Resumen de el rubi por favor es para una tarea de literatura
jimm24
A una gruta subterránea —descrita como un palacio esplendoroso, con muros y techo cuajados de oro, plata y piedras preciosas, donde habitan los gnomos, artífices de toda esa riqueza y pedrería—, uno de ellos, Puck, trae la noticia de que un sabio parisiense, mediante la alquimia de recortas y matraces, ha logrado elaborar un rubí artificial. Como muestra, se ha robado una de esas piedras del medallón de una dama, de esa manera "el cuerpo del delito estaba allí, en el centro de la gruta, sobre una gran roca de oro". Ante el asombro del resto de los gnomos, que desconocen el origen de los rubíes, el más viejo de todos cuenta la historia de cómo nacieron las primeras gemas de ese tipo. En una ocasión, mucho tiempo atrás, y a raíz de una huelga que conmovió toda la Tierra, los gnomos salieron en fisga por los cráteres de los volcanes; entre ellos, el narrador, entonces joven, también subió a la superficie de la tierra, donde todo era alegría, luz, vigor y primavera, y raptó a una hermosa doncella para convertirla en su amante. En su gruta la hizo vivir como una diosa, como una emperatriz del oro, rodeada de lujo y de diamantes. Pero ella amaba a un hombre, "y desde su prisión le enviaba sus suspiros". Cierto día, el gnomo terminó su trabajo de extraer diamantes de la roca y se durmió. Despertó con el murmullo de los gemidos de su amada que, al tratar de huir a través del agujero abierto en la roca, se había destrozado el cuerpo "blanco y suave como de azahar y mármol y rosa, en los filos de los diamantes rotos. Heridos sus costados, chorreaba la sangre". Él la tomó en sus brazos en tanto que la sangre de la joven corría inundando el recinto y las rocas de diamante se teñían de rojo. Ella murió en brazos de su raptor y los diamantes empapados de sangre se convirtieron en rubíes. Cuando el viejo gnomo concluye su historia, crece el desprecio de sus amigos por el rubí artificial, pálido y sin facetas, porque no puede lograrse con procedimientos químicos la misma belleza que dan la sangre y el dolor de una doncella, por eso despedazan la falsa gema con un inmenso desdén. Terminan festejando, entre las paredes resplandecientes de la gruta, la superioridad de sus piedras preciosas y agradeciendo a la madre tierra por crear los diamantes, y a la mujer por haberlos convertido en rubíes irremplazables.
Ante el asombro del resto de los gnomos, que desconocen el origen de los rubíes, el más viejo de todos cuenta la historia de cómo nacieron las primeras gemas de ese tipo.
En una ocasión, mucho tiempo atrás, y a raíz de una huelga que conmovió toda la Tierra, los gnomos salieron en fisga por los cráteres de los volcanes; entre ellos, el narrador, entonces joven, también subió a la superficie de la tierra, donde todo era alegría, luz, vigor y primavera, y raptó a una hermosa doncella para convertirla en su amante.
En su gruta la hizo vivir como una diosa, como una emperatriz del oro, rodeada de lujo y de diamantes. Pero ella amaba a un hombre, "y desde su prisión le enviaba sus suspiros".
Cierto día, el gnomo terminó su trabajo de extraer diamantes de la roca y se durmió. Despertó con el murmullo de los gemidos de su amada que, al tratar de huir a través del agujero abierto en la roca, se había destrozado el cuerpo "blanco y suave como de azahar y mármol y rosa, en los filos de los diamantes rotos. Heridos sus costados, chorreaba la sangre". Él la tomó en sus brazos en tanto que la sangre de la joven corría inundando el recinto y las rocas de diamante se teñían de rojo. Ella murió en brazos de su raptor y los diamantes empapados de sangre se convirtieron en rubíes.
Cuando el viejo gnomo concluye su historia, crece el desprecio de sus amigos por el rubí artificial, pálido y sin facetas, porque no puede lograrse con procedimientos químicos la misma belleza que dan la sangre y el dolor de una doncella, por eso despedazan la falsa gema con un inmenso desdén. Terminan festejando, entre las paredes resplandecientes de la gruta, la superioridad de sus piedras preciosas y agradeciendo a la madre tierra por crear los diamantes, y a la mujer por haberlos convertido en rubíes irremplazables.