Superproducción en el campo: acabada la guerra, EEUU no puede vender tanto alimento como antes a los países ex beligerantes. Los gastos de reconstrucción económica en las zonas asoladas por la guerra impiden la compra masiva de productos a los EEUU. Los países afectados adoptan medidas proteccionistas para lograr la recuperación de sus economías. En consecuencia, EEUU se queda sin colocar en el mercado enormes contingentes de productos primarios. Diferente es el caso de la producción industrial que encontró en el enorme consumo interno una enorme demanda. Una de las remas industriales que dinamizó la economía, fue la industria automotriz (sobre todo teniendo en cuenta la aplicación del llamado fordismo a la producción, que redujo los costos de producción y por consecuencia aumento enormemente los sueldos de los trabajadores que se convirtieron en consumidores de bienes duraderos que antes se consideraban de consumo exclusivo de las clases altas. Una ves que las distintas ramas de la industria aplicaron los métodos fordistas a sus producciones se aumento enormemente la capacidad de consumo de la sociedad norteamericana en general) esta situación comienza a cambiar a mediados de la década del 20 cuando el consumo de estos productos duraderos encuentra sus limites. A pesar de esta situación, la confianza en una bonanza y crecimiento económico nunca antes visto en la historia de la humanidad no dejo de crecer.
Especulación: hay un "boom" especulativo. El valor de los títulos cotizados en Bolsa continuamente sube a pesar de la baja demanda de productos existente. ¿Cómo es posible esto? La explicación está, en primer lugar, en la confianza en el crecimiento continuo de la economía, que llevaba a los inversores a comprar acciones que vendían en pocos meses al doble de su valor de compra, con lo cual se enriquecían prácticamente sin riesgo, se comenzó a invertir mas en la bolsa que en la búsqueda de nuevos productos de consumo durable. En segundo lugar, los bajos tipos de interés. El dinero barato y con mínimos requisitos para los inversores y hombres de negocio prestado por los Bancos se invierte en la Bolsa con la seguridad de que va a reportar grandes beneficios a corto y mediano plazo.
El "crack"
Cada vez se acumula mayores contingentes de mercancías y productos que no tienen salida en el mercado. La superproducción de bienes en la industria y en la agricultura se encuentra en una situación difícil dado el exceso de oferta. Ello hace que los precios empiecen a bajar. Se empieza a sospechar de un sistema que aparentemente prometía ganancias sustanciosas y progreso sin límites. Aparecen las dudas, los miedos y el nerviosismo entre la población inversora. Se ponen a la venta masivamente grandes cantidades de acciones y el valor de estas acciones cae en picada. Tiene lugar el "jueves negro": el 24 de octubre de 1929 el valor global de los títulos cotizados en la Bolsa baja varios miles de millones de dólares. El pánico se apodera de Wall Street: todo el mundo quiere deshacerse de sus acciones, pues cada vez valen menos. Pequeños, medianos y grandes accionistas se arruinan.
Efecto "dominó": la situación arrastra a Bancos y empresas. Muchos reclaman sus ahorros y se quedan sin ellos. No hay que olvidar que las entidades financieras han prestado dinero a particulares para su inversión en Bolsa (inversiones a crédito) La cuestión se complica: la bajada de precios origina el descenso de la producción y del empleo. Cada vez se produce menos. Se cierran empresas. Aumenta considerablemente la desocupación, el caos es total.
Luego la crisis se trasladó a Europa. Las economías están conexionadas a través del comercio y las inversiones. Por ello, los efectos de la depresión americana se dejaron sentir en muchísimos países: EEUU dejó de comprar materias primas y repatrió dólares invertidos en Europa (En Alemania, por ejemplo, había mucho capital americano invertido). La crisis fue especialmente cruenta en Europa dado que aún no se había recuperado de la pasada guerra. La consecuencia más importante fue el ascenso del totalitarismo nazi y su afán expansionista, preludio de una nueva y más cruenta guerra mundial.
