Su amor debe ser real y sincero. Detesten el mal y apéguense sólo al bien. Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros. No sean perezosos con los trabajos que deban hacer para el Señor, y hagan todo con entusiasmo. Alégrense en la esperanza, tengan paciencia en las dificultades y sean constantes en la oración. Cuiden a los necesitados que hay en el pueblo de Dios. Busquen y reciban en su casa a los que necesitan ayuda. Pidan que Dios bendiga a los que los persiguen; pidan bendiciones y no maldiciones para ellos. Alégrense con los que están alegres. Lloren con los que lloran. Vivan en paz y armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino amigos de los que la gente desprecia. No se crean mejores ni más sabios que los demás. No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien. Traten de hacer lo posible para vivir en paz con los demás. Queridos amigos, no traten de vengarse de alguien, sino esperen a que Dios lo castigue, porque así está escrito: «Yo soy el que castiga, les daré el pago que merecen», dice el Señor. Y también: «Si tu enemigo tiene hambre, dale comida. Si tiene sed, dale algo de beber. De esa manera le harás sentir vergüenza». No te dejes vencer por el mal, sino derrota el mal con el bien.
. (2 Corintios 6:1-2) La responsabilidad de la gran oferta de Dios.
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.
Romanos 12:9-21 PDT
Su amor debe ser real y sincero. Detesten el mal y apéguense sólo al bien. Ténganse cariño unos a otros, como hermanos. Den preferencia a los demás y respétense unos a otros. No sean perezosos con los trabajos que deban hacer para el Señor, y hagan todo con entusiasmo. Alégrense en la esperanza, tengan paciencia en las dificultades y sean constantes en la oración. Cuiden a los necesitados que hay en el pueblo de Dios. Busquen y reciban en su casa a los que necesitan ayuda. Pidan que Dios bendiga a los que los persiguen; pidan bendiciones y no maldiciones para ellos. Alégrense con los que están alegres. Lloren con los que lloran. Vivan en paz y armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino amigos de los que la gente desprecia. No se crean mejores ni más sabios que los demás. No devuelvan mal por mal. Preocúpense por ganar el respeto de todos haciendo el bien. Traten de hacer lo posible para vivir en paz con los demás. Queridos amigos, no traten de vengarse de alguien, sino esperen a que Dios lo castigue, porque así está escrito: «Yo soy el que castiga, les daré el pago que merecen», dice el Señor. Y también: «Si tu enemigo tiene hambre, dale comida. Si tiene sed, dale algo de beber. De esa manera le harás sentir vergüenza». No te dejes vencer por el mal, sino derrota el mal con el bien.
. (2 Corintios 6:1-2) La responsabilidad de la gran oferta de Dios.
Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.