Este milagro acontece inmediatamente después de que el Señor Jesús está con sus tres discípulos en el monte de la transfiguración. Allí han visto al Señor Jesús hablando con Moisés y Elías. Han visto sus vestidos blancos y resplandecientes. Han admirado su rostro que resplandece como el sol. Han escuchado la voz de Dios. Pedro ha dicho:
"Señor, bueno es que nosotros estemos aquí" (Mt 17:4). Quizás a los discípulos les hubiera gustado quedarse allí en el monte alejados de los problemas terrenales; pero Dios tenía otro propósito para ellos.
En (Mt 17:14-16) leemos: "Cuando llegaron a la multitud, vino a él un hombre y se arrodilló delante de él, diciendo: ¡Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y padece gravemente! Pues muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua. Lo traje a tus discípulos, y no le pudieron sanar".
En pocas palabras se nos explica la situación. Yo llamo a esta porción de la Biblia "El hombre con un hijo con serios problemas". Por así decirlo, la vida de este hombre estaba signada por la de su hijo desde que éste enfermó.
Al igual que nosotros, tenía puestas muchas esperanzas en su hijo. Quizás éste podría haber seguido el mismo oficio de su padre y haberlo ayudado en el trabajo. Pero no, la gravedad de su trastorno absorbe la vida del padre.
El padre le dice al Señor Jesús que su hijo es lunático. Esta palabra se utiliza solamente dos veces en el Nuevo Testamento; la otra referencia es (Mt 4:24) donde dice: "y le trajeron todos los que tenían males: los que padecían diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos. Y él los sanó".
El término "lunáticos" es la traducción del griego "seleeniazomai" que tiene por raíz "seleenee", es decir, la Luna. La idea es de ser afectado por la Luna. Observemos que esto es lo que el padre creía y no necesariamente el problema del joven. Al parecer en la antigüedad había personas que creían que los síntomas de epilepsia se debían a un insulto o agravio hecho a la Luna.
Respuesta:
Este milagro acontece inmediatamente después de que el Señor Jesús está con sus tres discípulos en el monte de la transfiguración. Allí han visto al Señor Jesús hablando con Moisés y Elías. Han visto sus vestidos blancos y resplandecientes. Han admirado su rostro que resplandece como el sol. Han escuchado la voz de Dios. Pedro ha dicho:
"Señor, bueno es que nosotros estemos aquí" (Mt 17:4). Quizás a los discípulos les hubiera gustado quedarse allí en el monte alejados de los problemas terrenales; pero Dios tenía otro propósito para ellos.
En (Mt 17:14-16) leemos: "Cuando llegaron a la multitud, vino a él un hombre y se arrodilló delante de él, diciendo: ¡Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y padece gravemente! Pues muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua. Lo traje a tus discípulos, y no le pudieron sanar".
En pocas palabras se nos explica la situación. Yo llamo a esta porción de la Biblia "El hombre con un hijo con serios problemas". Por así decirlo, la vida de este hombre estaba signada por la de su hijo desde que éste enfermó.
Al igual que nosotros, tenía puestas muchas esperanzas en su hijo. Quizás éste podría haber seguido el mismo oficio de su padre y haberlo ayudado en el trabajo. Pero no, la gravedad de su trastorno absorbe la vida del padre.
El padre le dice al Señor Jesús que su hijo es lunático. Esta palabra se utiliza solamente dos veces en el Nuevo Testamento; la otra referencia es (Mt 4:24) donde dice: "y le trajeron todos los que tenían males: los que padecían diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos. Y él los sanó".
El término "lunáticos" es la traducción del griego "seleeniazomai" que tiene por raíz "seleenee", es decir, la Luna. La idea es de ser afectado por la Luna. Observemos que esto es lo que el padre creía y no necesariamente el problema del joven. Al parecer en la antigüedad había personas que creían que los síntomas de epilepsia se debían a un insulto o agravio hecho a la Luna.