2.- Especulación.
Superproducción en el campo: acabada la guerra, EEUU no puede vender tanto alimento como antes a los países ex beligerantes. Los gastos de reconstrucción económica en las zonas asoladas por la guerra impiden la compra masiva de productos a los EEUU. Los países afectados adoptan medidas proteccionistas para lograr la recuperación de sus economías. En consecuencia, EEUU se queda sin colocar en el mercado enormes contingentes de productos primarios.
Diferente es el caso de la producción industrial que encontró en el enorme consumo interno una enorme demanda. Una de las remas industriales que dinamizó la economía, fue la industria automotriz (sobre todo teniendo en cuenta la aplicación del llamado fordismo a la producción, que redujo los costos de producción y por consecuencia aumento enormemente los sueldos de los trabajadores que se convirtieron en consumidores de bienes duraderos que antes se consideraban de consumo exclusivo de las clases altas. Una ves que las distintas ramas de la industria aplicaron los métodos fordistas a sus producciones se aumento enormemente la capacidad de consumo de la sociedad norteamericana en general) esta situación comienza a cambiar a mediados de la década del 20 cuando el consumo de estos productos duraderos encuentra sus limites. A pesar de esta situación, la confianza en una bonanza y crecimiento económico nunca antes visto en la historia de la humanidad no dejo de crecer.
Especulación: hay un "boom" especulativo. El valor de los títulos cotizados en Bolsa continuamente sube a pesar de la baja demanda de productos existente. ¿Cómo es posible esto? La explicación está, en primer lugar, en la confianza en el crecimiento continuo de la economía, que llevaba a los inversores a comprar acciones que vendían en pocos meses al doble de su valor de compra, con lo cual se enriquecían prácticamente sin riesgo, se comenzó a invertir mas en la bolsa que en la búsqueda de nuevos productos de consumo durable. En segundo lugar, los bajos tipos de interés. El dinero barato y con mínimos requisitos para los inversores y hombres de negocio prestado por los Bancos se invierte en la Bolsa con la seguridad de que va a reportar grandes beneficios a corto y mediano plazo.
El "crack"
Cada vez se acumula mayores contingentes de mercancías y productos que no tienen salida en el mercado. La superproducción de bienes en la industria y en la agricultura se encuentra en una situación difícil dado el exceso de oferta. Ello hace que los precios empiecen a bajar. Se empieza a sospechar de un sistema que aparentemente prometía ganancias sustanciosas y progreso sin límites. Aparecen las dudas, los miedos y el nerviosismo entre la población inversora. Se ponen a la venta masivamente grandes cantidades de acciones y el valor de estas acciones cae en picada. Tiene lugar el "jueves negro": el 24 de octubre de 1929 el valor global de los títulos cotizados en la Bolsa baja varios miles de millones de dólares. El pánico se apodera de Wall Street: todo el mundo quiere deshacerse de sus acciones, pues cada vez valen menos. Pequeños, medianos y grandes accionistas se arruinan.
Efecto "dominó": la situación arrastra a Bancos y empresas. Muchos reclaman sus ahorros y se quedan sin ellos. No hay que olvidar que las entidades financieras han prestado dinero a particulares para su inversión en Bolsa (inversiones a crédito) La cuestión se complica: la bajada de precios origina el descenso de la producción y del empleo. Cada vez se produce menos. Se cierran empresas. Aumenta considerablemente la desocupación, el caos es total.
Luego la crisis se trasladó a Europa. Las economías están conexionadas a través del comercio y las inversiones. Por ello, los efectos de la depresión americana se dejaron sentir en muchísimos países: EEUU dejó de comprar materias primas y repatrió dólares invertidos en Europa (En Alemania, por ejemplo, había mucho capital americano invertido). La crisis fue especialmente cruenta en Europa dado que aún no se había recuperado de la pasada guerra. La consecuencia más importante fue el ascenso del totalitarismo nazi y su afán expansionista, preludio de una nueva y más cruenta guerra mundial.