Respuesta:p ublicamos hoy la segunda entrega de una serie de artículos teóricos sobre el consumo, desde la perspectiva de la Economía Social y Solidaria (ESS). Si el primer texto abordaba cómo la lógica consumista penetra las subjetividades, hoy abordamos la cuestión de las necesidades humanas, en tanto que, creemos nosotras, reflexionar sobre las necesidades implica romper con las subjetividades consumistas que crea y recrea el aparato ideológico del sistema capitalista.
Algún día, los antropólogos estudiarán el misterio de cómo la ciencia económica, que se consolidó en el siglo XIX, sobrevivió al declive del enfoque positivista y, en pleno siglo XXI, sigue asentada en los mismos axiomas, por más que éstos no aguanten una mínima refutación científica: que el ser humano es un homo economicusguiado sólo por el egoísmo y la racionalidad instrumental; que las leyes del mercado son universales, como la gravedad, y no un invento humano que puede alterarse si cambian las instituciones y prácticas sociales; que sólo el crecimiento económico, medido con base en el Producto Interior Bruto (PIB) garantiza el bienestar de una nación, aunque las guerras y las muertes aumenten el PIB
Respuesta:p ublicamos hoy la segunda entrega de una serie de artículos teóricos sobre el consumo, desde la perspectiva de la Economía Social y Solidaria (ESS). Si el primer texto abordaba cómo la lógica consumista penetra las subjetividades, hoy abordamos la cuestión de las necesidades humanas, en tanto que, creemos nosotras, reflexionar sobre las necesidades implica romper con las subjetividades consumistas que crea y recrea el aparato ideológico del sistema capitalista.
Algún día, los antropólogos estudiarán el misterio de cómo la ciencia económica, que se consolidó en el siglo XIX, sobrevivió al declive del enfoque positivista y, en pleno siglo XXI, sigue asentada en los mismos axiomas, por más que éstos no aguanten una mínima refutación científica: que el ser humano es un homo economicusguiado sólo por el egoísmo y la racionalidad instrumental; que las leyes del mercado son universales, como la gravedad, y no un invento humano que puede alterarse si cambian las instituciones y prácticas sociales; que sólo el crecimiento económico, medido con base en el Producto Interior Bruto (PIB) garantiza el bienestar de una nación, aunque las guerras y las muertes aumenten el PIB
Explicación: