un 65 y 70% estar a favor de la reducción de los diputados y senadores; sin embargo, cuando se les preguntó si sabían el número de diputados y senadores que hay en las Cámaras, más del 90% no sabía o contestaba erróneamente. http://www.milenio.com/opinion/aristides-rodrigo-guerrero-garcia/democracia-para-erizos/cultura-politica-en-mexico
Finalmente, podemos darnos cuenta que el problema de corrupción es el mismo o, peor aún, se ha acrecentado, que el cinismo en la burocracia está exacerbado y que nuestra sociedad sigue teniendo esa confianza y esperanza en que las instituciones democráticas se consoliden y que el sistema político mejore para poder dar paso a una cultura política participativa.