La historia de los primeros cristianos se caracteriza por la persecución, el rápido crecimiento numérico y geográfico, el testimonio del martirio, el debate con la filosofía griega y el judaísmo, y la proliferación de herejías.
El cristianismo primitivo (generalmente se considera el período de tiempo desde su origen hasta el año 325), se extendió desde el Mediterráneo Oriental por todo el Imperio Romano y más allá, llegando tan al este como la India. Originalmente, esta progresión estaba estrechamente conectada con los ya establecidos centros judíos, en Tierra Santa y la diáspora judía. Los primeros seguidores del cristianismo eran judíos o prosélitos bíblicos, comúnmente conocidos como judeocristianos y temerosos de Dios.
Las Sedes Apostólicas reclaman haber sido fundadas por uno o más de los Apóstoles de Jesús, que se dice que se dispersaron desde Jerusalén en algún momento después de la crucifixión de Jesús (c. 26-36), probablemente después de la Gran Comisión. Los primeros cristianos se reunieron en pequeñas casas privadas, conocidos como «iglesias domésticas»,[1] pero toda la comunidad cristiana de una ciudad también sería denominada «iglesia»; el sustantivo griego ἐκκλησία literalmente significa asamblea, reunión, o congregación,[2][3] pero se traduce como iglesia en la mayoría de las traducciones del Nuevo Testamento.
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La historia de los primeros cristianos se caracteriza por la persecución, el rápido crecimiento numérico y geográfico, el testimonio del martirio, el debate con la filosofía griega y el judaísmo, y la proliferación de herejías.Respuesta:
El cristianismo primitivo (generalmente se considera el período de tiempo desde su origen hasta el año 325), se extendió desde el Mediterráneo Oriental por todo el Imperio Romano y más allá, llegando tan al este como la India. Originalmente, esta progresión estaba estrechamente conectada con los ya establecidos centros judíos, en Tierra Santa y la diáspora judía. Los primeros seguidores del cristianismo eran judíos o prosélitos bíblicos, comúnmente conocidos como judeocristianos y temerosos de Dios.
Las Sedes Apostólicas reclaman haber sido fundadas por uno o más de los Apóstoles de Jesús, que se dice que se dispersaron desde Jerusalén en algún momento después de la crucifixión de Jesús (c. 26-36), probablemente después de la Gran Comisión. Los primeros cristianos se reunieron en pequeñas casas privadas, conocidos como «iglesias domésticas»,[1] pero toda la comunidad cristiana de una ciudad también sería denominada «iglesia»; el sustantivo griego ἐκκλησία literalmente significa asamblea, reunión, o congregación,[2][3] pero se traduce como iglesia en la mayoría de las traducciones del Nuevo Testamento.
Explicación:
No se si te sirva.