En una laguna de aguas negras, apareció una Panki que tenía amedrentado al pueblo aguaruna. Era inmensa.
En la manchada cabeza gris, los ojos brillaban como dos pedruscos pulidos. Si cerraba, la boca oval asemejaba la concha de una tortuga gigantesca.
Cuando lapanki resoplaba, oiase el rugido a gran distancia.
Al moverse, agitaba las aguas como un rio súbito. Reptando por el bosque, era como si avanzara una tormenta. Los asustados animales no osaban ni moverse y panki engullía a montones. Parecía pez del aire.
Después de sus correrías, tornaba a la laguna y allí esta base, durante días. Era una amenaza escondida en la laguna. Todo el bosque temía el abrazo de la panki.
En la selva vivía un guerrero llamado Yacuma, este memorable hombre del bosque era tan fuerte y valiente como astuto.
Diestro del manejo de todas las armas, ni hombres ni animales lo habían vencido nunca.
LA PANKI Y EL GUERREROEl guerrero Yacuma resolvió ir al encuentro de la serpiente, pero no de simple manera.
Cogió una especie de olla en la que metió la cabeza y parte del cuerpo, y dos cubos más pequeños en los que introdujo los brazos.
Con una de las manos sujetaba un cuchillo borrado en cuero.
Protegido disfrazado y armado así, Yacuma avanzo entre el bosque a orillas de la laguna.
Resueltamente entro al agua, no muy lejos brillaban los ojos ávidos de la ñera panki.
La serpiente no había de vacilar. Sea porque le molestara que alguien llegase a turbar su tranquilidad porque tuviese ya hambre, o por natural costumbre.
Estirose hasta Yacuma y abriendo las fauces, lo trago.
La protección ideada hizo que una vez devorado, Yacuma llegara sin sufrir mayor daño hasta donde palpitaba el corazón de la serpiente.
Entonces quitase las ollas de greda y ceniza, desnudo su cuchillo y comenzó a dar recios tajos al latente corazón.
Mientras tanto panki se revolvía de dolor, contorsionándose y dando tremendos coletazos.
La laguna parecía un hervor de anillos, la sangre y entrañas revueltas lo tenían casi ahogado. Yacuma acuchillo hasta destrozar el corazón de la sañuda panki, la serpiente cedió, no sin trabajo, porque las panki mueren lentamente.
Sintiéndola ya inerte, Yacuma abrió un boquete por entre las costillas, salió como una flecha sangrienta y alcanzo la orilla a nado.
No pudo sobrevivir muchos días. Los líquidos de la boa le rajaron las carnes y acabo desangrado. Y así fue como murió la más grande y feroz Panki y el mejor guerrero aguaruna, pero después de haberla vencido.
En una laguna de aguas negras, apareció una Panki que tenía amedrentado al pueblo aguaruna. Era inmensa.
En la manchada cabeza gris, los ojos brillaban como dos pedruscos pulidos. Si cerraba, la boca oval asemejaba la concha de una tortuga gigantesca.
Cuando lapanki resoplaba, oiase el rugido a gran distancia.
Al moverse, agitaba las aguas como un rio súbito. Reptando por el bosque, era como si avanzara una tormenta. Los asustados animales no osaban ni moverse y panki engullía a montones. Parecía pez del aire.
Después de sus correrías, tornaba a la laguna y allí esta base, durante días. Era una amenaza escondida en la laguna. Todo el bosque temía el abrazo de la panki.
En la selva vivía un guerrero llamado Yacuma, este memorable hombre del bosque era tan fuerte y valiente como astuto.
Diestro del manejo de todas las armas, ni hombres ni animales lo habían vencido nunca.
LA PANKI Y EL GUERREROEl guerrero Yacuma resolvió ir al encuentro de la serpiente, pero no de simple manera.
Cogió una especie de olla en la que metió la cabeza y parte del cuerpo, y dos cubos más pequeños en los que introdujo los brazos.
Con una de las manos sujetaba un cuchillo borrado en cuero.
Protegido disfrazado y armado así, Yacuma avanzo entre el bosque a orillas de la laguna.
Resueltamente entro al agua, no muy lejos brillaban los ojos ávidos de la ñera panki.
La serpiente no había de vacilar. Sea porque le molestara que alguien llegase a turbar su tranquilidad porque tuviese ya hambre, o por natural costumbre.
Estirose hasta Yacuma y abriendo las fauces, lo trago.
La protección ideada hizo que una vez devorado, Yacuma llegara sin sufrir mayor daño hasta donde palpitaba el corazón de la serpiente.
Entonces quitase las ollas de greda y ceniza, desnudo su cuchillo y comenzó a dar recios tajos al latente corazón.
Mientras tanto panki se revolvía de dolor, contorsionándose y dando tremendos coletazos.
La laguna parecía un hervor de anillos, la sangre y entrañas revueltas lo tenían casi ahogado. Yacuma acuchillo hasta destrozar el corazón de la sañuda panki, la serpiente cedió, no sin trabajo, porque las panki mueren lentamente.
Sintiéndola ya inerte, Yacuma abrió un boquete por entre las costillas, salió como una flecha sangrienta y alcanzo la orilla a nado.
No pudo sobrevivir muchos días. Los líquidos de la boa le rajaron las carnes y acabo desangrado. Y así fue como murió la más grande y feroz Panki y el mejor guerrero aguaruna, pero después de haberla vencido.
