Es la historia de una niña nacida sin magia y hechizada por beber la luz de la luna. De una bruja con un gran corazón y una misión inesperada. ... Es una historia sobre criaturas mágicas que se comportan como personas normales, y que las personas normales se convierten en seres mágicos.
Reseña 2.
La publicación en Chile de una obra como La niña que se bebió la luna (2016, Premio Newbery Medal 2017) de Kelly Barnhill, a través del sello Lo Que Leo, desconcierta por al menos dos razones. Por un lado, se trata de una excelente novela de fantasía publicada en un campo cultural que solo parece validar un realismo localista de temáticas contingentes. Por otro, la obra ha sido editada en una colección juvenil (+14 años), cuando originalmente tenía un público objetivo middle-grade (entre 8 y 12 años). Con todo, se trata de desconciertos positivos: la anomalía de esta publicación permitirá que una novela de fantasía de gran valor llegue a diversos lectores infantojuveniles que quizá jamás se habrían acercado a ella.
El argumento parece bastante típico: Xan, una bruja de mala fama y buen corazón, recoge a los infantes abandonados en el bosque y los entrega a un pueblo vecino. Un día alimenta a una bebé con luz de luna, lo que la vuelve un receptáculo mágico, así que decide adoptarla para educarla en el uso correcto de este poder. Paralelamente, se narran las experiencias del joven Antain en su relación con las instituciones de su pueblo, que evidencian una ambigua conexión tanto con el origen y destino de Luna como con los de un conflicto ancestral irresoluto.
Es en el lento discurrir de las páginas cuando la novela despierta a su corazón de fantasía.
Esta es una obra bellamente triste, de separaciones, recuerdos, crecimientos, silencios y preguntas sin respuesta. No es solo la historia convencional de una niña mágica que vive aventuras junto a sus compañeros y que derrota al mal en un desenlace alegre. No: esta es una historia de verdadera fantasía.
Uno de los ejes de la historia es la magia. Esta, difusa y salvaje, daña y embellece a sus protagonistas. Un gran acierto es el uso de un lenguaje poético para describirla, acaso porque la magia en sí es pura poesía y arte.
Otros ejes son los de la tristeza, la muerte y la búsqueda interior. Se narran numerosas heridas a lo largo de la historia, pero los personajes aprenden a convivir con estos dolores, hasta que optan por luchar por la redención. Por otro lado, el tema de la muerte surge a partir de la preocupación de Xan por dejar lista a Luna para valerse por sí misma antes de su partida. La búsqueda interior, por su parte, es algo que todos los personajes comparten rumbo a la construcción ya no solo de su identidad, sino también del lugar que esperan ocupar en un mundo cambiante.
Lo anterior hace de La niña que se bebió la luna una novela infantil conmovedora y delicada, que sabe ser cruda con gran belleza y que resulta una digna heredera de algunos grandes referentes canónicos de fantasía infantojuvenil. Una gran recomendación para lectores que no le teman a la tristeza, esa fuerza que tantas veces nos deja a los adultos llorando como niños.
Respuesta:
Reseña 1.
Es la historia de una niña nacida sin magia y hechizada por beber la luz de la luna. De una bruja con un gran corazón y una misión inesperada. ... Es una historia sobre criaturas mágicas que se comportan como personas normales, y que las personas normales se convierten en seres mágicos.
Reseña 2.
La publicación en Chile de una obra como La niña que se bebió la luna (2016, Premio Newbery Medal 2017) de Kelly Barnhill, a través del sello Lo Que Leo, desconcierta por al menos dos razones. Por un lado, se trata de una excelente novela de fantasía publicada en un campo cultural que solo parece validar un realismo localista de temáticas contingentes. Por otro, la obra ha sido editada en una colección juvenil (+14 años), cuando originalmente tenía un público objetivo middle-grade (entre 8 y 12 años). Con todo, se trata de desconciertos positivos: la anomalía de esta publicación permitirá que una novela de fantasía de gran valor llegue a diversos lectores infantojuveniles que quizá jamás se habrían acercado a ella.
El argumento parece bastante típico: Xan, una bruja de mala fama y buen corazón, recoge a los infantes abandonados en el bosque y los entrega a un pueblo vecino. Un día alimenta a una bebé con luz de luna, lo que la vuelve un receptáculo mágico, así que decide adoptarla para educarla en el uso correcto de este poder. Paralelamente, se narran las experiencias del joven Antain en su relación con las instituciones de su pueblo, que evidencian una ambigua conexión tanto con el origen y destino de Luna como con los de un conflicto ancestral irresoluto.
Es en el lento discurrir de las páginas cuando la novela despierta a su corazón de fantasía.
Esta es una obra bellamente triste, de separaciones, recuerdos, crecimientos, silencios y preguntas sin respuesta. No es solo la historia convencional de una niña mágica que vive aventuras junto a sus compañeros y que derrota al mal en un desenlace alegre. No: esta es una historia de verdadera fantasía.
Uno de los ejes de la historia es la magia. Esta, difusa y salvaje, daña y embellece a sus protagonistas. Un gran acierto es el uso de un lenguaje poético para describirla, acaso porque la magia en sí es pura poesía y arte.
Otros ejes son los de la tristeza, la muerte y la búsqueda interior. Se narran numerosas heridas a lo largo de la historia, pero los personajes aprenden a convivir con estos dolores, hasta que optan por luchar por la redención. Por otro lado, el tema de la muerte surge a partir de la preocupación de Xan por dejar lista a Luna para valerse por sí misma antes de su partida. La búsqueda interior, por su parte, es algo que todos los personajes comparten rumbo a la construcción ya no solo de su identidad, sino también del lugar que esperan ocupar en un mundo cambiante.
Lo anterior hace de La niña que se bebió la luna una novela infantil conmovedora y delicada, que sabe ser cruda con gran belleza y que resulta una digna heredera de algunos grandes referentes canónicos de fantasía infantojuvenil. Una gran recomendación para lectores que no le teman a la tristeza, esa fuerza que tantas veces nos deja a los adultos llorando como niños.
Explicación:
Espero te ayude
Me puedes dar coronita si es posible por favor
Excelente día