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En una laguna de aguas negras, apareció una Panki que tenía amedrentado al pueblo aguaruna. Era inmensa.
En la manchada cabeza gris, los ojos brillaban como dos pedruscos pulidos. Si cerraba, la boca oval asemejaba la concha de una tortuga gigantesca.
Cuando lapanki resoplaba, oiase el rugido a gran distancia.
Al moverse, agitaba las aguas como un rio súbito. Reptando por el bosque, era como si avanzara una tormenta. Los asustados animales no osaban ni moverse y panki engullía a montones. Parecía pez del aire.
Después de sus correrías, tornaba a la laguna y allí esta base, durante días. Era una amenaza escondida en la laguna. Todo el bosque temía el abrazo de la panki.
En la selva vivía un guerrero llamado Yacuma, este memorable hombre del bosque era tan fuerte y valiente como astuto.
Diestro del manejo de todas las armas, ni hombres ni animales lo habían vencido nunca.
LA PANKI Y EL GUERREROEl guerrero Yacuma resolvió ir al encuentro de la serpiente, pero no de simple manera.
Cogió una especie de olla en la que metió la cabeza y parte del cuerpo, y dos cubos más pequeños en los que introdujo los brazos.
Con una de las manos sujetaba un cuchillo borrado en cuero.
Protegido disfrazado y armado así, Yacuma avanzo entre el bosque a orillas de la laguna.
Resueltamente entro al agua, no muy lejos brillaban los ojos ávidos de la ñera panki.
La serpiente no había de vacilar. Sea porque le molestara que alguien llegase a turbar su tranquilidad porque tuviese ya hambre, o por natural costumbre.
Estirose hasta Yacuma y abriendo las fauces, lo trago.
La protección ideada hizo que una vez devorado, Yacuma llegara sin sufrir mayor daño hasta donde palpitaba el corazón de la serpiente.
Entonces quitase las ollas de greda y ceniza, desnudo su cuchillo y comenzó a dar recios tajos al latente corazón.
Mientras tanto panki se revolvía de dolor, contorsionándose y dando tremendos coletazos. La laguna parecía un hervor de anillos, la sangre y entrañas revueltas lo tenían casi ahogado. Yacuma acuchillo hasta destrozar el corazón de la sañuda panki, la serpiente cedió, no sin trabajo, porque las panki mueren lentamente.
Sintiéndola ya inerte, Yacuma abrió un boquete por entre las costillas, salió como una flecha sangrienta y alcanzo la orilla a nado.
No pudo sobrevivir muchos días. Los líquidos de la boa le rajaron las carnes y acabo desangrado. Y así fue como murió la más grande y feroz Panki y el mejor guerrero aguaruna, pero después de haberla vencido.
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En una laguna de aguas negras, apareció una Panki que tenía amedrentado al pueblo aguaruna. Era inmensa.
En la manchada cabeza gris, los ojos brillaban como dos pedruscos pulidos. Si cerraba, la boca oval asemejaba la concha de una tortuga gigantesca.
Cuando lapanki resoplaba, oiase el rugido a gran distancia.
Al moverse, agitaba las aguas como un rio súbito. Reptando por el bosque, era como si avanzara una tormenta. Los asustados animales no osaban ni moverse y panki engullía a montones. Parecía pez del aire.
Después de sus correrías, tornaba a la laguna y allí esta base, durante días. Era una amenaza escondida en la laguna. Todo el bosque temía el abrazo de la panki.
En la selva vivía un guerrero llamado Yacuma, este memorable hombre del bosque era tan fuerte y valiente como astuto.
Diestro del manejo de todas las armas, ni hombres ni animales lo habían vencido nunca.
LA PANKI Y EL GUERREROEl guerrero Yacuma resolvió ir al encuentro de la serpiente, pero no de simple manera.
Cogió una especie de olla en la que metió la cabeza y parte del cuerpo, y dos cubos más pequeños en los que introdujo los brazos.
Con una de las manos sujetaba un cuchillo borrado en cuero.
Protegido disfrazado y armado así, Yacuma avanzo entre el bosque a orillas de la laguna.
Resueltamente entro al agua, no muy lejos brillaban los ojos ávidos de la ñera panki.
La serpiente no había de vacilar. Sea porque le molestara que alguien llegase a turbar su tranquilidad porque tuviese ya hambre, o por natural costumbre.
Estirose hasta Yacuma y abriendo las fauces, lo trago.
La protección ideada hizo que una vez devorado, Yacuma llegara sin sufrir mayor daño hasta donde palpitaba el corazón de la serpiente.
Entonces quitase las ollas de greda y ceniza, desnudo su cuchillo y comenzó a dar recios tajos al latente corazón.
Mientras tanto panki se revolvía de dolor, contorsionándose y dando tremendos coletazos.
La laguna parecía un hervor de anillos, la sangre y entrañas revueltas lo tenían casi ahogado. Yacuma acuchillo hasta destrozar el corazón de la sañuda panki, la serpiente cedió, no sin trabajo, porque las panki mueren lentamente.
Sintiéndola ya inerte, Yacuma abrió un boquete por entre las costillas, salió como una flecha sangrienta y alcanzo la orilla a nado.
No pudo sobrevivir muchos días. Los líquidos de la boa le rajaron las carnes y acabo desangrado. Y así fue como murió la más grande y feroz Panki y el mejor guerrero aguaruna, pero después de haberla vencido.